Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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miércoles, 16 de septiembre de 2009

Medicina y antibiología





Mantener la integridad del organismo es complicado. Múltiples agentes y estados externos e internos pueden destruir células y tejidos de forma violenta (necrosis).

No estaríamos aquí si no fuera por la inflamación, por la bendita y benefactora inflamación.

..."La evolución nos ha proporcionado la inflamación, una formidable aliada en la constante batalla contra la infección, el cáncer y el daño a los tejidos. Es una respuesta primordial que nos protege de las lesiones y repara los tejidos dañados, permitiendo la recuperación de su cometido fisiológico..." (D. Gilroy, T. Lawrence. Investigadores del University College de Londres)

Probablemente la respuesta inflamatoria sea la acción con un entramado de moléculas-señal más complejo del organismo. Estas moléculas se encargan de controlar una cadena de reacciones químicas especialmente peligrosas cuyos objetivos son:

- reclutar en el foco de lesión células defensivas

- prevenir y/o combatir la infección

- proteger el tejido sano vecino

- neutralizar células necróticas (altamente tóxicas)

- retirar cadáveres

- iniciar y promover la recomposición de la estructura dañada

- eliminar (matar controladamente) las células implicadas en la respuesta

- controlar la propia inflamación para minimizar los daños colaterales

- desactivar la respuesta inflamatoria a medida que se controla el peligro

La complejidad de la respuesta inflamatoria está determinada tanto por su encendido como por su apagado. Las mismas moléculas que intervienen en el disparo inicial participan en su silenciamiento. Las cautelas del programa inflamatorio son extremas. Contiene todo tipo de controles que garantizan el ajuste a la dimensión real de la lesión y a la peculiaridad de cada tejido con el objetivo de preservar en lo posible la integridad tisular en el fragor de la batalla.

La inflamación se antinflama ella solita con exquisito cuidado. Ni un leucocito de más ni de menos. Los sucesos internos son sagrados, de una extrema delicadeza.

La inflamación produce dolor, hinchazón y calor. Esto no gusta al personal y los médicos se apresuran a tapar las apariencias. Bolsas de hielo, vendajes compresivos, antinflamatorios...

La pobre inflamación carga con todas las culpas:

¿Algo duele? La maldita inflamación...

¿Algo se hincha? La maldita inflamación...

¿Sube la temperatura? La maldita inflamación...

Más hielo, más vendajes y más antis...

La inflamación produce también rubor o debiera producirlo por tanto despropósito

- Te has puesto colorado... Ponte hielo y tómate un antinflamatorio...

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