Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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miércoles, 22 de abril de 2009

Los neurólogos felices



Los artículos sobre migraña arrancan habitualmente con un canto a los espectaculares avances de "la Ciencia" en el proceso de desentrañar la compleja tela de araña de la química migrañosa, que no puede ocultar el fastido de tener que reconocer que el problema sigue donde se dejó en el anterior cántico (o algo peor) aunque hay que ser optimistas pues se está a punto de ofrecer a la población tratamientos a la carta,
individualizados

Las cosas irían mejor si la gente tuviera otros genes, llevara una vida más reglada, no comiera chocolate ni queso curado y, sobre todo, no se automedicara y abusara de los analgésicos. También ayudaría si las mujeres arreglaran de una vez por todas sus desarreglos.


Los que ya hemos dejado de peinar canas por la calvicie, entendíamos que el tratamiento individualizado consistía en aproximarnos a la persona. Eso ya está superado. La individualización la tenemos perfectamente  localizada en el genoma y para conocer al paciente bastará con pedirle su tarjeta genómica y proceder de inmediato a facilitarle su correspondiente fármaco, también individualizado. 


Los neurólogos proclaman que disponen actualmente de "un amplio arsenal terapéutico" que permite contener a los espíritus migrañosos en sus celdas (estén donde estén) y poderosos y modernos (y carísimos) fármacos que atajan eficazmente el desvarío químico si el espíritu se ha escapado y anda desatado, neutralizando (no se sabe bien ni dónde ni cómo, una vez fallecida la teoría vascular) el desorden creado. 


La autocomplacencia en las nuevas armas ha generado un loable espíritu bélico en las últimas décadas: Alianza Mundial contra las Cefaleas, Declaración (de guerra) de Roma sobre la migraña, Campaña Mundial contra la Migraña; "aligerando la carga", Plan de Acción en la lucha contra la Migraña...


El problema es que se disparan las nuevas armas sin descanso pero no se sabe dónde está el enemigo. Así nunca se gana una guerra. 


Se investiga hasta en los libros de Harry Potter y, como se temía, se encuentra la migraña en la cabeza del mismo Harry, desencadenada por la presencia "del que no puede ser nombrado". Un sesudo estudio de los paladines de la lucha contra la migraña permite, tras denodados esfuerzos dignos de mejor causa, desenmascarar a los dolores de cabeza del pobre Harry: tras un minucioso análisis de sus características según los criterios de la Asociación Internacional para el estudio de las Cefaleas:  los dolores de cabeza de Harry son migrañas. Es más, han dado con la clave: Lord Voldemort es !un desencadenante¡


El ardor guerrero de los neurólogos ha dejado heridas de guerra. El porcentaje de migraña en los neurólogos se hace dramático (34% para ellos y 59% para ellas) especialmente si se han dedicado en cuerpo y alma a combatir en primera línea a la migraña (59% y 74%). 


No hay duda de que tenemos a un enemigo difícil, etéreo, escurridizo. Puede que esté infiltrado en las tropas aliadas y lo que ya nadie duda es de que controla lo fundamental: la información. 


Los neurólogos exigen !más información¡ (?), más presencia y tutoría profesional y menos automedicación. 


A pesar de todo se les ve felices por los congresos con su chartela colgada al cuello. 


No me considero un neurólogo feliz no porque esté triste sino porque no me siento neurólogo... en esta guerra. 


Juan Crisóstomo de Arriaga, el Mozart español, escribió a los 13 años una ópera: Los esclavos felices. Me ha venido a la cabeza según escribía estas líneas. Sin más.

5 comentarios:

Lulú dijo...

Los caros y milagrosos medicamentos, ya sabemos, los triptanes, son utilizados de manera peligrosa.

Es como vender tu alma al diablo, te sientes tan desesperada que incluso te cortarías una mano si se da un milagro y hacer desaparecer ese dolor inmenso y esas ganas de arrancarte el ojo como si se tratara de una muela que te duele, creyendo que si te la quitaras desaparecería de momento el dolor.

El cerebro siempre venderá su alma al diablo a cualquier precio para obtener la eliminación del dolor y siempre será el mismo circulo vicioso, como el que se droga para olvidar sus problemas personales convierto la misma droga en el problema principal y no poder salir de ahí, requiriendo cada vez más dosis porque llega un momento en que toda es poca.

Así me siento yo, empecé con la aspirina, de ahí al paracetamol, al ibuprofeno y al final al rizatriptan...¿Que será lo próximo que consiga quitarme el maldito dolor cuando no me funcione el medicamento mágico? ¿Quizá sea la maldita medicación la culpable de todo este tema? Sin duda se ha convertido en la protagonista cuando aparece la migraña y eso no puede ser bueno. Mi cerebro se está dejando engañar y seducir por algo que ofrece buenos resultados inmediatos pero que me perjudican a la larga. Debo convencerle de que los motivos de mi migraña no es un peligro para mi salud y que admita que huir de los problemas no es la solución, sino afrontarlos y convencerse de que los problemas no son tales ni son un peligro para mi integridad física, que el cerebro hace que sean así y se los llegue a creer dándolos por sentado y sin duda la sociedad y la cultura influye también en su modo de "pensar", ya se sabe, algunas influencias no son buenas...

Lo duro será el proceso de desintoxicación, como el drogadicto con su mono.

Saludos

Arturo Goicoechea dijo...

El cerebro no da ni un duro porque se quite el dolor ya que su voluntad es tenerlo encendido hasta que crea que ha pasado el peligro en la cabeza.

El organismo busca seguridad, ausencia de peligro. El programa dolor se enciende cuando, errónea y absurdamente, se teme que pase lo peor en la cabeza en los sistemas de memoria-creencia-predicción del cerebro.

Toda percepción tiene como objetivo forzar una conducta del individuo. Los programas de la migraña tratan de inmovilizar al individuo con el dolor y movilizar (eliminar) lo que se haya comido con el vómito. El cerebro sólo apaga la crisis cuando cree que ya ha pasado el peligro.

Si no se siente seguro hasta que te hayas tomado el triptan no podrá fin al despropósito hasta que te lo hayas tomado.

Lo mismo pasa con el hambre, la sed, las ganas de fumar etc, es decir, con las adicciones.

El problema de los analgésicos "eficaces" es que engañan al cerebro y le hacen creer que, sin ellos, la cabeza ha estado en peligro.

No hemos hecho mas que empezar a andar en el blog. Ya irán saliendo todos y cada uno de los múltiples recovecos de la manera de actuar el cerebro.

Tampoco es buena idea evitar los desencadenantes.

En realidad lo que hay que hacer está claro: lo contrario de lo que te han dicho que hagas los neurólogos.

Lulú dijo...

El cerebro no da un duro por eliminar el dolor, somos nosotros los culpables, quizá me he expresado mal.

Mi cerebro debe de ser superprotector porque mis migrañas duran días. Una vez me duró una semana y terminó por darme un ataque de ansiedad, mi desesperación había llegao al límite sólo hacia llorar y suplicar por un remedio. Al final me inyectaron un valium. Bueno sólo fue una anecdota.

Por cierto, llevo con migraña desde el sábado, aunque ya estoy un poco mejor. El rizatriptan esta vez no ha conseguido engañar a mi cerebro, cada vez lo hace menos.

Saludos

Unknown dijo...

Buenas tardes,

he encontrado este blog por casualidad, mirando una noticia del diario 20 minutos digital en el apartado de comentarios hablaban de este blog. Me he quedado muy sorprendida con lo escrito, con el comentario de Lulú y con la contestación de Arturo Goicoechea.
Yo tambien tengo migrañas constantemente, sobre todo cuando me toca pasar esos dias que pasamos todos los meses las mujeres.... es algo horrible porque cuando se acerca el dia, ya se que me va a tocar pasarlo mal, el no poder hacer nada.. llega a un punto que te amarga, no puedes vivir.
Lo que yo tomo, que me recetó mi medico de cabeza son las pastillas Maxalt. la verdad que es tomarla y en diez minutos no hay dolor.

pero es lo que deciis, el cerebro se acostumbra a ellas... y a la larga no debe de ser muy bueno.

He probado muchisimas cosas, pero ya hasta el hecho de acostarme a oscuras, en silencio... hace que me levante casi igual, necesito tomarme la pstilla para que desaparezca.

Me dais algun consejo?

Gracias!

Arturo Goicoechea dijo...

NOELIA: no pidas consejos porque alguien acabará dándotelos (vendiéndotelos). Yo no soy una excepción. No sé hasta qué punto te has movido por el blog para hacerte una idea de lo que defiendo en el tema de la migraña.

En resumen, la estructura de la crisis migrañosa es la misma que la de la alergia, sólo que en vez de desarrollarse en el sistema inmune lo hace en la red neuronal.

Tanto el sistema inmune como el nervioso son sistemas defensivos que nos defienden cuando evalúan peligro de destrucción violenta de tejidos (necrosis), es decir, infecciones, quemaduras, desgarros, compresiones, corrosiones por ácidos, falta de oxígeno...

Las evaluaciones de peligro son a veces correctas y otras no. En la la alergia el sistema inmune activa la inflamación en las mucosas respiratorias, conjuntivas, piel... porque detecta peligro en el aire o en los objetos con los que contactamos. Una atmósfera llena de moléculas que suelta el gato puede ser valorada como peligrosa, como si estuviera rebosante de gérmenes.

El cerebro puede ver peligro en una variación hormonal (ovulación, menstruación, menopausia) meteorológica, de calendario-actividad (fines de semana, vacaciones) o simplemente cada X tiempo (de forma regular o por temporadas).

Los famosos desencadenantes de la migraña son el equivalente a los "alergenos", los desencadenantes de las respuestas alérgicas.

Para solucionar el problema de las respuestas alérgicas podemos recurrir a la descatalogación del peligro, por medio de las vacunas, la desensibilización, mientras que para descatalogar el peligro injustificado podemos recurrir a la información y a la habituación.

La propuesta que defiendo es que la migraña tiene un origen cultural, informativo y que la solución viene de creer y hacer justo lo contrario de lo que creemos y hacemos.

El proceso es posible aunque nunca sabemos qué va a suceder en cada caso.

Saludos