Homo sapiens (m.n.t.) es un animal sin presente. Su cerebro emulador invade el espacio-tiempo y desborda desde el antes y el después el aquí y el ahora.
El cerebro de los sapiens (m.n.t.) es pre y postvisor. Sabe que la clave para sobrevivir reside en tener buena memoria del pasado, por supuesto, pero también del futuro, de lo que pudiera suceder. Sabe, por ejemplo, por experiencia ajena y consejo de expertos que las cervicales son frágiles y sensibles, que tienden a contracturas y pinzamientos. Sabe que si te dan por detrás en un semáforo estás perdido.
El cerebro sapiens (m.n.t.) está siempre a punto de caramelo. Tiene los síndromes preparados para ser activados por el temido desencadenante, el azote de la especie.
- ¿Y ese collarín?
- Me han dado en un semáforo. Por "lo visto" tengo un esguince cervical. Tengo que llevarlo un par de semanas. Cuando me lo quito veo las estrellas. Me duele a rabiar y me mareo.
- Conozco a uno que también tuvo un esguince cervical como tú, hace ya cinco años. Todavía anda con médicos, en la unidad del dolor, con el psicólogo... Le dicen que no tiene nada...
Puede que el zarandeo del semáforo no haya producido ningún desgarro interno pero sapiens (m.n.t.) no es de los que necesita que sucedan las cosas para sentirlas. Si su cerebro tenía ya dispuesto el síndrome del latigazo cervical basta con que se produzca el latigazo para que se dispare el programa del síndrome. Tiempo es vida. En supervivencia cuentan los milisegundos.
Sapiens (m.n.t.) va tan rápido que a veces se anticipa a los acontecimientos... Los pre-siente.
Una vez recibido el golpetazo con el consiguiente vaivén cefálico, el cerebro sapiens no pierde tiempo y empieza a recordar posibles futuros. El collarín ayuda a mantener la memoria del suceso y de sus consecuencias.
- No se lo quite en un mes. Tome estos antinflamatorios, relajantes musculares y dogmatil por si se marea. No use el ordenador y procure sentarse bien , con la espalda recta...
El cerebro del sapiens sanador (m.n.t.) tiene también el síndrome a punto de caramelo, dispuesto a dispararse como un resorte, tan pronto como le llegue la noticia del suceso, el desencadenante.
- El del box 4 es un accidentado. Le han dado en un semáforo estando parado. Parece que está bien.
- Ponle un collarín y le lleváis a rayos... Tendrá un esguince...
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- Tiene un esguince cervical. No se quite el collarín... en un par de semanas.
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Los semáforos desencadenan verdaderos dramas cervicales, no tanto por los destrozos que ocasionan en el cuello como por lo que el cerebro del paciente y sanador imaginan sobre ellos.
La víctima está condenada a vivir con un cuello desarticulado y dolorido, gestionado por un cerebro que no acaba de dar carpetazo al pasado ni al futuro.
Ya están las estrellas y los abetos con sus luces por los hiper... "A Belén pastorés... a Belén chiquitós..."
Ya es Navidad... aunque estemos en Noviembre...
11 comentarios:
Lo hemos hablado ya, pero todo apunta a que pertenecemos a una sociedad que crea enfermos. Nuestro sistema sanitario crea enfermos. Los expertos crean más enfermos que nadie...
El que los neurólogos sean la población con mayor índice de migrañas ya dice mucho sobre este asunto. Tengo el caso de un compañero, fisioterapeuta, que desarrolló todos y cada uno de los síntomas (que él conocía) después de que en un curso le "diagnosticaran" espondilosis anquilosante. No puedes imaginar cúanto se llegó a limitar él solo...
Creo que ciertamente vamos predispuestos a caer enfermos. "Estamos a la que saltamos". Y es sumamente importante conocer la importancia de nuestras expectativas y actitudes.
En un partido de fútbol (por ejemplo), cualquier contacto puede suponer una lesión, tener que dejar de jugar... los jugadores temen lesionarse y ante un "impacto" suelen retirarse del terreno a que les examinen hasta ver que realmente no ha pasado nada.
En un combate de boxeo, un púgil puede tener lesiones de relativa importancia y no apreciarlas hasta que ha terminado el combate (y el ajedrez mantiene niveles de estrés en sangre si no similares, iguales...).
Nuestra predisposición a padecer dolor, gracias a las "informaciones" (como el infufrible dolor de un parto sin epidural) nos "malinforma". Nuestro cerebro "hipocondríaco" (hipervigilante) procesa esa malainformación y ya tenemos el "Belén montado".
Bueno señores, si esto es así en su area de trabajo (vamos a hacer una división artificial...) imagínense en la mia. El mencionado por Arturo, síndrome del sanador puede llegar a serlo TODO. De hecho sospecho que entre la iatrogénia provocada por los sanadores, y la medicalización de los problemas vitales, nos quedamos en nada.....La verdad, un panorama muy negro....
Luego funciona mucho la conveniencia de que "la enfermedad" o la psicopatología se esté dando en tal o cual persona porque esto supondría invalidar su posición y sus demandas, además de hacer necesaria la presencia y la ayuda de los otros, que pueden estar muy interesados en ofrecerla. Me parece que son mas las veces que se da la ayuda mas en bien del interés de los otros que del supuesto enfermo.
En este punto me diría algún experto que la esquizofrenia es evidentemente una enfermedad, pero yo me preguntaría si la esquizofrenia no ha sido un proceso de enfermar donde el juicio y los actos de los expertos han ayudado de forma definitiva a que realmente se acabe enfermando.
La excomunión desde luego me la estoy ganando a pulso....
Villovi: recuerdo que en el blog trato un tema muy específico: el de los padecientes a los que no encontramos una enfermedad que explique satisfactoriamente los síntomas. Es en este universo de síndromes en el que hay que buscar, a mi entender, responsabilidades en los expertos.
En otros terrenos la labor de los profesionales es correcta. Así que en una orilla rescatamos sanos y en la otra generamos enfermos.
La Biología siempre pondrá un ramalazo alarmista en muchos de los sapiens. Si no fuera porque esta condición biológica hipocondríaca se encuentra con la información que se encuentra el problema no tendría la dimensión alarmante que va adquiriendo.
El problema es que los propios padecientes en muchos casos defienden las tesis de enfermedad, en sentido clásico, donde hay en realidad disfunción evaluativa, un cerebo equivocado.
Jesús: hay un empeño en situar todos los putnos de partida de las enfermedades en los genes como si se quisiera librar al individuo de toda responsabilidad.
El estado pastor y gestor se aviene a bendecir todas las nuevas enfermedades emergentes. No hay colectivo que tenga arrestos para hablar claro en estos temas. En la mayoría de los casos disponemos sólo de testimonios individuales.
Respondemos con más de lo mismo, pero en alternativo, con dietas, hierbas, místicas civiles, aromas y talleres de todo a cien.
¿Qué sería de nosotros Jesús, si todo esto no fuera así...?
Como se que te gusta, voy a discrepar contigo Arturo (desde mi humilde punto de vista, obviamente). La división que planteas es muy complicada: "el de los padecientes a los que no encontramos una enfermedad que explique satisfactoriamente los síntoma" puede resultar confuso. En el campo de la traumatología y ortopedia todo tiene una causa. El debate surge si pretendemos profundizar sobre si realmente es esa o no la causa del problema. Es como la etiqueta "fibromialgia". Hay profesionales que se conforman con dotar de un significado "genético" a la enfermedad y no necesitan buscar más.
En un paciente con dolor de espalda que presenta una protusión discal, ¿cuánto de su problema se debe a la protusión? ¿cuánto al miedo a lesionarse más? Tengo muchísimos pacientes en los que teóricamente existe un daño en el tejido con los que el abordaje se centra en otros aspectos (sin descuidar ese "tejido dañado").
Creo que se generan muchos enfermos a ambos lados (y se rescatan muchos otros, obviamente). Tú mismo cuando has hablado del "concepto cervicales". La gente presupone que sus problemas se deben a contracturas y pinzamientos y los profesionales les damos la razón. Todo esta en el cuerpo y la cabeza sirve para llevar gorra (que decía un profesor mio).
Lo único que quiero decir es que el cerebro puede recibir mala información en ambas orillas.
Villovi: creo que el concepto fundamental es el de necrosis consumada o inminente. Todo lo que no implique eso es una "lesión" irrelevante a la hora de justificar el dolor.
Me temo que estoy de acuerdo con lo que dices. Lo que sucede es que, a veces, me da miedo que se sobredimensione la tesis de que "todo está en el cerebro".
En general, los dolores crónicos no tienen un soporte lesional que los explique.
Cuando hablamos de desengaño amoroso, hablamos de romperse el corazón, de dolor del alma. Cuando alguien nos enfada o nos molesta le decimos que nos revuelve las tripas o que nos hierve la sangre. Cuando estamos inmersos en un lio, decimos que nos va a estallar la cabeza. ¿Esta forma de autoreferirnos nuestra experiencia no es acaso motivado por lo que millones de seres humanos han experimentado alguna vez?. Las emociones se sienten en el cuerpo, no en el eter o en el aire. Si alguien va al medico diciendo alguna de las frases anteriores, el médico buscará el motivo del síntoma en el cuerpo y no encontrará nada. En mi experiencia, me he encontrado con muchos pacientes con estos síntomas, que no relacionaban lo que les ocurria con sus vidas. Es decir, al que le hervia la sangre o tenia una pelota en el estomago, no se daba cuenta, o no queria darse cuenta de que eso solo le sucedía con su mamá (por ejemplo...). Entonces se van al médico que le hace cien pruebas y al final le dice que no tiene nada.
Se libra el paciente de su responsabilidad, y se libra el profesional, que en vez de tratar con temas tan desagradables, solo tiene que medicar y punto.
Por otra parte, evidentemente no todo está en el cerebro, o en la mente (NO tanto monta, monta tanto), pero si hay que contar con esta alternativa explicativa, me parece fundamental.
Un saludo.
Es que en cierto modo sí esta todo en el cerebro. Allí se procesa la información y por tanto el dolor. Una lesión X necesita de un cerebro para poder desarrollar dolor, aunque como bien dices, no debemos en ningun momento dejar de lado u olvidar ese tejido dañado.
Luego entramos ya en el complejo ámbito de cómo se diagnostica que realmente existe o no un daño necrótico y si ese daño necrótico es el causante del cuadro doloroso.
Un saludo.
"- Conozco a uno que también tuvo un esguince cervical como tú, hace ya cinco años. Todavía anda con médicos, en la unidad del dolor, con el psicólogo... Le dicen que no tiene nada..."
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¿El hecho de que le digan que "no tiene nada" implica que realmente no lo tenga? ¿Nunca hemos tenido pacientes que "no tenían nada", pero que al final se fueron diciendo:"¡sabía que me pasaba algo, que no me quejaba por vicio!"?
iMAM: cuando me refiero a "no tiene nada" quiero indicar que no existe un daño necrótico que destruye violentamente células. Para mí la disfunción evaluativa cerebral es tener algo, al igual que la disfunción evaluativa del sistema inmune que nos defiende erróneamente del aire que respiramos porque le atribuye peligrosidad inducido por la presencia de unas moléculas que pertenecen al gato o al polen.
Desde mi punto de vista la disfunción evaluativa de peligro es "algo" que puede hacer la vida imposible a los pacientes y que ni siquiera está considerada como origen de enfermedad por profesionales ni pacientes.
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