Llevo ya varios años afrontando el problema del dolor, no asociado a daño, desde una perspectiva pedagógica. Aconsejo a los pacientes que deben dar un giro de 180 grados y hacer justo lo contrario de lo que estaban haciendo hasta ahora.
Una primera condición necesaria es que olviden "todo lo que han estudiado" sobre dolor, sus causas y sus posibles remedios y acepten la propuesta de que el dolor surge de una evaluación errónea cerebral sobre peligro en los tejidos y no de unos supuestos genes pro-dolor ni unos hábitos de vida desaconsejables.
Más o menos un tercio de los que escuchan la propuesta pedagógica la rechazan y no vuelven por la consulta. Del resto, la mitad, más o menos, mejoran considerablemente (dejan de tener dolor a la vez que abandonan los fármacos) y un cuarto restante mejora moderadamente (menos dolor y menos fármacos). Nos queda otro cuarto de los que hacen bien los deberes que no mejoran nada.
No sé dónde está la clave para mejorar o ser refractario a la mejoría.
Los que van bien no son capaces de transmitir ninguna fórmula.
- Me fascinó la explicación...
- Se hizo la luz en mi cerebro...
- Pienso que no sucede nada, sigo con mi programa y, al cabo de un rato ya no me duele...
No existen métodos ni pautas. Se facilita un conocimiento cuyo objetivo es el de desplazar a las doctrinas tópicas operantes. Si el dolor sigue es que no hemos conseguido modificar las convicciones a nivel cerebral.
- Lo entiendo, lo creo e intento aplicarlo pero no funciona...
- Al final tengo que tomar el calmante...
La fe en el calmante es un signo de mal pronóstico. Indica que el cerebro lo exige. Aprieta el dolor para conseguir que el individuo obedezca. El calmante no neutraliza una química responsable del dolor. Este se genera por la activación simultánea de varias zonas cerebrales en las que se produce una complejísima actividad química movida por la decisión de las zonas ejecutivas frontales de mantener la alarma. Si se toma el calmante y el dolor cede es porque las zonas ejecutivas relajan la presión, más calmadas por la entrada de la ayuda exterior exigida.
El dolor surge de un complejo sistema de interacciones entre temores, creencias, expectativas, memorias, hábitos, dependencias... a nivel cerebral. El individuo decide cambiar el chip y prueba. El dolor indica cómo va el proceso. Si duele, algo no va bien, no convence. Puede más la angustia por el peligro de daño a nivel cerebral y la del dolor a nivel individual.
- Bien, lo entiendo y lo veo lógico pero no sé lo que tengo que hacer...
El que aparezca la solicitud de ayuda para disponer de una pauta o método es mala señal...
Sólo tenemos pedagogía. No nos podemos sacar de la manga una terapia. Eso lo dejamos para las demás propuestas... que son las que creemos deben derribarse...
¿Si no lo veo no lo creo? Hummm. Más bien: si no lo creo no lo veré...
10 comentarios:
Mas que si no lo creo no lo veré, me parece que sería algo así como "haciendo lo mismo voy al mismo sitio, vamos a ver que pasa haciendo esto". Creo que se podría obtener un perfil del paciente que se queda y del que se marcha. Creo que el que se queda tiene una historia mucho mas larga que el que se va, y no pierde nada por probar algo que suena muy coherente y no es planteado por un brujo o un curandero. ¿Tienes datos de la cantidad de intentos de solución y de historia del problema?. Se que puede ser un disparate, pero como opinar no cuesta nada....
También creo que la necesidad va a marcar mucho la tendencia, es decir, si el paciente lo que le interesa por lo que sea es estar mejor ya, lógicamente se irá y no volverá....
Saludos.
Jesús: muchos pacientes no vuelven porque, a pesar de que intento evitarlo, han malentendido la explicación: creen que les estoy sugiriendo que el dolor "es psicológico", que se construyen ellos el dolor porque quieren...
Evidentemente hay pacientes que rechazan las explicaciones porque no les ven practicidad, inmediatez, materialidad y sólo admiten "soluciones". Estos no repiten.
Yo creo firmemente en lo que planteas y entiendo que no es una cuestión de fe sino una información avalada por muchos datos.
Estoy intentando cambiar mi modo de afrontar el problema de la migraña, para ello discuto una y otra vez con mis creencias anteriores que, efectivamente, considero equivocadas. Pero hay un enemigo fuerte, potente y determinante que es el miedo.Hay una parte de mí que tiene miedo y que alza la voz de cuando en cuando invitándome a volver al refugio, al calmante, a la evitación.
En mi caso esa es la clave. Cuando consigo acabar con el miedo y peleo desde la razón la migraña se va ; pero hay veces que después de dos días con dolor mi "parte miedosa" gana la batalla.
Desde que leí tu libro y leo este blog he ganado dos batallas y he perdido una pero he salido considerablemente del "lugar seguro". Como chocolate, plátanos,queso, duermo lo que quiero , no me preocupan las tormentas ni el viento, permito que me hagan fotos con flash, y mi lenguaje ha cambiado , ya no digo eso de "No,no puedo que me da la migraña" (la verdad es que ahora que lo escribo me suena ridículo).
Sol del Val: agradezco que cuentes tu experiencia. Creo que ayuda a los demás a entender el proceso y a darle credibilidad. La batalla entre las nuevas creencias y las anteriores existe y se debe librar dentro de un diálogo entre cerebro e individuo.
Efectivamente el miedo es el gran enemigo. El organismo activa el dolor desde la perspectiva del miedo biológico al daño necrótico. El organismo no teme al dolor, lo promociona para conseguir una conducta defensiva del individuo, una reclusión, una renuncia a sus objetivos. Cuando el organismo olfatea peligro el individuo debe desaparecer como propósito, abandonar sus planes inmediatos.
Espero que ganes, al final, la guerra. En cualquier caso ya has ganado algo: conocimiento fiable, biológico, sobre un aspecto del organismo que tiene una pésima información, causante de todo este despropósito de la migraña.
Saludos
Hola Arturo, ya he hecho otros comentarios en el blog...
Voy a hablar en líneas generales:
Hasta ahora, la mayoría de tus entradas se han centrado en argumentar con tesón, esfuerzo, constancia y rigor, las carencias del actual abordaje del dolor crónico no asociado a daño necrótico. Me están sirviendo mucho (soy FT de última generación) y junto con otras muchas cosas, me hacen evolucionar y lo noto.
Soy un poco romántico e idealista, y veo el siguiente peldaño que me encantaría que tratases:
LA FORMA DE PENETRAR EN EL SISTEMA DE CREENCIAS DE UN OCCIDENTAL MEDIO.
Ya sabemos que el paradigma sobre el dolor crónico debe ser cambiado (dificilísima tarea cambiar un paradigma). Pero estamos hablando en la sociedad actual, a lo largo de la historia y la geografía habrá habido otros abordajes, como el de los Chamanes por ejemplo. A estos ahora los empiezo a entender, puede que no hagan algo tan ridículo como nosotros creemos...entran perfectísimamente en el sistema de creencias de las personas a las que tratan, y además, producen cambios.
No da que pensar?
A mí, sí, y me da la sensación de que debemos imitarles en el hecho de conocer al máximo posible como operar en los niveles de conciencia de la población para aplicar todo el conocimiento útil que ha generado la ciencia, sobre todo la neuro de última generación.
TENEMOS QUE APRENDER COMO HACER VER A LOS PACIENTES QUE EL GÉNERO QUE TENEMOS ES MEJOR QUE A POR EL QUE VIENEN...
Victor: estoy de acuerdo en tus consideraciones. De hecho en los temas sin daño tisular las medicinas alternativas son más eficaces que la "oficial" lo que indica que gestionan mejor el mundo de la creencia y la expectativa.
Los padecientes confían en el sistema, creen que la solución está ahí fuera y son capaces de ir a Zurich a operarse (pagando) de la fibromialgia. Están instruidos en la magia de la terapia.
A los profesionales nos quedan dos opciones: optimizar el engaño gestionando la credibilidad en lo que vendemos como remedio o bien dotarnos de conocimiento racional, científico, demostrado y aplicarlo deshaciendo todos los engaños que lo obstruyen.
No tenemos más herramientas que la pedagogía. Podemos optimizar los métodos de visualización de lo que tratamos de explicar, ayudar con las manos a desperezar zonas hipomóviles, ofrecer modelos de cómo movernos, cómo interiorizar el cuerpo.
La información la podemos envasar de muchas formas pero creo que no debemos modificar su sustancia. Podemos negociar los ritmos, las metáforas.
Creo que el cambio de paradigma no es tan complicado si ponemos conocimiento, honestidad, empeño, sentido común, mano izquierda, escucha... y conseguimos un mínimo de complicidad por parte del paciente.
Nunca sé lo que debo hacer cuando entra un nuevo paciente. Comienzo y el proceso va apareciendo. Con cada comentario el padeciente descubre sus cartas. Si no habla hay que provocarle para que lo haga sin ofenderle...
Lo que tengo claro es que nosotros, como profesionales de una cultura determinada, debemos adquirir todo el conocimiento que nuestra cultura produce y ahí es donde algo falla ya que la neurobiología del dolor no es conocida por los profesionales y nada hay que indique que nos acercamos al momento del cambio de paradigmas.
Saludos
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