Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología. | We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology. |
lunes, 30 de noviembre de 2009
Palpar
La exploración clásica médica está (o estaba) constituida por cuatro gestos básicos: inspección, palpación, percusión y auscultación. Vista, tacto y oído.
Los pacientes describen la localización del dolor y el profesional debe tratar de detectar, sentir lo que lo causa, con ojos, manos y oídos, antes de lanzarse compulsiva y precipitadamente a la petición de pruebas de imagen.
Los neurólogos nunca hemos estado interesados en palpar el movimiento.
Los fisioterapeutas son palpadores natos. Miran el interior con las manos. Sienten el desplazamiento de los planos musculares, identifican zonas con movilidad reducida, fricciones, nódulos y bandas firmes en el músculo, contracturas... y, sobre todo, puntos dolorosos, puntos que al ser comprimidos evocan dolor en la zona que refiere el paciente.
La detección de un punto muscular firme, doloroso y que reproduce los síntomas es de gran impacto tanto para el paciente como para el explorador.
Basta aplicar a continuación alguna maniobra, manual, con aguja, infiltración anestésica... y eliminar el dolor para crear la convicción de que se ha dado con la clave del problema.
Hay un universo confuso generado alrededor del hecho incontrovertible de la existencia de puntos y bandas firmes, dolorosos e hiperexcitables en los músculos. Han dado lugar a varias etiquetas diagnósticas a lo largo del tiempo: fibrositis, miogelosis, reumatismo muscular... La etiqueta actual es la de síndromes miofasciales. Su marca diagnóstica: los puntos gatillo, a detectar por el explorador versado.
No hay una explicación clara para los puntos musculares gatillo. Parece que corresponden a puntos de unión entre nervio y músculo en los que se libera más acetilcolina (el neurotransmisor que hace contraerse al músculo) de lo habitual en condiciones de reposo.
El problema es cómo surgen y si son causa o efecto. ¿Duele porque hay puntos dolorosos gatillo o hay puntos dolorosos gatillo porque está activada cerebralmente la función de alerta nociceptiva?
Como siempre, hay explicaciones que sitúan el problema en la periferia: el músculo ha sufrido por diversos motivos y queda con esa condición hipersensible, mientras que otras lo desplazan al centro: el cerebro activa la alerta en una zona o acción y ello produce directamente el exceso de acetilcolina o indirectamente tras aplicarse un programa de hipomovilidad que altera, por contractura-desuso la fisiología de uniones neuromusculares, fascias, fibroblastos, matriz extracelular y músculos, con sus correspondientes nociceptores...
Todo es posible. Lo razonable es considerar todo aquello que pueda estar contribuyendo a la cronificación, al círculo vicioso.
Los fisioterapeutas tocan la disfunción muscular y debieran también sentir en ello la presencia inevitable de la evaluación cerebral, las creencias y expectativas, la modulación ascendente y descendente. Sólo desde esa doble expectativa, bidireccional, podrá recuperarse la función sin la penalización del dolor y la inmovilidad.
Al dolor de cabeza cada especialista le busca un origen acorde con sus prácticas. Los neurólogos presienten genes y desencadenantes no musculares en la migraña y tensiones musculares secundarias al estrés en lo que llaman "cefalea tensional". Los máxilofaciales palpan puntos dolorosos en las inserciones de los músculos faciales y los fisioterapeutas lo hacen en cuello.
El dolor de cabeza es geno-génico, psico-génico, cérvico-génico o facio-génico según quien lo analiza.
Al músculo lo pillan en todas las refriegas del dolor. No está clara cuál es su responsabilidad. Al fin y al cabo no es mas que un mandado...
6 comentarios:
Para matizar... el estrés se clasifica en eustrés y distrés.
Como para que puedan profundizar y dar un uso mas certero de las palabras.
Saludos.
Anonimo: matizado (correctamente) queda.
Saludos
Hola Arturo,
En el camino de la bidireccionalidad estamos, por cierto, entre otras cosas hoy me ha llegado tu libro, espero disfrutar de él como lo hago de este blog.
Al hilo de este post, a veces me encuentro personas(pacientes), con dolor,que se palpan, se palpan y encuentran, encuentran prominencias oseas, tendones, alguno un punto gatillo, la mayoría de las veces pequeñas partes de su anatomía, no descubiertas.
También me encuentro, personas, que se palpan, que encuentran, y que topan con alguien que les confirma lo que ellos ya sospechaban, que ese tendón que salta (si tu lo palpas tranversalmente), que ese punto gatillo, que esa prominencia osea, es el origen, centro de todos sus males.
Cuando hablo de aquellos que confirman lo incorfirmable, hablo de profesionales sanitarios, desde aquí(con tu permiso, Arturo) les doy las gracias por asustar cerebros.
Palpador Profesional.
Me temo que a mucho palpador y, posteriormete, perforador, estirador y masajeador, le ha costado tanto educar esta función que el agotamiento le ha sugerido no ir más allá ni pensar.
Y es que con este único primer aprendizaje periferalista y el conformismo, la fisioterapia no puede evolucionar más allá del taller de personas (el mono azul grasiento se sustituye por la bata blanca inmaculada).
La bidireccionalidad y el respeto al cerebro llegará, pero me temo que la cosa va a ir lenta.
Y, por cierto, como nos dejen recetar, la lucrosa novedad ralentizará aún más el proceso.
C.f.Prazer: también yo doy gracias a los alarmadores por darnos trabajo en esta convulsa época en la que tan preciado resulta recibirlo.
Saludos
Carlos: comparto tu pesimismo pero creo que las posibilidades ahora son mayores que hace un par de años. La línea Butler-Moseley empieza a sonar y soñar. Siempre habrá pacientes que agradecen encontrar planteamientos con rigor y honestidad.
Realmente sería una amenaza para todo ello el que los fisios entrarais en el universo del receteo con la inevitable presencia de los visitadores con sus agendas...
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