Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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viernes, 6 de noviembre de 2009

Copia eferente y dolor


Hay conceptos básicos de neurofisiología, absolutamente imprescindibles para comprender el funcionamiento del organismo y, más específicamente, para entender la interacción organismo-individuo, la forma en que el cerebro presenta a la consciencia sus evaluaciones sobre la realidad, externa e interna.

Uno de esos conceptos básicos es el de
copia eferente.

Lo que percibimos es lo que el cerebro decide que percibamos, aquello que, según sus evaluaciones, tiene más relevancia. Con objeto de resaltar lo interesante filtra lo irrelevante, lo difumina convirtiéndolo en un fondo apenas percibido sobre el que resalta lo que quiere resaltar.

El proceso de filtrar o difuminar lo irrelevante es posible gracias a que el cerebro puede predecir los efectos de sus acciones: si levanto la cabeza del suelo y miro para arriba el cerebro sabe que el suelo desaparece del campo visual y que irán apareciendo las paredes y finalmente el techo. La zona cerebral que construye el programa que lleva la cabeza hacia arriba contiene ya la información sobre los efectos sensoriales que se van a producir. Cada acción lleva consigo esa información sobre consecuencias sensoriales. Si estas consecuencias son irrelevantes, el cerebro no les presta atención y pasan desapercibidas por el individuo.

La información sobre efectos sensoriales anticipados se denomina
copia eferente.

- Te mando al chaval a que recoja el paquete.

(suena el timbre, al cabo de un rato)

-¿Eres tú Manolito?

Cada vez que nos movemos se producen estímulos mecánicos, visuales, sonoros, olfativos... Elevar un brazo genera tensiones en músculos, tendones, articulaciones... El cerebro guarda memoria de todos esos estímulos y los anticipa. Si no hay ninguna previsión de relevancia (daño, por ejemplo) toda esa carga estimular mecánica se filtra y no notamos el esfuerzo de elevar el brazo.

Cuando hay una evaluación de amenaza imaginada el cerebro fija su atención en las consecuencias sensoriales de las acciones, les concede relevancia. Cualquier intención de realizar una acción activará una copia ya no de estímulos reales sino imaginados, los que teme se produzcan. La función filtro está suspendida y en su lugar se amplifica la generación y tráfico de señales mecánicas. El resultado es que se proyecta a la conciencia dolor aun cuando no se haya producido ninguna lesión. El dolor retroalimenta positivamente (confirma erróneamente) la previsión de daño y el proceso de amplificación continúa.

La percepción de normalidad sólo se consigue cuando el cerebro elimina la relevancia de nuestras acciones, las filtra porque no contienen peligro ni interés.

El que la copia eferente se encuentre en estado de irrelevancia o en alerta depende de la evaluación producida en el conjunto de las zonas cerebrales. Una de ellas es la corteza prefrontal, donde se da o se quita trascendencia a la información. Desde la corteza prefrontal se decide si las acciones contienen o no peligrosidad.

Un cuerpo en movimiento puede filtrar todos los estímulos mecánicos y estar libre de dolor. Si el cerebro evalúa peligro pondrá amplificadores en vez de filtros.

- Dicen que hay una banda de ladrones. Llaman al portero y te engañan diciendo que vienen a revisar el gas...

(suena el timbre)

- ¡No abras!

Recuerde:
copia eferente...

4 comentarios:

Anonimo ;) dijo...

Hola Arturo, hace poco descubrí tu blog. Tenes muchos articulos interesantes.
Muchas gracias por la informacion que brindas.

Saludos.

Arturo Goicoechea dijo...

Anonimo: muy amable. Espero que te resulte provechosa.

villovi dijo...

Hola Arturo. Vuelvo puntual a mi cita tras unos días de desconexión.

Muy interesante lo que planteas de la copia eferente. Me sigue interesando mucho el asunto este de cómo el cerebro filtra la información y yo la percibo. Esto del individuo y el cerebro. Ayer fui a comprar el libro: "El cerebro y el mito del yo" que nos recomendaste, pero salí de la libreria con "Los laberintos del cerebro" de Ramachandran (Fantasmas en el cerebro esta descatalogado...).

¿El efecto de la magia tiene relación con este sistema? Imagino que así será puesto que anticipamos lo que va a pasar y de pronto, sucede algo completamente distinto que nos deja turbados... lo digo porque de ser asi supongo que existirá información al respecto para poder indagar un poco más en este concepto y ahondar más en su relación con el dolor y el estado de alerta nociceptiva.

Muchas gracias por la entrada y un saludo.

Arturo Goicoechea dijo...

Villovi: creo que "el cerebro y el mito del yo" está colgado en internet.

Sobre la magia hay una neurocientífica gallega, Susana Martínez Conde que se ha dedicado a la correlaciones entre los juegos de magia y la percepción.

Los magos utilizan todo tipo de trucos, básicamente el llamado parpadeo atencional. Cuanto más atento estés para cazarles mejor para ellos pues te colocan un estímulo imprevisto (el parpadeo atencional) y el cerebro alerta no pued evitar atenderlo. En ese mpomento te colocan la trampa. También optimizan las ilusiones ópticas y la capacidad creativa cerebral. Actúan empíricamente, sin conocimientos de neurociencia pero son unos maestros.

Creo que se reunen periódicamente magos y neurocientíficos para integrar sus conocimientos.