Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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sábado, 9 de mayo de 2009

El cerebro como hormiguero





El cerebro ha sido objeto de todo tipo de metáforas a lo largo del tiempo. Aristóteles lo consideraba como un simple refrigerador de las calenturas provenientes del corazón, el órgano responsable de las tareas mentales. Galeno lo veía poblado de espíritus animales segregados en el hígado. Descartes imaginaba estructuras hidráulicas, con nervios huecos. Otros, más modernos, veían palancas, engranajes, poleas. Luego vinieron los cables, la electricidad, el teléfono con su centralita y nos encontramos actualmente en plena época de la metáfora del ordenador, con su software y su hardware, sus programas y memorias engranados en internet (con sus virus incluidos). 

Cuando inicio en la consulta las explicaciones sobre cerebro surge fácilmente la aportación reflexiva del ciudadano: "el cerebro manda en todo, es como un ordenador". 

La metáfora del ordenador no está mal. No me preocupa que el paciente interiorice la mecánica, la hidráulica, los espíritus y las energías pero prefiero que a esa lista variable de componentes se añadan cables, condensadores, baterías, microchips, puertas lógicas, procesador central, etc. Si no es así, aparece la idea corporal reducida de huesos y articulaciones sobrecargadas y desgastadas, que pinzan nervios y son movidas con desgana y temor por músculos que no han descansado bien por la noche y no reciben la alimentación correcta.

        - ¿Ha pensado alguna vez que el organismo está lleno de neuronas? 

        - La verdad es que no. 

        - Pues hay unas cuantas y hacen su trabajo aun cuando no lo parezca. 

        - Supongo que es así pero a mí lo que me duelen son los huesos 

        - Los huesos no duelen si no ha sucedido algo tremendo como una fractura o una infección
            
        - ¡No, sin doler! 

Es complicado hacer ver al dolorido ciudadano que el dolor no proviene de la mecánica corporal sino de la informática. 

       - No digo que no haya neuronas pero a mí me duele. Yo no me invento el dolor. 

Hay una poderosa tendencia a considerar a las neuronas como seres inmateriales. No se les reconoce como células, con membrana, núcleo, organelas, mitocondrias etc. Como no se mueven parece que se dediquen a la vida contemplativa. Los ojos ven, los oidos oyen, las narices huelen, la lengua paladea, las manos tocan, el corazón se emociona, los músculos nos llevan de aquí para allá, el individuo, con su voluntad, piensa y decide. 

          - ¿Qué hace, en realidad el cerebro? Ya no queda ninguna tarea pendiente.  

          - Bueno...queda una:  ¡Soñar!

          - Eso es lo malo. No dejo de tener pesadillas. No descanso. Preferiría casi no tener cerebro.  Total para lo único que sirve es para no dejarnos descansar y para tener Alzheimer. 

Ignoro si el cerebro tiene orgullo y si le afectan estos comentarios desconsoladores. En cualquier caso necesitamos una metáfora que obligue al paciente a ser consciente de que existe una red bien visible de neuronas, una metáfora que transmita convicción de materialidad, de acción, de laboriosidad... 

¡La hormigas!

Steven Johnson escribió un libro muy interesante: Sistemas emergentes. Analiza las analogías entre las neuronas, el software, las ciudades y los hormigueros. 

Tengo que empezar a utilizar la metáfora de las hormigas. Las hormigas no paran de trabajar buscando comida y llevándola trabajosamente hasta el hormiguero. Hay hormigas que vigilan y defienden, otras retiran los cadáveres...las neuronas hacen lo mismo sólo que en vez de comida llevan información.  Creo que es la metáfora perfecta. Incluso se puede ampliar a colonias de hormigueros, colonias de colonias de hormigueros colonias de colonias de co... 

Me temo que los pacientes la interpreten literalmente: 

       - O sea que tengo hormigas... Por eso siento hormigueos, claro... 


Post Data: Por si tenía alguna duda, se lo aclaro: se ha localizado la zona del cerebro que construye metáforas: la circunvolución angular izquierda. Señalado queda.
 

1 comentario:

Arturo Goicoechea dijo...

Casualmente se ha publicado en la revista "Journal of the Royal Society Interface (Febrero 2009)un trabajo en el que compara la toma de decisión de las hormigas con la de las neuronas de los primates. Los colectivos de hormigas y neuronas optimizan la rapidez con el acierto, según los contextos.
Leído el trabajo de James Marshall tengo más razones para defender la metáfora del cerebro como un hormiguero...