Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

Click here to switch to the english version

domingo, 7 de junio de 2009

Somatizaciones, "somatismos" o..."cerebradas"




El poblado mundo de los síntomas en ausencia de explicación médica, el "worry-well" (se encuentra usted mal pero está bien), ha generado varios términos que contienen una dosis variable de indeterminación (trastornos funcionales, psicosomáticos...). "Somatización" es uno de los que ha conseguido más fortuna. Confieso que tengo una especial aversion a la palabreja. 
 
Se sobreentiende que utilizamos el término para referirnos a estados emocionales que no son convenientemente resueltos en su ámbito y buscan una engañosa salida expresiva por la esfera física. 

¿Dónde ponemos los límites de lo que es o no es una somatización? ¿Cuál es nuestra vara de medir?

En la migraña, por ejemplo, no hay ninguna causa física demostrable. ¿Es una somatización? 

Probablemente pocos profesionales sostendrían la tesis afirmativa. La mayoría de los neurólogos defenderían que se trata de una enfermedad neurobiológica de origen genético y rebuscarían entre los desencadenantes (chocolate, viento sur, cacahuetes, queso curado, viajes...etc) y no en supuestos conflictos del turbulento período de la infancia. 

Tampoco parece probable que se eche mano de la teoría de la somatización para explicar vértigos o síncopes. 

En general se recurre al término cuando nos encontramos con una ensalada de síntomas para los que no disponemos de ninguna etiqueta precisa o cuando aun disponiendo de ese etiquetado (migraña, vértigo, síncope...) parece que el paciente no responde como debiera a nuestras terapias.

Basta rascar un poco en la vida del paciente y en su incapacidad para expresar estados emocionales en sociedad (alexitimia) para validar la utilización del término mágico: 

          - Es una somatización... le mando a salud mental...

No queda claro qué se quiere decir con esta conclusión. ¿El famoso "inconsciente" está reprimido y aprovecha la existencia del universo de la apariencia de enfermedad física para solicitar ayuda presentándose disfrazado de paciente? ¿Basta conseguir la consciencia de lo "inconsciente" para desactivar la falsa salida por la etiqueta de enfermedad?

En mi opinión hay que dar al Cesar (individuo) lo que es del Cesar y a Dios (cerebro) lo que es de Dios.

Los síntomas físicos son el resultado de una evaluación cerebral emocional sobre incertidumbre física. El cerebro tiene también su inconsciente. En realidad es absolutamente inconsciente. Se limita a gestionar certezas e incertidumbres, temores y deseos sobre integridad física de los ciudadanos celulares. En función de esa incertidumbre solicita con apremio variable una conducta al señor de la consciencia, al individuo. 


                         Dibujo: Uxue Maturana

El lenguaje cerebral básico es la percepción: lo que vemos, oimos, degustamos, olemos y pensamos contiene una intencionalidad cerebral, una propuesta, una incertidumbre o una exigencia. La conciencia es siempre conciencia de algo y para algo, tal como sostenía Franz Brentano, un filósofo, psicólogo y sacerdote católico alemán que dejó de serlo porque se negaba a aceptar la infalibilidad del Papa, allá por el último cuarto del siglo XIX.  

La somatización contiene la incertidumbre cerebral sobre integridad física y comunica al individuo esa preocupación a la vez que le exige una conducta acorde.  

          - Cerebro: Tendría que ir ya a comer...

          - Individuo: Me muero de hambre. Necesito comer algo...

          - Cerebro: Me preocupa la piel...Me quedaría más tranquilo si se rasca...

          - Individuo: ¡Cómo me pica! 

          - Cerebro: Hasta que la habitación deje de dar vueltas prefiero que esté quieto en la cama...

          - Individuo: Otra vez este vértigo. Voy a pedirle al de cabecera que me mande al especialista a que me miren...

....................................................

Como ya he comentado en otras ocasiones, el cerebro tiene razones que el individuo ignora. No estoy seguro de que esas razones correspondan a conflictos emocionales de la infancia. Si es así es porque el cerebro piensa que hasta que no se resuelvan, las células corren peligro... y expresa sus temores pidiendo una conducta preventiva al individuo. 

      ¿Somatizaciones...? No sé. Creo que, más bien, son cosas del cerebro: "cerebradas". Quizás sería más adecuado hablar de "somatismos"... o simplemente empezar a considerar en el universo de las explicaciones de síntomas en ausencia de enfermedad la presencia inevitable del siempre vigilante y alarmista cerebro... 

     Mens sana in corpore sano... sí, pero también... corpus sanum in mente sana

                                                   ¡Don't worry, be happy!    

4 comentarios:

Victora Mena dijo...

Arturo: alguien puede entender que no aconseja usted la visita a un psicoterapeuta. Qué ocurre si lo que le hace sufrir a uno es el “malser” y no síntomas aislados de los que el paciente no se siente "responsable".
Yo entiendo que existen malos profesionales, que sueltan al paciente cualquier ocurrencia propia, pero también los hay excelentes.

arturo goicoechea dijo...

Victoria: en la consulta dejo siempre claro que estamos tratando exclusivamente problemas de organismo, es decir, cuestiones de garantía de la integridad física de los tejidos. Sobre esta función somática pueden influir las perturbaciones e incertidumbres del "malser". En ese caso aconsejo dos cosas: desvincular los problemas del ser de los de seguridad tisular y solicitar, si así lo considera oportuno el paciente, ayuda psicológica para disolver los atascos o disfunciones del "ser". No tengo competencias en esa cuestión pero, evidenemente, hay profesionales, buenos y malos, que pueden aportar una ayuda o complicarlo todo aún un poco más.

Estoy en contra de la conclusión arbitraria y no siempre bien trabajada de que los síntomas físicos no explicados provienen necesariamente de un universo emocional (del ser) disfuncional.

Victoria Mena dijo...

Bueno, no me he expresado bien, porque el paciente que describo arriba no acude a la consulta de Neurología. Pero acabo de leer un comentario suyo en la entrada del día 8 y me doy por satisfecha... por ahora.

Victoria Mena dijo...

A ver así