Cada día el hipocampo trocea la realidad en paquetes episódicos. En ellos queda registrado lo que se presume pueda ser significativo por anteriores experiencias y lo novedoso, por si pudiera contener alguna clave aún no desvelada.
Al final del día, el hipocampo trasvasa el material a las zonas cerebrales que deben hacer el trabajo de "minería de datos", contrastar lo aportado con archivos previos, ver si el material tiene realmente relevancia, reforzar o desechar sospechas previas, añadir claves interesantes...
Una crisis de migraña es un episodio. El hipocampo preparará el correspondiente expediente de lo sucedido ese día en ese lugar y comprobará si se ha comido chocolate, hacía viento sur o se acercaba la menstruación. Pondrá unas marcas de inicio y comienzo y todo quedará listo para su procesamiento.
Lo que el hipocampo selecciona para confeccionar su informe depende de lo que previamente esté evaluado como importante. Las creencias se construyen a golpe de experiencia, de colisión con los hechos tozudos, con las coincidencias en tiempo y espacio pero también se produce el hecho inverso: las experiencias están también condicionadas por las creencias previas.
El hipocampo hará sus paquetes episódicos fijándose en aquello que le han dicho tiene relevancia e ignorando lo que no consta como trascendente en los archivos del conocimiento. Por ello es importante disponer de una guía previa que contenga un catálogo fiable de lo que, realmente, puede tener valor. De otro modo el hipocampo generará una y otra vez informes llenos de banalidades, de circunstancias irrelevantes biológicamente, como el comer chocolate, haber tomado dos vinos, ir de viaje o disponerse a preparar un examen.
Cada episodio debe ser peleado. El informe hipocampal debe desechar las irrelevancias señaladas por la cultura migrañosa y a su vez el lóbulo frontal debe desconsiderar toda esa bisutería que aportan los episodios. El individuo debe modificar su afrontamiento, cambiar la estrategia, para permitir el cambio en las convicciones sobre el significado de lo que allí y entonces sucedió tras esto o aquello.
En una ocasión, el marido de una paciente migrañosa escribió una carta al Lancet para relatar un episodio: con el objetivo de cortar una racha especialmente agresiva de crisis migrañosas, la pareja decidió coger unas vacaciones para "relajarse", con la idea (potencialmente errónea) de que el estrés era el responsable. La migraña no aflojó sino todo lo contrario y tuvieron que interrumpir las vacaciones con la idea de acudir al neurólogo para buscar una solución. En plena crisis de migraña, con las maletas preparadas, esperando coger un taxi, un ladrón le dió un tirón al bolso. El marido salió corriendo tras él, sin éxito y, más tarde se entretuvo en hacer las diligencias de la denuncia. De repente cayó en la cuenta de que había dejado a su mujer a sólas con la migraña y volvió apresuradamente para encontrase con algo sorprendente: la migraña había desaparecido y, lo que es más curioso, no volvió a aparecer.
El hipocampo había preparado un paquete episódico: migraña, vacaciones (no estrés), atraco (estrés), resolución de migraña. Mí (hipocampo) no entender nada.
Por la noche pasó su información al sesudo lóbulo frontal y este decidió desactivar todo el despropósito de la alarma migrañosa.
El marido comentaba tras el relato que a él le daba en la nariz que el cerebro andaba mezclado en todo esto y animaba a los expertos a que le hicieran una auditoría.
Eso fué ya hace muchos años...Mi hipocampo hizo un paquete episódico de la lectura de la carta.
De aquellos polvos han venido estos lodos...
6 comentarios:
Y aun mas: los sueños pueden hacer ese trabajo, hubiera bastado con soñar con el atraco para obtener los mismos resultados.
Un saludo d.Arturo, soy un compañero del sur de España. Hace poco que he descubierto este blog y me gustaría comunicarle mi entusiasmo y fascinación por los contenidos e ideas que se desarrollan en él. Espero poder seguir disfrutandolo mucho tiempo.
Muy amable Jordy: Creo que no faltarán temas para repensar y reinterpretar la actividad cotidiana de las neuronas.
Paco: el cerebro no deja de procesar todo lo que tiene tratando de estrujar conocimiento de lo que sucede, observa y recibe como información. Pienso que la realidad, cuando presenta una cara no previsible y novedosa obliga a reajustar las convicciones. Sin esos golpes de realidad a veces el cerebro no puede hacer el cambio sólo con el esfuerzo imaginativo de los sueños.
Y hablando de sueños ¿puede el contenido de los sueños, por ejemplo, si tienes una pesadilla, influir en el desarrollo del dolor a la mañana siguiente? O es indiferente?
Elena: poder, puede suceder de todo, pero no debiera. El espacio de la imaginación no debe complicar las decisiones de los períodos de vigilia.
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