Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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martes, 1 de junio de 2010

Por si... como si...



El sentido del daño necrótico detecta agentes y estados de necrosis consumada o inminente (si continuamos con la exposición al agente nocivo). Los sensores de necrosis consumada, estímulos potencialmente necrotizantes (temperaturas extremas, agentes mecánicos, acidosis, falta de oxígeno...) e inflamación, generan señales que informan a toda la red neuronal del suceso, perfectamente localizado en tiempo, espacio, intensidad y persistencia. El cerebro proyecta la percepción del dolor, integrando los datos del presente con la memoria de experiencias pasadas y el contexto del escenario.


Probablemente el dolor ajustará sus parámetros subjetivos a los datos objetivos del daño en los tejidos.

El sentido del peligro de daño necrótico cataloga agentes y estados que informan de la posibilidad de que se produzca una amenaza: el viento, el chocolate, una variación hormonal, una preocupación... pueden quedar marcados como estímulos capaces de generar un cambio interno no especificado cualitativamente, proyectado sobre una zona del organismo.

La peligrosidad puede ser objetiva: si uno ha contraído el virus de la gripe o ha comido una ensaladilla rusa en mal estado con toda probabilidad sentirá dolor proyectado sobre músculos y tripas en un futuro cercano.

Es más frecuente la peligrosidad supuesta, atribuida por información. Dicen que...

El cerebro de los sapiens (ma non troppo) no puede sustraerse fácilmente de las habladurías.

Dicen que... pues por si lo que dicen es cierto bueno sería presionar al individuo con un como si estuviera pasando lo temido para que actúe frente a una mera posibilidad como si esta se hubiera ya consumado.

Dicen que... la humedad afecta a las articulaciones. Por si es cierto... proyecto el dolor sobre la rodilla operada como si hubiera problemas para que el individuo colabore en el estado de alerta.

El dolor del dicen que... por si... como si... es muy común. El cerebro sapiens (m.n.t.) está seleccionado genéticamente para ser cándido con lo que se dice. La corteza especulativa procesa las habladurías del peligro y decide darle a los botones de la alerta por si las moscas. Los programas perceptivos no necesitan realidad consumada. Están conectados con el cerebro especulativo-ejecutivo. Si el cerebro teórico, culturizado, hipocondríaco, cagueta... se ha tragado los bulos del viento, el chocolate, las hormonas y demás... proyectará su miedo hacia la zona temida como si ya se estuvieran cumpliendo los más negros augurios...

- Dicen que... y en mi caso es verdad... porque me duele...

El individuo cae en la falacia de la supuesta prueba objetiva: no sé, YO sólo sé que... me duele...

Si duele debemos exigir al cerebro que el peligro esté ajustado al daño necrótico consumado o inminente y no a lo que se dice por ahí... 

Me duele... no está pasando nada ni va a pasar... luego es un dolor que desenmascara una previsión alarmista, hipocondríaca, de nuestro cerebro.

A los bulos podemos darles crédito y actuar por si... como si... o mandarlos a hacer gárgaras...

El cerebro intentará que el individuo se tome en serio sus supersticiones. Tiene una herramienta poderosa para conseguirlo. Hacer que al individuo le parezca que está pasando lo que teme. 

- Me duele la columna. Me han dicho que tengo desgaste... contracturas... un pinzamiento... una hernia discal...

Dicen, dicen, dicen... No haga caso de las habladurías. Exija pruebas fiables. Sea más riguroso. No se deje intimidar por los miedos cerebrales...

- ¿Y si lo que dicen es verdad y realmente está sucediendo algo...?

Mal asunto...

5 comentarios:

legemcruz dijo...

Y llegó la recaida. He estado seis dias con migraña, y los primeros tres sucumbí a la triptanita. El cuarto dije: por aqui vamos mal; el zomig de hoy es la migraña de mañana, así que...ponte como quieras, que no me voy a tomar nada de nada. Hoy, dia séptimo, es el primero que me levanto sin dolor. Y que dure. Será casualidad, seguro, pero coincidió la crisis de migraña con el articulo de la histamina. Y es que reconozco que me llenó de temor: esas migrañas que no tienen absolutamente ningún desencadenante (consciente), ¿pueden ser porque el cerebro se alarma por la bajada de dicha enzima? ¿cómo saberlo? Y sobre todo¿cómo contrarrestarlo si no sabemos qué pone en marcha al miedica?
Saludos,
Cruz

Arturo Goicoechea dijo...

legemcruz: sabemos bastantes cosas sobre histamina, programa dolor, cerebro, adaptación-sensibilización, creencias, expectativas, placebos y un largo etcetera para ayudar al cerebro a desactivar las falsas alarmas.

Los circuitos de la incertidumbre se resignan a dar por zanjados los miedos y se reorganizan a la menor volviendo a las andadas.

Sabemos lo que pone en marcha al cerebro miedica: el aprendizaje en una escuela con unos libros de texto alarmistas...

La convicción firme, la constancia y la paciencia darán sus frutos...

Saludos

Araceli dijo...

Yo no se como voy a reaccionar si me viene la crisis. Por ahora llevo cuatro meses sin ella (después de leer el libro) y no me lo creo. Este fin de semana tuve un conato. Bostezaba sin parar y eso siempre va seguido de migraña. Me entró miedo, me iba fuera el fin de semana, pero me aguanté y no tomé nada ni me acosté y ¡sorpresa!, esta vez no se desencadenó la migraña. Conseguí dominarme y pensar que en mi cerebro no pasa nada y que no puedo temer nada. ¡Frené la crisis!. Incluso me envalentoné y he tomado cerveza y me he puesto al sol (antes crisis segura), me he acostado tarde y me he despertado cuanto ya no tenía sueño (antes me ponía el despertador para controlar las horas de sueño), he bebido tinto seguido de un gin tonic. Sólo puedo decirte que todo esto antes lo hacía con un miedo total. Ahora me considero en periodo de aprendizaje. Hago las cosas, pero con miedo aún y sin parar de repetirme que mis neuronas estaban equivocadas, que tengo un cerebro sano, que no tengo nada que temer. Supongo que con el tiempo iré adquiriendo seguridad en mi misma. Lo que si estoy es convencida de que esta es la solución, pero como te dije al principio lo que no se que haré es si me aparece ese insoportable dolor.

LOURDES dijo...

Hola Araceli; yo al igual que tú llevo ya casi cuatro meses sin crisis tras leer el libro, - mi migraña era diaria- y también, sobre todo últimamente, he tenido amagos, pero decidí anticiparme al principio, cuando los conceptos están germinando, y le dije a mi cerebro que pasara lo que pasara no iba tomar nada; es evidente que si no le pasa nada a la cabeza para que tomar nada, ello sólo me haría volver al inicio de la pesadilla.
Creo que no debes pensar en si te puede venir o no el dolor, quédate tranquila aunque con los conceptos aprendidos siempre presente. Es lo que yo intento. En mi caso, cuando me estreso es cuando enciende alguna alarma, y entonces a poner sosiego y volver a hablarle a mi amigo "cándido" sobre los conceptos aprendidos.
Esta es mi experiencia por si te sirve, claro con la anuencia del Dr.
Saludos.

Arturo Goicoechea dijo...

eli: nunca podemos hacer pronósticos sobre "pacificación" cerebral. Los circuitos neuronales de la alarma y los del sosiego debaten incesantemente sobre probabilidades. En el cerebro no se tira. Se devalúa o valoriza, en función de muchas variables.

Cada vez que las tesis alarmistas asoman el hocico hay que darles en el morro con el conocimiento sobre biología del dolor. Eso es lo que nos inmuniza contra la irracionalidad somática.

En mi experiencia de varios años, habitualmente cuando se han cogido bien los conceptos básicos el cerebro retira sus efectivos alarmistas a los cuarteles y deja en paz la calle del individuo.

En los primeros meses son frecuentes las escaramuzas alarmistas y obligan al individuo a hacer una reflexión despreciativa hacia las propuestas cerebrales de ¡peligro-cabeza! Más adelante la paz se automatiza y asienta aunque la condición de sapiens (m.n.t.) tiende a reeditar errores pasados...

Saludos