Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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martes, 28 de julio de 2009

Placebos y creencias



El efecto placebo y nocebo generan beneficio y perjuicio en función del significado que el organismo del paciente atribuye a su interacción con estados y agentes. Va más allá de la aplicación premeditada de acciones terapéuticas, con una dosis mayor o menor de engaño. La información sobre organismo condicionará a lo largo de la vida las decisiones de éste, sintiéndonos mejor o peor en función de lo que nuestro cerebro imagine. La imaginación cerebral, lógicamente, está condicionada por lo que realmente está pasando pero, en muchas ocasiones, no sucede nada relevante y lo que sentimos proviene exclusivamente del proceso imaginativo placebo-nocebo.

El efecto placebo-nocebo es un efecto de los significados, de las expectativas y creencias. El color, tamaño, precio, modernidad, vía de administración y agresividad de las terapias, el optimismo y atención del profesional, la severidad del síntoma, la angustia que produce, la ocultación o presentación del procedimiento, las experiencias previas (propias y ajenas)... Todo ello influye en el resultado.

En los padecimientos en los que no se encuentra enfermedad, en los "síntomas sin explicación médica" (se incluyen también aquellos que poseen etiqueta pero siguen siendo inexplicados como migraña, fibromialgia, colon irritable, vértigos, síncopes...), el efecto placebo varía en función de la "medicina" aplicada: tradicional o alternativa-complementaria.

Las estadísticas conceden a las prácticas alternativas más eficacia en este terreno que a la Medicina tradicional de los fármacos. El placebo de agujas, productos homeopáticos y otras alter-terapias es superior al que surge de la práctica oficial.

Podemos sacar, entre otras, algunas conclusiones-reflexiones:

1) La atención de los cuidadores alternativos es mejor que la de los médicos.

2) El organismo cree más en posibles efectos de inyecciones, productos homeopáticos, hierbas medicinales, neoterapias en general... que en los gastados fármacos.

3) La Medicina "de pago" (cuanto más, mejor) es más eficaz que la socializada (aunque sea de hecho más cara)

4) Lo novedoso alivia. El recambio de marcas de fármacos no implica excesiva novedad.

5) La fe-entusiasmo de la aplicación es mayor entre los cuidadores alternativos que en los doctores clásicos.

Cuando se reflexiona sobre el placebo se suele concluir peligrosamente, en mi opinión, que se debería optimizar el beneficio de su efecto, utilizando a favor del paciente todo aquello que pudiera resultarle ventajoso aunque no contenga más que falsedades, más o menos conocidas: "lo importante es que funcione"..., el argumento del acto piadoso. Lo eficaz por encima de lo veraz.

Vivimos un período inflacionario de placebos y nocebos. La oferta de teorías y terapias no deja de crecer y multiplicarse convirtiendo al organismo de
Homo sapiens (ma non troppo) en un receptor primero angustiado y luego reconfortado en el ir y venir de sentirse enfermo y después curado, todo ello sin enfermedad (y, por tanto, sin curación).

Hay un aspecto importante que surge de los estudios sobre placebo: la obediencia (adherencia) a los tratamientos consigue más eficacia.

La fórmula de sentirse bien en nuestra civilización parece clara: aceptar el carácter vulnerable de nuestro organismo, el mal uso que hacemos de él, las condiciones adversas ambientales, su continuada degradación y entregarse al mercado de las ofertas externas, acertar en la elección de una de ellas y obedecer sus consignas. Es lo más parecido a la domesticación.

Homo sapiens (ma non troppo) es un animal doméstico. El amo es el superorganismo cultural. Los sapiens obedientes tendrán su recompensa... en esta y/o en otras vidas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Homo sapiens (ma non troppo) es un animal doméstico. El amo es el superorganismo cultural. Los sapiens obedientes tendrán su recompensa... en esta y/o en otras vidas"

Cada vez que lo leo me acuerdo de esto
http://www.youtube.com/watch?v=b9iAt1hVfKk&feature=PlayList&p=BB891895FA5CD7D2&index=32

Y cada vez que visualizo ese programa u otros parecidos me recuerdo de muchas opiniones parecidas o iguales a la suya y no dejo de sentir escalofríos.

Cesar.

Anónimo dijo...

Perdón por el link anterior.

El Encantador de Perros

Cesar

Arturo Goicoechea dijo...

Entiendo los escalofríos. Tenemos el consuelo de la desobediencia, de la objección, del conocimiento... pero no es fácil distinguir la buena y la mala información, las falsas acusaciones y promesas...