Tendemos a considerar al dolor como la consecuencia o bien de una alteración física o de un ambiente psicológico inadecuado.
La alteración física puede ser demostrable: una quemadura, un traumatismo, una infección... o darse por supuesta aunque aún no se haya dado con ella.
Los neurólogos clasifican el dolor de cabeza, la cefalea, en primaria (sin lesión demostrable) y secundaria (con lesión). Dentro de la cefalea primaria, diferencian un grupo al que atribuyen un supuesto origen físico, sutil, genético, aún no desvelado y otro al que se denomina "tensional" al que se le niega la condición noble de la sutileza genética y se le supone un origen "nervioso", psicológico.
La migraña es un dolor legitimado por el neurólogo. Se le suponen unos genes responsables. Es una enfermedad con una neurobiología defectuosa o inadecuada para el estrépito de los tiempos actuales, llenos de luces, ruidos, olores, radiaciones, excesos, defectos, estreses y cabritos ubicuos.
La cefalea "tensional" no tiene el sello noble de los genes y desenmascara una personalidad frágil, vulnerable, quejosa, inoportuna, criticable, antipática, con menos derecho a la compasión.
Homo sapiens (ma non troppo) tiene además de genes y nervios algo más, algo sustancial que le diferencia de las demás especies, si no cualitativa, sí cuantitativamente: ideas sobre su interior.
Disponemos de conocimiento sobre ese mundo opaco interno. Estamos condenados a imaginarlo, consciente e inconscientemente.
Hay ideas razonables, útiles, informativas, liberadoras, "progres"...
Hay ideas irracionales, inútiles, conformativas, alienantes, "tradicionales"...
Las ideas no son inofensivas, inertes, cerradas, inamovibles.
Las ideas son seres vivos. Germinan, se desarrollan, interelacionan, se agrupan, se copian, se replican, operan, se difunden.
El éxito de las ideas no garantiza su veracidad. Puede que lo irracional venda más fácil que lo sensato.
Los genes y los "nervios" son inevitables. Los sucesos internos y el modo en que los sentimos están influidos por ellos. Las ideas, las expectativas, las creencias... también son inevitables y también influyen en cómo sentimos el interior.
Por si ya lo ha olvidado, le recuerdo "el fascinante hecho estadístico sin explicación..."
Los neurólogos tienen un alto porcentaje de migrañas, especialmente si se dedican a combatirlas.
Los neurólogos tienen genes, "nervios"... y también ideas. Son los que tienen más ideas sobre la migraña...
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