Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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jueves, 18 de marzo de 2010

Cumple-un-año feliz (ma non troppo) y cierre (por meditaciones)



Tal día como mañana (19 de Marzo 2009) arrancó este blog. Se acerca la primavera pero he decidido hibernar. Necesito liberar la mente del disco rallado de sus contenidos, del decir siempre lo mismo cada día. Tengo en mente escribir otro libro, esta vez sobre la gestión cerebral del aparato locomotor, sobre movimiento, sobre el niño que quería ser movido pero su cerebro paterno no lo permitía por miedo a que se dañasen sus ¿delicados y desgastados? tejidos.

La experiencia del blog ha sido razonablemente positiva (para mí, claro). Lo dejo con un promedio de 200 visitantes diarios y con más de 300 entradas. El objetivo marcado era el de difundir una idea sencilla: existe una red neuronal que gestiona, con el sistema inmune, la seguridad del organismo pluricelular y que lo hace en nuestra sapiente pero ma-non-tróppica especie desde una concepción alarmista e hipocondríaca, gracias a una cultura guiada por expertos que nos abruman con información interesadamente sensiblera.

La cultura es un factor biológico de primer orden. Homo sapiens (ma non troppo) está condenado por sus genes a imitar copiando y pegando. El proceso imitativo no sería, de suyo, malo pues es una buena idea evolutiva la de analizar la realidad viendo sufrir (y disfrutar) carnes ajenas. De ahí vienen miedos y envidias, la pulsión a emular esa realidad observada, a representarla internamente para procesar sus pros y contras y su probabilidad.

El cálculo de probabilidades cerebral está condicionado emocionalmente por el temor y el deseo. Eso hace que actuemos en ocasiones de forma irracional impulsados por la posibilidad teórica sin el freno de la ridícula probabilidad de acierto que protege nuestras decisiones. 

- He conseguido un décimo de Doña Manolita. He tenido que hacer cola durante dos horas pero ya lo tengo. 

- Puede que hoy suceda algo terrible en la cabeza. ¿Por qué no? 

Lo percibido se nutre de una pequeña cuota de realidad sensorial y un gran resto de realidad imaginada, deseada, temida o irrelevante, predecible o impredecible.

Los tutores de la alarma continua, de "en cualquier momento y lugar y con cualquier desencadenante", alimentan el estado de excepción, la alerta roja, a la vez que ofrecen con la otra mano el "no te preocupes, estamos contigo para aconsejarte y aliviar el sufrimiento".

....................

Hoy pensaba limitarme a dar noticia del cumpleaño y despedirme discretamente pero, como es notorio, el disco rallado vuelve a robarme espacio y tiempo. 

Me callo.

Gracias a todos y nos volveremos a leer a la vuelta de las meditaciones.

Un abrazo bloguero.

 

miércoles, 17 de marzo de 2010

El alumnado




El enfoque pedagógico en la resolución del dolor, no asociado a daño tisular, tiene como objetivo modificar la falsa creencia (cerebral inconsciente) de que la zona que duele está amenazada. La intervención profesional no se ajusta al modelo esperado de paciente que relata sus síntomas y médico que pone un diagnóstico y un tratamiento. Mas bien reproduce un escenario escolar en el que el profe explica y el alumno escucha.

Se supone que el alumno ignora la materia explicada y tiene interés en aprenderla y que el profe conoce lo que explica y acierta a transmitir los conceptos.

El escenario no es exactamente así. Al alumno ya le han explicado la materia y viene sabido y leído pero este nuevo e inesperado profe le comunica que lo que ha aprendido es falso y que debe desaprenderlo para dejar sitio a las nuevas explicaciones.

El proceso de desaprender y reaprender tiene su miga. No siempre se consigue el objetivo marcado.

El alumno es fundamental. Debe despojarse de su condición de paciente que desea un tratamiento mágico y ponerse el hábito escolar. Una vez concienciado debe saber escuchar. No es fácil. Lo que le explica el novedoso profe es la primera vez que lo ha oído y en su cerebro todavía operan las antiguas creencias que se resisten a ser relevadas.

El desencanto se apodera a veces del alumno y la perorata del profe pronto se convierte en una fastidiosa verborrea que lo único que consigue es el refuerzo de las creencias que se pretendía derribar. El alumno ha entendido mal, justamente lo contrario de lo que se le quería hacer ver.

- No me ha convencido. Dice que me provoco yo el dolor... Tampoco me da ninguna solución. Pretende quitarme el dolor sólo hablando... sin pastillas...

Algunos alumnos están desesperados y vienen rebotados del indigno peregrinaje por las consultas en el que han captado el desinterés y, a veces, el desprecio hacia su relato de "me duele todo, a todas horas".

Los pacientes con dolor generalizado crónico tienen dificultad para quitarse la etiqueta de enfermo y ponerse la de alumno equivocado. Temen que por enésima vez el doctor no se ponga en su pellejo, no se haga una idea de lo que está pasando. Están concentrados en el relato de su calvario y continuamente interrumpen las explicaciones con comentarios referidos a su padecimiento y a su invalidez. Si se les pregunta por lo que se acaba de comentar son incapaces de recordarlo.

- Ando mal con la memoria. No consigo recordar nada. No me concentro...

A la memoria no le pasa nada. Está aplicada en recordar obsesivamente el pasado, analizar cada uno de sus rincones desde una óptica catastrofista. El monólogo interno impide la entrada de nuevo material. No tenemos alumno. El primer objetivo será el de conseguir una mínima actitud escolar, necesaria para empezar con las clases.

A veces nos encontramos con el alumno perezoso o con baja autoestima.

- Esto es muy complejo para mí. No conseguiré entenderlo nunca.

Las ideas básicas sobre el sentido de la función vigilante-protectora del cerebro son simples: el cerebro actúa como unos padres que especulan sobre los peligros que, según ellos, amenazan a sus hijos... Cuando evalúan peligro actúan buscando una conducta que les aleje de la amenaza... A veces los padres son excesivamente alarmistas e impiden una actividad normal del niño.

Hay alumnos brillantes. Subrayan los apuntes con lápices de colores, los leen y releen y se saben el texto de memoria. Sacarán excelentes calificaciones en el teórico pero no conseguirán aplicar lo aprendido para librarse del dolor.

- Me empieza el dolor. Le digo a mi cerebro: no pasa nada, no me fastidies con tus miedos absurdos... pero el dolor va a más y paso unos días horribles. He conseguido no tomar analgésicos, tal como usted me indicó, pero estoy fatal.

Tenemos el alumno del aprobado justo. No es capaz de repetir lo aprendido. Tiene una vaga idea de lo que se le ha dicho: cree que es razonable. No hace nada especial. Simplemente le afecta menos el dolor, no toma tanto calmante, procura concentrarse en lo que estaba haciendo y, aunque sigue con los dolores, no le hacen sufrir ni le condicionan su hoja de ruta.

- Voy mejor. He vuelto a ir al monte. He dejado los calmantes. Doler me duele, quizás algo menos pero puedo hacer una vida bastante normal.

Existe también el alumno ideal. El encantado con lo que ha escuchado. En un plazo variable ve cómo se van disolviendo todos los nubarrones de los síntomas y se despeja el cielo.

- No he vuelto a tener dolor. He dejado los calmantes. Hago vida normal. Me considero curada.

No es fácil ser un buen alumno pero es fundamental conseguir serlo. Por diversas circunstancias se produce el fracaso escolar.

No es fácil navegar contracorriente, en una escuela alternativa. No lo es ni para el alumno ni para el profe, pero merece la pena intentarlo. 





martes, 16 de marzo de 2010

Yo lo que sé es que...



El padeciente escucha la perorata sobre cerebro con un gesto poco prometedor. Aprovecha que uno coge aire para zanjar la cuestión...

- Yo lo que sé es que si ...(como chocolate, duermo mal, hace viento...etc...)...me duele.

Estamos educados ciudadanos y profesionales en el esquema simple de estímulo-respuesta. Entradas-salidas. Inputs-outputs. Causas-efectos. 

Dados dos agentes-estados que se suceden en el tiempo, el primero es causa del segundo. Post hoc ergo propter hoc...

Entre la entrada y la salida, entre estímulo y respuesta, entre lo primero y lo siguiente, suponemos un mecanismo simple de enganche causal, una clavija, una conexión (sinapsis) que hace inevitable la aparición del efecto una vez aplicada la causa.

La sinapsis (la zona de unión entre dos neuronas) sería el lugar donde se produce el efecto: la primera neurona recoge el estímulo, libera un mensajero-clavija que activa la neurona de la respuesta.

- Yo sólo sé que mete una carta en la chistera y sale una paloma... 

La realidad biológica es más complicada e impredecible, afortunadamente. Dos y dos no tienen un resultado preestablecido. Una de las posibilidades es: cuatro pero hay otras muchas.

Entre entradas y salidas, estímulos y respuestas, existen elementos ocultos, intermediarios. Son los que condicionan la respuesta. Se los conoce globalmente como "la caja negra".

La caja negra hace que la humedad "cause"dolor en una rodilla, la variación hormonal (femenina, claro) migraña y que salga una paloma de la chistera cuando hemos metido un naipe.

Los científicos se interesan a veces por los resultados, la conducta. Son pragmáticos. No quieren arenas movedizas ni especulaciones. Sólo comprobar que si A... entonces... B.

Los padecientes también quieren ser pragmátios: 

- Si haciendo esto se me quita...me vale.

Da lo mismo que se trate de un fármaco, unas hierbas "naturales", una cabeza de ajos en la puerta de la habitación o una zanahoria apretando la sienes...

Hay otros científicos que quieren desvelar los secretos de la caja negra, el truco de la chistera-palomar.

Sabemos que todo dolor es la consecuencia de una evaluación de amenaza necrótica consumada, inminente o imaginada (probabilística) por parte del cerebro. Entre el viento Sur y una crisis de migraña hay un cerebro-caja negra que atribuye peligrosidad en la cocorota a los días con viento Sur. Entre el viento y el dolor no hay mas que el truco de un cerebro hipocondríaco, alarmista, supersticioso. En la trastienda de la chistera hay una jaula con palomas que abre la trampilla cada vez que introducimos una carta.

Si desvelamos el secreto de la caja negra todo se disuelve. Lo complejo se vuelve simple, lo mágico vulgar y aburrido.

A los ciudadanos no siempre les gusta que las cosas sean "así de simples".

- ¿O sea que eso es todo? ¿Mi cerebro?

Desvelar el secreto de la caja negra cerebral pone en evidencia muchos tinglados de mercadeo pseudocientífico. Por ello se mantiene el desinterés por el conocimiento y aplicación de lo que vamos sabiendo sobre ella.

H ay padecientes que tienen una actitud científica loable.

- Querría saber el por qué de la migraña. Qué sucede en la cabeza para que me duela.

Escuchan con atención y respetan el silencio del par de segundos invertidos en coger resuello.

- Tiene lógica. Lo creo...

Otros siguen erre que erre: 

- A mi el calmante me quita el dolor. Sólo sé que si no me lo tomo, el dolor va a más pero si lo tomo pronto desaparece al cabo de un rato... luego...

A corto plazo parece rentable la política del "yo sólo sé...". A medio y largo plazo el individuo queda atrapado en su propio esquema de si... entonces... Su cerebro caja-negra exigirá conductas y activará respuestas ante todo tipo de irrelevancias.

- Yo sólo sé que si me tomo un claretillo luego tengo migraña.

El cerebro del "yo sólo sé..." ha encendido la alerta necrótica porque así lo dicen sus circuitos adoctrinados. El cerebro sapiens (ma non troppo), la maravilla de la evolución, seleccionado para leer el entorno y escoger la respuesta más adaptativa de la ecuación 2+2= X está enseñado a concluir que siempre 2+2= 4.

Eso sólo sucede en las matemáticas, y no en todas.

¿Dos más dos? ...Depende... de la caja negra...

domingo, 14 de marzo de 2010

Omnimodos




Homo sapiens (ma non troppo) es un Omnimodo, lo abraza y comprende todo...

Manosea el universo y saca rápido sus conclusiones. Después del manoseo queda lo intangible pero no es problema. El lenguaje permite cubrir los huecos.

Homo sapiens actúa como si lo supiera y pudiera todo, con omnisciencia, facultad reservada para los dioses.

Al ciudadano se le ha notificado la propiedad omnisciente de su especie y el derecho-deber a solicitar cualquier cosa que se le pase por la mente. Un buen ciudadano es el que conoce y reclama sus derechos, el ciudadano demandante.

El buen ciudadano demandante acude a veces a la consulta.

- Deme algo más fuerte que me quite el dolor. Lo que me ha dado el de cabecera no me sirve...

- Verá, el tema del dolor es más complejo. El dolor es la forma en la que el cerebro...

- No me cuente historias. Quiero (exijo) una solución.

La mayoría de los ciudadanos es razonable y se bajan de la nube de la omnisciencia médica con unas breves aclaraciones.

La omnisciencia está proclamada a diario por algunos sanadores de postín en "los medios".

- Hoy en día, el 95% de los dolores tiene solución. Si no es así es porque la cultura judeocristiana...

- En el 2000 habremos acabado con la migraña... (dicho en 1992)

- Descubierto el gen...

- Localizada la zona del cerebro que...

- Ello abre las puertas a...

Las buenas noticias, con la ayuda de los garbanzos que se come el ciudadano mientras las recibe, son tragadas por el garganchón audiovisual.

- Tengo visita con el neurólogo. Le voy a decir que me dé algo para quitarme la migraña...

Los sanadores no tienen problemas en construir explicaciones para lo desconocido. Siempre tienen donde señalar culpas. Genes y desencadenantes.

- El cerebro migrañoso es genéticamente defectuoso. Es hiperexcitable. Se dispara el "generador de migrañas" con cualquiera de lo más de 150 desencadenantes que hemos descubierto. Debe descubrir sus desencadenantes y evitarlos. Si aún así continúan las migrañas debe tomar estos fármacos preventivos. Si, a pesar de ello, viene alguna crisis, contrólelas inmediatamente con estos calmantes. Es importante también que deje lo que está haciendo y se meta a un cuarto oscuro y silencioso. Puede ponerse, si quiere, un paño frío apretando las sienes.  

Los sanadores olímpicos (del Olimpo, la morada de los dioses) son los que controlan lo que se hace y dice en las consultas. Son los guardianes de la apariencia omnisciente. 

El problema es que, realmente, homo sapiens no es omnisciente sino más bien todo lo contrario. Sabe que no sabe nada, aunque le cueste reconocerlo.

Tampoco hay que irse al otro extremo de la omnisciencia, la omnignorancia. Algo vamos sabiendo. El problema es que no lo aplicamos. 

- El cerebro es muy complejo... no sabemos nada...

- No es verdad. El cerebro es tan complejo como cualquier otro producto de la biología. El genoma de cualquier humilde célula está aún sin ser desentrañado en su ajetreo cotidiano. Del cerebro sabemos poco pero lo suficiente como para cambiar lo que hacemos y decimos cuando nos enfrentamos al tema del dolor sin daño desde la ignorancia consentida.

 Homo sapiens (ma non troppo) debería esforzarse en conocer bien lo poco que se sabe, proteger sensiblemente el universo cambiante de lo conocido con fiabilidad, lo que trabajosamente va incorporándose al acervo intelectual de la especie, lo que sabemos de nosotros mismos y de nuestra interacción histórica con el entorno. 

El modelo de organismo vigente en Medicina necesita una actualización para incorporar lo que vamos sabiendo sobre gestión neuronal del día a día de nuestro cuerpo.

Los neurólogos debieran ser los impulsores de esa renovación pero nada hace pensar que vaya a ser así. Piensan que transitan los caminos debidos, los únicos que llevan a algún lado.

En realidad son caminos mecanizados y vallados, preparados de antemano. Una vez dentro es difícil dejarlos y saltar la valla...

  

sábado, 13 de marzo de 2010

Ovejas negras



El rebaño desprecia la disidencia. No tolera otros credos. 

La oveja negra no podrá exponer libremente sus nuevas convicciones. El rebaño le hará el vacío o apagará su voz con un par de balidos a coro.

Hay algo que el rebaño no perdona: que a la oveja negra le vaya bien en su disidencia.

El rebaño desea que las cosas se tuerzan y puedan ver al disidente caído para hacer leña de su desgracia.

Ayer vi en la consulta a una oveja negra humillada, en apuros, vacilante.

- He estado tres años perfectamente y no sé qué ha pasado pero han vuelto las crisis. He tenido que ir a urgencias varias veces, como en los viejos tiempos.

El rebaño ha sido despiadado con el disidente caído. Les ha faltado tiempo para burlarse:

- ¿Por qué no le dices a tu cerebro que te quite el dolor...? 

El rebaño tiene pastores que mantienen la ortodoxia. Uno de los pastores atendió a la víctima en urgencias. 

- ¿O sea que te han visto el Dr D. y el Dr G.? Has ido de Guatemala a Guatepeor...

El Dr D. y el Dr G. somos un colega y un servidor, estigmatizados en nuestro propio Centro por los pastores del rebaño, no como lobos sino como ovejas descarriadas a los que se nos ha ido la olla y nos sacamos de la manga teorías propias fruto de la soberbia y el desvarío mental...

- Ese tiene una teoría...

- He estado tres años bien. Antes de que me atendiera "ese" venía a urgencias varias veces al mes.

- Báaaaa... Béeeee...

El rebaño no utiliza argumentos. Sólo desprecio y algún que otro insulto.

- Les veía contentos a mis amigos, viéndome en apuros...

La vuelta a casa del hijo pródigo no se celebra en el rebaño con júbilo. Hay regodeo por su desgracia. Su sufrimiento certifica que ellos están en el lugar correcto de lo que debe ser creído y hecho cuando duele la cabeza: tomarse el calmante y evitar el desencadenante, una vez identificado. 

Trato de recuperar el orgullo decaído de la oveja negra. Veremos lo que sucede... Las recaídas ponen a prueba al padeciente. Tiene que enfrentarse al dolor y a los comentarios y ofertas del rebaño...

Las Neurociencias han revolucionado el conocimiento de la biología del dolor. Debieran cambiar credos y prácticas de los pastores pero no creo que éstos se avengan a reconocer su ignorancia y reaprender el oficio.

Los neurólogos debieran ser los impulsores del cambio pero no se les oye... "el silencio de los... neurólogos" debiera comenzar a resultar ruidoso pero no hay ningún indicio de que algo vaya a cambiar. He leído las referencias del último Congreso sobre dolor de cabeza en el que 1.500 expertos han oficiado en Filadelfia, esponsorizados por los Laboratorios, sus rezos y cánticos. Nada nuevo. Ninguna referencia a la Neurociencia. Más de lo mismo... 

- Todo dolor es una respuesta normal de una valoración de amenaza por parte del cerebro...

Me cuenta una colega que una padeciente a la que expliqué el proceso neuronal de generación del dolor no le dio el visto bueno. 

- ¿Qué tal...?

- No me ha convencido. Lo mío es hormonal...

El entorno en el que nos movemos los disidentes no es fácil pero merece la pena. Nos permite rechazar la comida basura, prefabricada, la sopa boba... y disfrutar de lo que se cocina libremente en los fogones de la neurociencia aunque tengamos que darnos de comer aparte, clandestinamente...  


viernes, 12 de marzo de 2010

Mas dura será la recaída



- ¡Con lo bien que estaba!... Ha sido como un milagro. He estado un año sin ninguna crisis ¡y sin tomar pastillas!

Es un palo para el padeciente el volver a las andadas, a los viejos tiempos del dolor, el cuarto oscuro y las arcadas... después de haber estado disfrutando de un período de racionalidad cerebral.

- Tengo que tomarme los calmantes...

El dolor, en ausencia de daño necrótico, surge de la reconstrucción de un hábito adquirido en el pasado. El cerebro fóbico perdió la batalla frente a la racionalidad y tuvo que aceptar la decisión de la mayoría neuronal de optar por dar por buenas las nuevas explicaciones de la biología del dolor, las que sostienen que el dolor siempre es una decisión cerebral de activar una alerta sobre posibles-probables catástrofes en los tejidos. La aceptación del error trajo consigo la modificación de la toma de decisión, la no exigencia de comerse un tóxico adictivo para calmar los circuitos del miedo...

- Por qué ha vuelto el dolor si yo sigo pensando como antes, si estoy convencida de lo que me has contado...

Los circuitos cerebrales derrotados en la época de la racionalidad siguen tratando de reconstruir sus tesis alarmistas. Cualquier circunstancia puede darles nuevos bríos y retomar el poder de las decisiones.

Puede ser incluso el efecto aniversario. 

- Llevaba ya un año sin dolor...

El cerebro es un sistema inestable en el que conviven e interactúan colectivos neuronales de diversas tendencias. Cada decisión (cognitiva, emocional, perceptiva y motora) es la consecuencia de una compleja integración de sugerencias de todos los colectivos. Ninguno de ellos da por perdida la tesis que defiende.

- Tomar calmantes es como...

- Ya, ya sé... es como fumar... el cerebro me pone el dolor para que me los coma... Ya le digo que no pasa nada, que me deje en paz... pero no lo consigo...

Los fumadores con intención de dejar el tabaco consiguen a veces victorias y disfrutan de épocas de abstinencia. El cerebro racional gana y el individuo deja de ejecutar el rito motor complejo de sacar un pitillo, ponérselo en la boca, encenderlo, aspirar el humo tóxico, sacudir la ceniza, etc.

Las memorias adictivas son tenaces y saben esperar su turno. Cualquier día, sin que medie necesariamente ninguna circunstancia especial, algo interno solicitará con apremio el encendido de la recaída. 

La recaída a veces es fugaz. Todo se queda en una crisis aislada, en un par de cigarrillos-calmantes. Otras se reeditan todas las características de frecuencia, intensidad y persistencia de las peores épocas. Se vuelve a "más de un paquete diario..."

La recaída es una reconstrucción de las memorias de lo irracional. El miedo somático a la necrosis es una poderosa fuerza biológica que nunca será eliminada. Estará ahí latente, esperando condiciones que permitan su germinación... su rebrote.

La recaída no es fácil de gestionar. No hay armas específicas, trucos sacados de la manga, magia. Se vuelve a lo mismo: un cerebro alarmista ganado por una cultura que promueve la irracionalidad de los encendidos fóbicos y el consumo de tóxicos disfrazados de "medicamentos-solución" y un individuo con el conocimiento de la biología del dolor pero desanimado, desesperanzado, frustrado, confuso, indefenso...

Cuando uno recae debe relevantarse, reconstruir la misma actitud que permitió la derrota de lo irracional...

Cuando uno vuelve a fumar, debe volver a dejar de hacerlo.

A veces los demás no ayudan...

- Anda, no seas tonta y tómate el calmante. ¡Para qué vas a estar ahí sufriendo absurdamente...!

El repadeciente pone en la pelea demasiada carne, demasiado ímpetu ganador, demasiado orgullo herido, demasiada necesidad de conseguirlo, demasiada obsesión. Exige a su cerebro que le obedezca...

Creo que al cerebro no le van bien los tonos calientes del individuo. Funciona mejor lo templado, el sosiego...

Las recaídas son difíciles de gestionar pero es fundamental recuperar el timón de la racionalidad, reconquistar el poder de decidir a favor del sentido común...

Cuando uno ha perdido por K.O. debe volver al gimnasio a hacer guantes...



jueves, 11 de marzo de 2010

Apoptosis




Las células del organismo tienen el sustento y el cobijo garantizados (seguridad social) pero su vida pende de un hilo, no sólo por la presencia potencial de agentes y estados destructivos térmicos, mecánicos, químicos e  infecciosos sino por el exigente control de calidad y seguridad impuesto por el propio organismo.

Para serle concedido el permiso de residencia, para ser tolerada y tutelada cada célula debe garantizar que cumple eficazmente con su trabajo, que se reproduce sólo lo justo (control de natalidad) y que cuando lo hace las copias del material genético son correctas (eugenesia).

Ante  la mínima incertidumbre sobre deficiencias en eficacia y seguridad, se activa un programa de muerte controlada cuyo resultado es el desmantelamiento cuidadoso de la peligrosa química intracelular de la célula señalada. El programa de muerte controlada se puede poner en marcha por decisión de la propia célula al detectar la imperfección (suicidio-inmolación altruista) o por el sistema inmune si detecta señales de peligro expresadas en la membrana. 

El sistema inmune activa el programa también con visión de futuro. Los leucocitos que acuden a un foco necrótico resultarán probablemente dañados en la arriesgada tarea de remover el peligroso material de la necrosis. No se espera a ver su estado en el hospital de campaña cuando vuelven del campo de batalla. De hecho no hay hospitales ni médicos celulares. Sólo control de calidad y garantías. A los leucocitos que han contactado con la pestilencia necrótica se les presupone peligrosamente tocados y se decide que lo mejor para todos es que fallezcan (programada y controladamente) en acto de servicio. Serán autoinmolados por decisión ajena: "he ordenado que te suicides".

 Hay varios programas de muerte celular controlada. El más conocido es la apoptosis. Es un palabro griego que significa: "caída de la hoja".

Los árboles deciden desprenderse de sus hojas cuando éstas reciben más que lo que pueden dar. Desactivan los hilos del cordón umbilical y basta una ligera brisa o el propio peso de la hoja para que caigan el suelo en Otoño. La apoptosis no hace sufrir al árbol sino que lo libera de la pesada carga de aportar recursos a algo inútil.

La apoptosis celular, al igual que la caída programada de las hojas, es rentable y no provoca reacción defensiva (inflamación). El organismo se libra de individuos celulares seniles, enfermos o simplemente inciertos o innecesarios. Nadie comerá la sopa boba. Sólo hay rancho para los individuos celulares eficaces y seguros.

La muerte programada (apoptosis) está sometida a evaluación, es decir, a error. El organismo puede equivocarse (nada biológico es infalible) y generar muerte programada en tejidos sanos y aptos para el servicio. 

Al organismo se le va la mano cuando olfatea en sus individuos peligro actual, inminente o imaginado o, simplemente, ineficacia actual, inminente o imaginada. 

Cuando se olfatea necrosis (muerte violenta) se encienden inflamaciones y dolores y cuando lo preasumido es ineficacia y falta de garantía se activan los programas de la inmolación celular o del individuo. 

La apoptosis del individuo a veces sólo es transitoria y funcional. El organismo le invita a darse de baja, a enfriar motores y voluntades y sumirse en un proceso de reflexión crítica sobre el pasado-presente-futuro.

El desánimo, la adinamia, la falta de placer (anhedonia), el desinterés social expresan la voluntad del organismo de que el individuo renuncie a sí mismo, se autoinmole, desaparezca o al menos renuncie a sus proyectos y recapacite...

Hay veces que el programa de apoptosis funcional del individuo puede ser rentable. Una hibernación, un alto en el camino, puede venir bien para superar inviernos físicos y sociales y/o repasar acontecimientos adversos.

En esto el organismo también puede equivocarse e írsele la mano con el suspenso al evaluar rentabilidades.

La depresión es el equivalente a una apoptosis simulada, funcional. El individuo queda suspendido como voluntad, dinamismo y propósito siendo sometido a un proceso de rumiación analítica negativa sobre lo que ha sucedido y pudiera suceder. 

También el organismo y el individuo pueden equivocarse en las evaluaciones y darse de baja (física o funcionalmente) para la acción sin que se den las circunstancias que hacen rentable la decisión.

La decisión de encender programas defensivos o de apagado es siempre difícil y arriesgada. 

El organismo optará por encender en exceso inflamaciones, dolores, desánimos y cansancios y el individuo inacciones y reflexiones catastrofistas siempre que en el impasse esté garantizado el sustento y cobijo (cobrar el paro).  

La sociedad de la garantía nos provee cobijo y sustento en la inactividad pero ello produce la contrapartida de la pérdida de bienestar, del biensentirnos y bienevaluarnos. 

Paradójicamente la sociedad garantista promueve la percepción-evaluación de vida miserable. Puede que sea debido a que hemos eliminado la incertidumbre real y la hemos sustituido por una incertidumbre especulativa catastrofista. Hemos hipotecado el presente por una especulación catastrofista del futuro.



miércoles, 10 de marzo de 2010

Telemando



El cerebro está de moda. Las revistas están a rebosar de estudios en los que se localizan en fotos de colores los lugares donde se efectúa cualquier tarea que se le ocurra investigar al experto de turno, nuevos genes para cualquier rasgo y nuevas moléculas para cualquier proceso.

Localizados genes, oficinas y procedimientos todo será cosa de coser y cantar. Recompondremos genomas según modas y caprichos, estimularemos o adormeceremos recovecos cerebrales dormidos o hiperexcitados y bloquearemos a nuestro antojo las moléculas intermediarias responsables últimas de que percibamos lo percibido, si nos resulta insoportable.

Pronto no sólo tendremos nuevos fármacos anti-algo (¿qué pasa con los fármacos pro-algo?), estimuladores magnéticos de bolsillo y cápsulas con modificadores de genoma.

El dolor de cabeza ya no dará dolor de cabeza a los expertos en dolores de cabeza. Bastará aplicarse un inofensivo campo magnético en el cogote para librarse de la migraña. El ruido magnético añadido a la compleja red de diminutas señales electromagnéticas de la corteza cerebral anulará la actividad que da soporte a la decisión cerebral de proteger (innecesariamente) la mollera, decisión causante del despropósito de la crisis. Será como un electroshock pero no tan bestia. Algo delicado, inofensivo `pero sumamente eficaz.

Tendremos una especie de mando a distancia que apague la pantalla de la consciencia selectivamente. Como sabremos dónde se cuece todo le daremos al canal correspondiente y el magnetismo dejará el trabajo cerebral en suspenso si nos resulta inoportuno.

El cerebro ya no será lo que era, un hombrecillo absurdo que nos somete a sus temores ridículos por obra y gracia de unos genes no menos absurdos que se han seleccionado, no se sabe cómo ni para qué pues lo único que hacen es mortificar sin ninguna prestación a cambio.

Homo sapiens sapiens (ma non troppo) por fin cumplirá su sueño de "todo controlado".

- Con los adelantos de hoy en día ¿cómo es que no hay nada para quitarme un simple dolor?

Los sanadores-aliviadores ya no sufriremos el bochorno de reconocer nuestras vergüenzas terapéuticas.

- Le receto este estimulador magnético. Se lo aplica en la nuca cada vez que note dolor.

El estimulador magnético será como un spray que inmoviliza al depredador de turno.

¿Qué pasará con el cerebro? ¿No reaccionará? ¿No recompondrá su redes para evitar que el usuario desbarate sus trabajosas decisiones a su antojo?

Hay una propiedad notable de lo vivo: la irritabilidad, la cualidad de afectarse por agentes y estados y responder. Los gérmenes reaccionan ante los antibióticos y los cerebros reaccionan también frente a los procedimientos anti. Me temo que el cerebro dispone de recursos más que sobrados para recomponer y fortalecer sus redes. El organismo no es un robot teledirigido y programado por el individuo.

Una neurona aislada defiende su equilibrio de diminutas corrientes generadas en los canales de los receptores. Si se le bloquea un canal reorganiza el resto para restablecer sus propósitos. Podemos eliminar algunas letras del cajón de letras de la imprenta para impedir que se imprima una frase pero la idea será expresada con otras palabras o será entendida con las mismas aunque le hayamos eliminado aquí y allá unas "pes", unas "haches" o unas tildes. Los significados seguirán dando con el camino para convertirse en texto.

 Los estimuladores ya están ahí. Se aplican en las Grandes Clínicas Privadas.

Toxina botulínica para las arrugas de la piel y toxina botulínica para las arrugas del músculo, contracturado por el estrés. Toxina botulínica para la cefalea tensional.

Ruido (toxina) magnético para las contracturas-arrugas de los circuitos corticales. 

Piel, músculo y cerebro planos... 

martes, 9 de marzo de 2010

Los cambios afectan



- He comprobado que me afectan los cambios de tiempo...

Es un comentario frecuente en los padecientes de dolor. Si ellos lo dicen es que es así. Basta con que vaya a cambiar el tiempo para que aparezca el dolor proyectado sobre cualquier zona del organismo.

¿Conclusión?

Si el cerebro detecta cambio de tiempo y lo considera relevante para la integridad tisular activará la función de alerta del dolor sobre la zona bajo sospecha. En la zona protegida por el dolor no sucederá nada relevante con el cambio de tiempo pero el cerebro la protegerá sensiblemente durante la transición meteorológica. El individuo estará afectado por el encendido del programa. Tiene razón: los cambios de tiempo acaban afectándole, doliéndole.

Sucede lo mismo con los cambios de actividad laboral. Hay padecientes migrañosos que sufren la tortura de la crisis en fines de semana. Se enciende la alarma el sábado por la mañana y se desactiva para volver al tajo el lunes. Los padecientes hacen pruebas: dejan el cubata de la cena del viernes, se levantan el sábado a la misma hora de los días laborables... Todo en vano. La migraña sigue acudiendo a la cita de la transición entre dos estados bien distintos: trabajar o no trabajar. Esa es la cuestión.

La variación hormonal es otro clásico... en las mujeres. Se supone que los varones no tenemos variaciones hormonales. Los cambios en los estrógenos hacen que la migraña aparezca cuando descienden en los días de la menstruación. Otras veces lo hacen cuando suben, en la ovulación, otras en ambos momentos. A veces la migraña se apaga con la menopausia, otras se enciende o reaviva. Lo importante es el cambio no su contenido concreto.

La transición del reposo al movimiento y viceversa es otro cambio importante. A veces el dolor se aplaca con la acción y otras aparece al finalizarla. 

Los cambios siempre son relevantes. Obligan al cerebro a resetear, a aplicar un programa de alerta para sintonizar con la nueva condición, tomarle la medida del peligro teórico que conlleva. Los nuevos momentos y lugares pueden ser considerados como irrelevantes y el cerebro les aplica el sello de "tranquilos todos, no pasa nada" o, al contrario, activar el: "atentos todos...nueva situación".

El cambio puede contener una transición de un estado seguro a uno peligroso, en cuyo caso el dolor nos muestra que entramos en terreno de peligro de daño necrótico en los tejidos. Haremos bien en tomar nota de dónde se encuentran los límites. Acercar la mano a la chimenea da calorcillo pero si la acercamos demasiado el dolor nos indicará que hemos traspasado la barrera de seguridad.

Muchas veces el dolor promovido por el cambio (meteorológico, hormonal, actividad muscular...) muestra la transición de un estado de confianza cerebral a uno de alerta. El cerebro activa la alarma con la nueva condición como resultado de sus previsiones alarmistas. 

Hay individuos que por genesy/o crianza son buscadores de novedad. Los cambios les ponen. Los necesitan para calmar su instinto explorador. Otros tienen la tendencia contraria: prefieren que no haya novedades en su mundo. La evitación de novedad puede asociarse al miedo a la transición, al miedo al daño (desde la perspectiva cerebral).

Ni los cambios de tiempo ni los hormonales ni los laborales ni los locomotrices ponen en peligro a los tejidos normales (vale el "suficiente"; no es necesaria la matrícula de honor). Si el cerebro activa las alarmas es porque los teme y si los teme es porque ha aprendido a temerlos a golpe de biología (alerta al cambio) y escuela (sensibilización cultural). 

- Me afecta la primavera.

- Tiene usted alergia al polen de las gramíneas.

- El polen me toca las narices y me las afecta... se inflaman.

- No es el polen ni sus narices. El polen es inofensivo y sus narices son suficientemente normales. Es su sistema inmune que no tolera un aire con polen. Lo teme...

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- El cambio de tiempo me afecta la rodilla. Lo noto porque me duele.

- No es el cambio ni su rodilla sino su cerebro que le ha cogido miedo...

- Se equivoca. No es psicológico. Me duele...

Los padecientes sensibles a los cambios se muestran remisos a veces a perder su fina sensibilidad a los cambios. Eso les pierde.

El organismo puede desarrollar habilidades extraordinarias para detectar sutiles variaciones físicoquímicas en el entorno (externo e interno) celular. Sólo darán lugar a un informe consciente si existe relevancia en la variación.

- Este vino es un crianza del 92...

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- Va cambiar el tiempo...

  

lunes, 8 de marzo de 2010

La prensa sensacionalista cerebral (el tálamo)



Todos los caminos de los sentidos (menos el olfato) van al tálamo. Desde allí la información sigue ruta hasta los centros de procesamiento. 

El tálamo es una estructura en forma de huevo, alojada en el sótano del cerebro. Según los libros, es una "estación de relevo sensorial", un lugar donde se depositan los mensajes y desde el que se distribuyen a su destino. Para los libros y quienes los leen el tálamo no pinta gran cosa. 

La realidad es bien distinta. 

En primer lugar, no existen neuronas puramente sensitivas y puramente motoras. Hemos clasificado las neuronas en aferentes, sensitivas (llevan información sobre lo que está sucediendo) y eferentes, motoras (llevan órdenes sobre lo que debe responderse a lo que sucede). En el principio de la existencia de las neuronas sólo había una que hacía las dos labores: detectar y responder. La evolución va añadiendo a lo que hay sin suprimirlo del todo. La red neuronal es un conjunto de capas de procesamiento-respuesta. El organismo debe actuar de forma coordinada y para eso es fundamental que cada componente informe de sus intenciones al resto no vaya a ser que nos descoyuntemos en cada intento.

Al tálamo le llega información de abajo-arriba, no sólo de lo que sucede sino también de lo que se ha respondido en las capas inferiores. Además de lo que sucede y lo que se ha decidido en las bajuras, al tálamo le llega información de arriba-abajo sobre lo que se ha decidido hacer en cada oficina cerebral, en base a la información recibida (respuesta) y/o en base a predicciones. 

La información sobre lo que está sucediendo en ese momento y lugar, según señales visuales, tactiles, gustativas, auditivas... no llega al diez por ciento de la información que llega a los núcleos talámicos.  El resto es información sobre evaluaciones de los distintos centros de procesamiento.

El tálamo integra la información de lo que sucede y lo que se opina y gestiona la relevancia de los sucesos, dirigiendo la atención hacia un aspecto de la realidad o hacia lo que se opina anticipadamente sobre ella.

La percepción es un proceso evaluativo, una interpretación de las confusas y débiles señales del entorno (interno y externo). Cada oficina cerebral analiza los garabatos sensoriales y emite continuamente su valoración de lo que probablemente hay. Todos los informes pasan al tálamo. El diálogo entre una zona de la corteza cerebral y otra vecina no es directo. Pasa primero por el tálamo. No hay conexiones córtico-corticales. Siempre son córtico-tálamo-corticales. 

Las señales nociceptivas (información sobre nocividad potencial) y las irrelevantes (tactiles) se pueden encontrar con un tálamo vigilante, atento y sensible a todo lo que suceda en un lugar o indiferente pues hay cosas más importantes. 

El dolor en una zona puede ser debido a un suceso que bombardea al tálamo con señales de destrucción de sus tejidos o a un cerebro que lo bombardea con augurios e incertidumbres. Tan dolor es uno como otro. El tálamo abre y cierra filtros y amplificadores, tanto de los flujos de señal periférica como los de las especulaciones. 

El cerebro imaginativo, anticipativo colisiona con el mundo real. A veces la fuerza de lo imaginado domina el contenido de lo percibido y podemos ver personas y oir músicas inexistentes. Para ello no es necesario estar majara. Basta con que haya problemas serios de visión o audición. Los sentidos borrosos por enfermedad no pueden neutralizar el proceso imaginativo y surgen las alucinaciones. Son el resultado de un cerebro imaginativo normal y unos sentidos deficitarios.

El cerebro catastrofista, hipocondríaco, fóbico, construye hipótesis emocionadas (relevantes) sobre supuestos e inminentes daños y consigue desbordar el control de las señales periféricas que no cuentan nada sobre supuestos daños. El tálamo prioriza el temor central y abre los filtros a cualquier indicio periférico que corrobore lo temido. El círculo vicioso está servido. Todos los estímulos pueden ser sospechosos. El dolor se alimenta de miedo fóbico. El sistema se retroalimenta positivamente, resuena. El dolor va en aumento hasta alcanzar el nivel de saturación. 

Las publicaciones sobre dolor hablan hasta el aburrimiento del asta posterior, el lugar de la médula espinal donde se produce el primer relevo de señal nociceptiva. Al parecer allí se decide todo. El asta posterior es la madre de todos los dolores erróneos. Sus errores decidirán el futuro. Aguas arriba (o abajo, según se mire) todo es ya secundario, unos toques emocionales, cognitivos, añadidos al dolor ya construído en el asta posterior. 

El tálamo es el consejo de redacción del periódico perceptivo. Allí se decide letra a letra lo que se publica en la pantalla de la consciencia. La mayoría de las noticias son probabilísticas: "pudiera pinzarse un nervio, rozar una vértebra, inflamarse un... etc. El individuo, el lector del periódico perceptivo no sabe si lo publicado es real o simple ficción. Nadie le ha explicado que el periódico es un mix de sucesos reales e imaginados.

El tálamo es el corazón de la red neuronal, el lugar donde se cocinan los ingredientes aportados por los sentidos. A veces la materia prima es fresca, recién recolectada. Otras se echa mano del congelador, de la comida prefabricada... Al individuo todo le sabe rico... si tiene hambre.