El dolor es una percepción que informa de la existencia de necrosis (muerte celular violenta), consumada, inminente o imaginada y que incita a una conducta de minimización del daño.
La sirena de un sistema de alarma contiene la percepción de un sonido desagradable que informa de la existencia de un hecho violento, consumado, inminente o imaginado y que incita a una conducta de minimización del daño.
Hay dolores y aullidos de sirena por consumación o inminencia de hechos violentos y también hay falsas alarmas. El dolor y la sirena son siempre reales pero no contienen la certeza del hecho violento. Se limitan a expresar una posibilidad con probabilidad variable. Obligan a evaluar el suceso de su activación (comprobar si hay necrosis -robo).
La protección frente a la necrosis no se limita a señalar hechos consumados y/o inminentes sino que activa la alarma cuando olfatea peligro. Continuamente valora la probabilidad de necrosis futura y alerta al individuo cuando contempla esa posibilidad.
La valoración de peligro no se produce en las neuronas sensitivas sino en los sistemas de memoria-predicción, en los que se guarda y procesa toda la información sobre peligrosidad.
Como resultado de ese procesamiento se activa la alerta probabilística de necrosis. Ello implica la proyección de la percepción dolorosa sobre la zona bajo sospecha presionando al individuo a una conducta acorde con el estado de amenaza.
Tal como afirman David Buttler y Lorimer Moseley en su excelente libro: Explain Pain:
Todo dolor es siempre una respuesta normal a lo que el cerebro considera una amenaza
En presencia de necrosis inminente o consumada, las neuronas del sentido de la necrosis marcan el comportamiento del dolor. En ausencia de necrosis es el cerebro el que lleva el compás.
Las neuronas del sentido de la necrosis no se equivocan (si están sanas). Las neuronas de los centros de evaluación de amenaza necrótica sí y estrepitosamente.
El problema no reside en que se equivoquen. Equivocarse es el sino del cerebro. El problema (y gordo) es cuando no se detecta el error y el sistema de prevención de necrosis se empeña en mantener su convicción de amenaza.
Existe un extenso apartado de dolor por error evaluativo cerebral. No parece que ni siquiera se contemple la existencia del problema por parte de médicos y "alternativos" (la alternativa consiste en decir que no son los Reyes sino Papá Noel).
El sentido de la necrosis debe complementarse con un buen trabajo de los sistemas de memoria-predicción.
No debiera resultar tan complicado. Sólo es cuestión de... sentido común y buena información.
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