Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología. | We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology. |
lunes, 16 de noviembre de 2009
Palabrería...
El encuentro entre paciente y terapeuta exige, para ser exitoso, dos ingredientes básicos: el relato y la escucha.
- Buenos días. Dígame. Erase una vez...
Algunos pacientes se sorprenden de que les pidamos que nos cuenten la historia de su dolor. Hay sanadores que no abren la boca ni la oreja. Les basta mirar el iris o palpar la zona problema para sentenciar. Sorprendentemente eso les da mayor prestigio y credibilidad.
- ¿Qué quiere que le cuente? Me duele
- Cuénteme todo. Le escucho...
- Lo que quiero es que me miren...
- Ya miraremos más adelante pero prefiero escucharle primero...
No sin esfuerzo podemos conseguir arrancar algunos datos sobre el dolor. Algunos pacientes muestran abiertamente su malestar y mosqueo...
- ¿A qué vienen tantas preguntas...?
El mal ambiente generado en el relato no presagia nada bueno para afrontar el turno de las explicaciones.
- El dolor es un sentimiento muy complejo...
-¡¡ ¿Un sentimiento?!!
- Bueno, no me malinterprete. Lo que sentimos son sentimientos, sensaciones, percepciones o como quiera llamarlas. Usted siente dolor ¿no?
- No es una sensación. Tengo dolor y vengo a que me lo quite no a escuchar sus especulaciones...
Para el paciente el dolor es un algo material, físico, que ocupa un lugar en el espacio. Está allí donde él lo siente. El sanador detecta su presencia y aplica sus artes: pastillas, masajes, hierbas, una imposición, un conjuro o un certero tajo de bisturí. Cualquier cosa menos palabrería inútil.
- Últimamente ando mejor con unas hierbas que cogí en la feria medieval. Vi que ponía "para las jaquecas..." y me decidí a probarlas. Mal no me iban a hacer pues es medicina natural... Puede que también sea por la "osteópata". Le viene gente de todas partes, hasta de Francia... Me puso, en silencio, las manos por los hombros y, al cabo de un rato, únicamente dijo: "¡no vuelvas!"
El relato es auténtico, de la semana pasada...
Dicen los expertos en neurociencia que lo que percibimos está muy influido por lo que pensamos de ello. El dolor, mal que les pese a algunos pacientes, es algo percibido, luego tocado por el significado que contiene, tanto respecto a su origen como a su resolución.
Hay, afortunadamente, pacientes habladores... llenos de preguntas, ávidos de respuestas, necesitados de entender lo que está pasando. Acabado el turno del relato cierran la boca y abren los oídos de par en par. Puede que no sea suficiente pero es necesario que sea así para llegar a buen puerto...
- Nunca lo hubiera imaginado, que fuera el cerebro, así de simple...pero tiene lógica, me convence...
Para otros, es demasiado simple para ser verdad.
- No puede ser eso verdad. Es demasiado cruel. Todos estos años de sufrimiento, sólo porque mi cerebro... Me niego a aceptarlo. Casi... necesito que no sea cierto. Prefiero una enfermedad...
El cerebro defiende sus tesis aunque sean erróneas y conflictivas. Leon Festinger acuñó el término de disonancia cognitiva para referirse a este problema.
- No quiero saber eso que usted llama "verdad". Sería terrible...
7 comentarios:
Muy buena entrada. La comunicación es complicada sobre todo si nos sentamos frente a alguien poco receptivo, sin ganas de comunicarse. "Dos no conversan si un no quiere"...
Muchas veces en consulta me ha pasado exactamente lo mismo. Gente que cuando cruza el umbral de la puerta se quita la camiseta y se lanza directo panza abajo a la camilla. "¿Para qué tanta pregunta si lo que yo quiero es un masaje?"
Luego tenemos el problema de enfrentarnos a los dogmas y creencias del individuo. "Lo mio es una contractura (¿?) en las cervicales (¿?). Cuando me pasaba esto iba a un curandero que me pinchaba en las orejas y me untaba un ungüento a base de mostaza".
¿Y para qué viene a mi y no se queda con su mostaza?...
Pienso que es una tarea complicada, pero debemos intentar "sintonizar" con el paciente y buscar su receptividad, no enfrentarnos abiertamente de buenas a primeras con "su explicación" porque corremos el riesgo de no cuadrar con sus expectativas y que decida buscar una séptima opinión.
Un saludo.
Villovi: no sólo debe ser paciente el paciente sino también nosotros, a pesar de todos los obstáculos.Debemos intentar empatizar, pero el intento estará condenado al fracaso en demasiadas ocasiones.
Pues esto es mi pan de cada día. Yo no trato de plantear mi opinión (que lo és) como una verdad, digo siempre que es mi opinión profesional e incluso animo a buscar segundas, terceras y cuartas opiniones, ya que creo que esa es la responsabilidad del paciente, y al final del día, siempre se va a quedar con lo que mas le convenga (en el mas amplio sentido del término).
Un saludo
Jesús: el término verdad siempre me ha parercido demasiado severo y pretencioso pero algunas verdades ya tenemos sobre los procesos nociceptivos. En el peor de los casos, sabemos que es verdad que otras supuestas vedades... son falsas.
Cierto.....Y aún así, el paciente, como bien dices, puede decidir escogerlas.
Un saludo
Hola Arturo:
Soy David Carrascosa, fisioterapeuta y osteópata C.O., trabajo en Jaén. Antetodo quisiera felicitarte por tu blog, estoy fascinado por la información que aportas. Sobre el tema de la comunicación, estoy totalmente de acuerdo, hay pacientes que necesitan imperiosamente saber lo que tienen, ponerle un "nombre" a su dolor. El peligro que yo veo es que cada vez son mas los pacientes que acuden con su "diagnóstico" ya hecho por haber visitado algunas páginas no muy recomendables de Internet, te aportan hasta documentos e imágenes que dan sentido a su "teoría".
También es cierto que hay pacientes que con tan solo escucharles ya sienten como esa "carga" disminuye, mientras que otros prefieren que solo le "trates el cuerpo" y que no intentes comprender su dolor.
Lo cierto es que desde que asistí al seminario de explicar el dolor de David Butler he encontrado nuevas herramientas para poder explicarle a algunos pacientes (ya que otros no quieren ni hablar de tema) como funciona su dolor y la importancia del cerebro y de sus emociones.
Este seminario, junto con tu blog me está ayudando enormemente primero para saber más y luego para con esos conocimientos poder explicarselo al paciente con palabras sencillas y comprensibles.
Es por eso por lo que aprovecho para darte las gracias.
Te mando un afectuoso saludo: David
David: te agradezco tus palabras. Me animan a seguir con el blog, sabiendo que ayuda a concienciar a profesionales sobre la trascendencia del cerebro, del aprendizaje, y de nuestra función pedagógica en el tema del dolor.
Este enfoque obliga a actualizarse y renunciar a algunos principios, adquiridos incluso en la Universidad pero creo que merece la pena.
Saludos
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