Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología. | We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology. |
lunes, 20 de abril de 2009
Las neuronas del dolor... no existen
El instinto por conocer (Ello quiere saberlo todo) hace que estemos buscando continuamente la causa, el por qué de las cosas. A lo largo del día estamos inmersos en reflexiones rumiantes cuyo objetivo, generalmente inalcanzable, es dar con lo que originó u origina lo que nos aflige.
La necesidad de solucionar el momento presente nos exige sacar alguna conclusión que nos interese para seguir viviendo. Ello hace que nuestras reflexiones pasen de lo especulativo (búsqueda de verdad "verdadera") a lo práctico (verdad "útil").
Jacques Monod (1910-76) fué un biólogo francés galardonado con el Nobel en 1965 por sus estudios sobre el control genético de los enzimas. Escribió un libro de los considerados seminales, de los que hacen pensar: El azar y la necesidad. Me considero uno más de los tocados por el libro.
Monod acuñó el término de verdad operativa que no es mas que aquella interpretación necesaria para operar, fluir en el momento, lugar y contexto concreto.
El cuento de las neuronas del dolor pertenece a ese cambiante mundo de las verdades operativas. En realidad no son verdades sino apaños.
La crisis migrañosa exige urgentemente una solución, una verdad operativa, aunque no sea verdaderamente verdadera.
Conocemos bastante sobre organismo y dolor. Tenemos verdades verdaderas pero las ignoramos o despreciamos por ser, aparentemente, inútiles.
La exigencia de la solución inmediata (la terapia) aleja la posibilidad de la receta definitiva.
Es más rentable aprender a nadar que exigir un flotador o una barca para meternos al agua pero el que no ha vencido el miedo pide con angustia que se solucione !ya¡ su no flotabilidad y desprecia la oferta de un cursillo de natación.
"No me venga con cuentos de verdades. Necesito una solución...!YA¡"
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