Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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martes, 28 de abril de 2009

Dolor y daño


En la migraña hay dolor pero no daño. El lenguaje confunde ambos conceptos y es fundamental distinguirlos nítidamente. 

Daño se refiere a la alteración de la integridad de algo. En el tema del dolor, desde el punto de vista biológico, es decir, celular, se presupone que nos referimos al daño violento, necrótico. 

El daño necrótico es un hecho ofensivo, negativo. Ha destruido una zona y pone en peligro la integridad de las células vecinas. Algo debe hacerse para limitar su poder letal. El organismo, a través del Sistema Inmune y Nervioso detecta la necrosis y pone en marcha la respuesta inflamatoria salvadora. El dolor forma parte de esta respuesta. 

Dolor es una percepción de vivencia negativa, desagradable, que notifica al individuo el suceso necrótico y le presiona a participar en la defensa. Es, por tanto, defensivo, necesario, beneficioso. 

Tal como hemos indicado en anteriores entradas no existen receptores, circuitos ni centros del dolor. No hay neuronas que detectan el dolor

En su lugar existen receptores del daño necrótico, neuronas que lo detectan y disparan con sus señales de peligro la inflamación a la vez que envian mensajes S.O.S. al cerebro. Esos mensajes angustiados de las células en peligro son los que encienden el programa dolor. Hay neuronas distribuidas por diversas zonas cerebrales que construyen (no sabemos cómo) esa peculiar y poderosa percepción que llamamos dolor.
 
Cualquier cosa puede desencadenar dolor si se le acopla la convicción de peligrosidad o inconveniencia. Todo puede ser un desencadenante. Sucede lo mismo con la alergia. Todo puede desencadenar una reacción alérgica. 

Todo puede inducir al error al Sistema Inmune y al Sistema Nervioso. 

Lo irrelevante no produce daño, no tiene ese poder. Para destruir células y tejidos hace falta aplicar una suficiente energía destructora: térmica, mecánica, biológica o química. Los famosos y tediosos desencadenantes, tan queridos por los neurólogos, no contienen ninguna capacidad oculta de destrucción. El viento Sur sólo es destructor si arranca una rama y nos cae encima de la cabeza. El sol se limita a calentar y enrocejer levemente la piel. No produce el efecto de una quemadura por una llama. 

Una crisis migrañosa no desenmascara una condición de enfermedad, tal como sostienen la mayoría de los neurólogos. El cerebro migrañoso no es frágil, sensible ni vulnerable. No hay cambios físicos ni químicos que pongan en peligro la integridad del interior del cráneo. No hay amenaza de daño necrótico. 

La migraña desenmascara un error de evaluación de peligro. El cerebro migrañoso es robusto pero está equivocado. No hace falta cortarse la cabeza para acabar con el dolor. Basta con desbaratar las convicciones cerebrales de amenaza de necrosis. Basta con desactivar en la red el temor al daño. 

Las terapias "eficaces" consiguen apagar la furia migrañosa a base de calmar la angustia cerebral. No hay moléculas, ensalmos, energías, ni conjuros que disuelvan con su poder el dolor. Si aparentemente lo consiguen es porque han engañado con una mentira piadosa al asustado cerebro. 

No es recomendable solucionar un engaño al cerebro con otro engaño. No tiene sentido asustarle con una patraña como la del chocolate para calmarle con otra como la de cualquier terapia.  

4 comentarios:

Lulú dijo...

¿Hay algún protocolo a seguir en las terapias "eficaces"? ¿Son terapias individuales?
¿Dependen del desencadenante?

Gracias Doctor por este blog, me está ayudando mucho a comprender el funcionamiento del dolor, cosa que nunca me había planteado.

arturo goicoechea dijo...

La teoría que expongo en el blog es de mi cosecha aun cuando está construida con conceptos básicos sólidamente establecidos por la investigación sobre dolor.

En la consulta veo a los pacientes individualmente y además de facilitarles material pedagógico (este blog ha nacido con esa intención)discutimos los conceptos desde la perspectiva de circunstancias y dudas personales.

El enfoque entra dentro de las llamadas terapias cognitivo-conductuales. Básicamente consisten en exponer las falsas creencias y modificarlas y hacer ver que el afrontamiento, la conducta, es inadecuada.

Las creencias en torno a la migraña son correctas desde el punto de vista de la posición oficial. La mayoría de los neurólogos piensan igual: "la migraña es una enfermedad genética misteriosa. No tiene cura, deben evitarse los dichosos desencadenantes y seguir las recomendaciones del médico: tomar pronto el analgésico.

Este planteamiento resulta novedoso y no todo el mundo abre la mente para comprenderlo y cambiar el chip.

Las recomendaciones y fármacos oficiales solucionan muchas veces el problema a corto y medio plazo pero dejan intactas las falsas creencias. Cuando las cosas no van bien le dirán que es porque se ha automedicado, ha abusado de los analgésicos o está deprimida.

En mi opinión la doctrina oficial es descabellada. No respeta el conocimiento actual sobre dolor defiende conceptos erróneos o no demostrados e ignora aspectos básicos de la actividad neuronal.

Desde mi posición conceptual, la crisis migrañosa es una fobia cerebral que atrapa al individuo y lo que recomiendan los neurólogos facilita y desarrolla el problema.

No tengo un protocolo concreto. La receta es:1) adquirir el conocimiento 2)meditarlo y ver la lógica biológico-evolutiva de su planteamiento 3) creerlo 4) modificar el afrontamiento: dejar de tomar analgésicos y proseguir con la actividad programada 5) hacerlo con convicción, resolución y aceptando en el camino algunos fracasos.

El resultado es francamente bueno, pero hay que hacer el trabajo de adquirir las ideas, interiorizarlas y aplicarlas.

Anónimo dijo...

Y no hay que olvidarse de que cuando nuestros pacientes vienen a nosotros ya han hecho un recorrido "mitico" de pruebas, analisis, TACS, errores, convicciones respecto a su malestar etc. de manera que la labor del médico es neutralizar la yatrogenia...........

Arturo Goicoechea dijo...

Evidentemente existe un problema serio de yatrogenia cognitiva. Tal como sugieres en tu blog la fibromialgia y el resto de padecimientos que forman parte de los "síndromes sin explicación médica" responden a yatrogenica cognitivo-conductual. Precisamente tuve contacto con Neurociencia Neurocultura husmeando la red para ver cómo se planteaba el tema yatrogenia.

Creo que en estos casos el paciente construye una narración que contiene toda la enculturación de los profesionales sanitarios