Los seres vivos nos activamos con lo novedoso. A algunos la novedad les hace meterse preventivamente en la concha protectora y a otros les estimula para ampliar su conocimiento del mundo. Hay temperamentos que priman la evitación de daño y responden defensivamente a lo novedoso y otros, buscadores de novedad, que no pueden substraerse al gusanillo y exploran lo desconocido con fruicción.
El estímulo novedoso es, muchas veces, irrelevante, sin consecuencias. De entrada puede suscitar en nosotros recelo o curiosidad pero tras la exposición repetida se desvela su absoluta falta de interés y dejamos de prestarle atención. Hemos aprendido a pasarlo por alto. Las neuronas sensoriales que captan el estímulo reducen la cantidad de neurotransmisor que activa a las que ejecutan la respuesta. Se han habituado.
Si en un determinado escenario sucede algo relevante, positivo o negativo, los estímulos acoplados a ese escenario, aunque por sí mismos sean irrelevantes, desencadenarán la misma respuesta producida por el estímulo relevante. La neurona se ha sensibilizado a un escenario o contexto. Se establece un reforzamiento de la conexión entre las neuronas que captan lo relevante e irrelevante y ese reforzamiento facilita la descarga de la respuesta aun cuando sólo esté presente el estímulo irrelevante.
En la migraña domina la sensibilización. Los escenarios son los famosos desencadenantes. Son absolutamente intranscendentes pero el cerebro los ha sensibilizado. No hace falta que haya sucedido algo transcendente negativo, aunque eso puede ayudar. La creencia en los contenidos de la cultura suple a la realidad.
Si usted cree que es verdad que las aguas de su ciudad pueden estar contaminadas, según dicen que pudiera suceder... es posible o probable que su conducta hacia las aguas del grifo esté sensibilizada.
En la reciente epidemia de "mal de las vacas locas" la información sobre la enfermedad potencial por consumo de carne sensibilizó la conducta de evitación. No fué necesario que cada ciudadano tuviera una experiencia negativa con la carne. Bastó la información.
La información experta sensibiliza. Las creencias son estados de sensibilización que no necesitan la prueba de la experiencia. El cerebro aprende por el trasvase de conocimiento experto. Es la gran ventaja y desgracia de nuestra especie.
2 comentarios:
Qué correcto decir que la Historia se repite una y otra vez:
"En la reciente epidemia de "mal de los cerdos (AH1N1)" la información sobre la enfermedad potencial por contagio aéreo sensibilizó la conducta de evitación de toda persona. No fué necesario que cada ciudadano tuviera una experiencia negativa con la influenza. Bastó la información."
Saludos.
Oustivo: para bien y/o para mal dependemos de lo que los expertos nos digan. Los médicos tenemos o deberíamos tener la responsabilidad de seleccionar la fiabilidad de lo que contamos a los ciudadanos.
Saludos
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