Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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jueves, 30 de julio de 2009

La fuerza (muscular) de la mente


Circula con éxito una absurda afirmación sobre poderes mentales. Sostiene que "sólo utilizamos el 10% de nuestro poder mental". No se sabe muy bien de dónde salió esta insostenible proclamación pero algo tendrá que la ha hecho tan popular.

El profe de Filosofía del Insti gustaba de comentar : "indudablemente, todo error tiene un fondo de verdad...".

La fatiga y la sensación de poca fuerza son estados que habitualmente se contabilizan como indicadores de una insuficiencia metabólica muscular. Supuestas toxinas (calcio, ácido láctico...), mala oxigenación, serían los responsables del desfondamiento subjetivo. Los pacientes con fatiga crónica y fibromialgia interiorizan el cansancio y dolor como un problema "muscular".

El músculo no "carbura", no dispone de suficiente gasolina o no la quema adecuadamente. Por si no fuera suficiente, la falta de sueño nocturno "reparador", impide la regeneración de la energía para afrontar la jornada.

Un cuerpo cansado es la consecuencia obligada de un músculo con poca energía y que no descansa. El músculo es el héroe y el villano de nuestras acciones.

Realmente el músculo es un mandado y su usuario, el individuo, también.

El que corta el bacalao, dentro de ciertos límites, es, como ya habrá sospechado, el cerebro.

Un estudio publicado en Journal of Physiology en Febrero comprueba con Resonancia Magnética Funcional, que ciclistas sometidos a ejercicio intenso, convenientemente monitorizados, desarrollan más fuerza y velocidad en una bicicleta estática cuando tienen un rato en la boca una solución de carbohidratos que no tragan sino escupen. Al cerebro parece que le basta la intención. El llamado "sistema de recompensa", ubicado en los sótanos cerebrales, gestiona nuestras ganas y desganas y pisa el acelerador cuando cree que ha entrado energía.

El cerebro recibe información puntual del estado de los motores musculares y activa la función perceptiva del cansancio cuando considera que los músculos no están para demasiados trotes. Si es así, suelta el pie del acelerador y el deportista siente que le invade "la pájara". Los últimos metros de la carrera, el sprint final, necesitan que surjan fuerzas de la flaqueza, que se estruje el depósito de gasolina (si aún queda). La decisión es cerebral.

Investigadores del grupo de Benedetti, de la Universidad de Turín, han demostrado el efecto placebo de la cafeína: informaban a los volutarios que recibirían cafeína en el curso del esfuerzo, cuando en realidad les daban café descafeinado, y se producía un aumento de la fuerza del cuádriceps y (si sensibilizaban antes con reflejo condicionado) disminuía el cansancio.

El cerebro es cándido. Se conforma con las apariencias. Basta humedecer la mucosa bucal para que retire la sed, hacer gárgaras con carbohidratos para que vuelva a ordenar a los músculos que se contraigan con vigor. El desánimo "muscular" comparte circuito neuronal con el desánimo afectivo. Si el sistema de recompensa cataloga el músculo como inadecuado, activa la función de desgana, bien sea en un atleta al final del esfuerzo o en una paciente que todavía no lo ha iniciado.

Diane Van Deren es una atelta a la que han extirpado una zona cerebral para tratar su epilepsia. Eso le ha librado de las crisis pero también de la memoria del esfuerzo realizado. De esta manera mantiene un vigor excepcional que le permite ganar la sobrehumana carrera de 480 kilómetros Yukon Arctic Ultra.

La huelga de músculos decaídos se promueve desde el sistema de recompensa cerebral. Habrá que pedir allá responsabilidades y limpiar el buen nombre de los pobres músculos, que no hacen mas que obedecer...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya. Sin embargo con los datos
que usted aporta supone pero no demuestra.
Cordialmente.
Una paciente.

Arturo Goicoechea dijo...

Anonimo: cada uno es dueño o víctima de lo que cree demostrado o sólo supuesto.

Saludos