Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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miércoles, 27 de enero de 2010

Naufragos




El cerebro está de moda. Mola.

Los neurocientíficos (físicos, matemáticos. biólogos, químicos, lógicos, lingüistas, filósofos, psicólogos... y algunos psiquiatras y neurólogos atípicos) no dejan de aportar datos sobre la vida de las neuronas.

Las Neurociencias debieran haber cambiado el modo de operar de los médicos en algunos terrenos.

La Neurobiología del dolor debiera estar de moda, en boca de profesionales y ciudadanos pero los pacientes siguen pensando que...

- Todo esto es muy interesante pero muy complejo y no creo que me vaya a solucionar nada.

Seguimos atados angustiados al madero de las terapias, de fármacos, agujas, meditaciones, dietas y conjuros.

Necesitamos soltar las manos de las supuestas soluciones y tratar de aprender a flotar en el agua.

Me he despertado con esta reflexión para escribir la entrada y me encuentro con un testimonio desgarrado de una paciente migrañosa, María, que, justamente describe la situación de niña asustada que no consigue soltarse de los calmantes porque tiene a su lado un carcelero atento que le atiza con el dolor si intenta hacerlo.

María vive enganchada por dictado de la migraña a los fármacos, a los triptanes.

Su cerebro exige con el dolor que se consuman esas moléculas, cuya única aportación es introducir algún confuso y modestísimo cambio en la complicada química de la ejecución de la orden cerebral de mantener la alerta roja en la cabeza.

El cerebro de María no es capaz de conceder un momento de sosiego si no dispone de la garantía de que se ha tomado "la pastilla".

No es un problema químico. Es un temor cerebral absurdo que niega el derecho a la vida.

¿Cómo se llega a esta situación?

No son los genes de la migraña. No existen.

No son los desencadenantes, los cambios hormonales, las perturbaciones meteorológicas, los estreses de la vida moderna ni la contaminación.

La migraña es la consecuencia de un adoctrinamiento. Es un producto cultural. Un encadenante.

La cultura no es sólo una herramienta intelectual que nos capacita para poder leer libros, ver monumentos y escuchar conferencias. La cultura envuelve al recién nacido e interviene poderosamente en la configuración de sus programas motores, emocionales y perceptivos. La cultura guía el proceso de catalogación de lo que es peligroso e inconveniente.

La cultura convierte la cabeza, el lugar más protegido del organismo, en un enclave sensible, vulnerable, al que le pueden afectar, según sus proclamas, todo tipo de variaciones irrelevantes (respecto a la integridad física).

La cultura sobre dolor de cabeza está rebosante de insensateces biológicas, de supersticiones y falsedades, proclamadas por una variopinta corte de sanadores que no tienen ningún recato en sostener teorías y prácticas desprovistas del más mínimo fuste teórico.

El cerebro humano está socializado. Actúa a golpe de enculturación. El sistema de defensa neuronal está socializado. Nos defiende de los enemigos que contempla su adoctrinamiento.

El cerebro está protegido contra la necrosis (el único suceso que justifica el encendido del dolor) por el cuero cabelludo, el cráneo, las meninges y la barrera hematoencefálica. Vive en un recinto sólido, con todo tipo de previsiones evolutivas que garantizan su integridad.

Falta la barrera cognitiva, la que debiera protegernos de las falacias.

- Se han producido avances espectaculares en el conocimiento de la migraña, que facilitarán nuevos fármacos en el futuro.

En 1992 se anunció a bombo y platillo en los titulares de los informativos el fin de la migraña. Habían aparecido los triptanes, familia de activadores de un determinado tipo de receptores de serotonina, que según sostenían sus promotores, marcaban una nueva era, un antes y un después.

La migraña sigue ahí, probablemente con más presencia y saña que en 1992.

- En la lucha contra la migraña necesitamos promover la información. No se hacen las cosas bien. Si los ciudadanos conocieran y aplicaran nuestra doctrina todo estaría razonablemente controlado...

Los neurólogos que proclaman esta recomendación tienen una incidencia de migraña casi diez veces superior a la de los ciudadanos que deben atender.

¿Más información... de lo mismo?

Me temo que, como es bien sabido, todo puede empeorar aún más.

La migraña no aflojará hasta que haya un proceso profundo de saneamiento sobre lo que se dice, se cree y se teme sobre ella.

Mientras no llegue esa renovación habrá muchos pacientes como María, agarradas a los triptanes o a lo que sea porque no ven la manera de encontrar el alivio.

- La migraña crónica es debida al abuso de analgésicos...

Es lo que sostienen los neurólogos en sus congresos...

- Tiene que dejar los calmantes. Tiene usted adicción. Está enganchada

- Ustedes me recomendaron que me los tomara tan pronto como notara el dolor...

- Ya, pero una cosa es el uso y otra el abuso...

Si el barco se hunde hay que salir de él y echarse al agua no para ahogarse sino para agarrarse a algo que flote y llegar a la orilla, que está más a mano de lo que se piensa...

9 comentarios:

Mariad dijo...

Le agradezco su referencia hacia mí y, por encima de todo, su comprensión porque es la primera vez que siento que alguien me comprende del todo.
Hoy me desperté con migraña, he desayunado mis cereales con medicación y vuelta a la cama.
Qué hago a partir de ahora, Dr. Goicoechea? Por que no sólo es el miedo al dolor, no sólo es el dolor, no, es que se me va medio sueldo en el medicamento que tomo, porque esa es otra... voy al médico y sólo me hace cuatro recetas para todo el mes, el resto lo pago de mi bolsillo.
Hoy lo voy a confesar, aquí, ante usted y los que le leen: soy adicta. Y soy adicta porque para calmar el dolor ha llegado un momento que tomo dos aspirinas, más un paracetamol de 1 gramo, más un lexatin de 3 grs. y un maxalt.
Soy A-DIC-TA. Y la culpa es mía pero es que no he dado con nada ni nadie que me ayude (incluyendo neurólogos) y tomo con esperanza escéptica un medicamento para prevenir (JA!) estas malditas migrañas.
Voy a volver a leerle desde el principio, con detenimiento, hasta dar con la tecla que me pueda usar porque de no ser así me veo desintoxicándome en Proyecto Hombre ¿se imagina? Por suerte tengo el sentido del humor intacto.
Un abrazo.

Arturo Goicoechea dijo...

María: no hay un método ni terapia para esto. Es un problema de aprendizaje, de programación influida por la cultura.

El cerebro está lleno de archivos, memorias, hábitos... y pide lo que está configurado, independientemente de que no sea razonable, como es el caso de la migraña.

El que no haya métodos ni terapias no quiere decir que no haya nada que hacer. La teoría es fácil: el cerebro pide una conducta determinada y el individuo debe defender justamente lo contrario.

¿Cómo conseguir que el cerebro reprograme? Tenemos la información, la convicción, la visualización de lo que sucede en el interior, es decir, nada, falsa alarma... Podemos representar, imaginar... pero primero tenemos que entender en profundidad y sin fisuras el embrollo migrañoso, incluida la responsabilidad del hábito de los calmantes.

He escrito el libro: Migraña, una pesadilla cerebral (Editorial Desclée de Brouwer) precisamente para que los pacientes tengan una referencia del proceso. A algunos les sirve sólo como referencia teórica y a otros les permite solucionar el problema.

No te culpes por la utilización de calmantes. Es un problema de organismo, no del individuo.

Saludos y ánimo para plantar cara al cerebro.

Carlos dijo...

En aquellos días, el Maestro predicaba en un lugar que llaman la Red. Y he aquí que uno, llegándosele, le dijo: "Maestro bueno, qué he de hacer para salir del dolor?" El le dijo: "¿a qué me vienes con eso de "bueno"? Yo sólo digo lo que la Ciencia sabe. Mas si quieres la paz, has de cumplir la reprogramación de tu cerebro. ¿Sabes acaso que hay dolor sin daño, y daño sin dolor?". Y el joven repuso: "Si, maestro, todo eso lo aprendí y guardé en mi corazón. ¿Qué más necesito?" Díjole el doctor: "si quieres alcanzar el estado de "ex", ve, regala cuantos triptanes tengas a los fariseos y le darás un tesoro a tu cerebro; luego vuelve acá y sígueme". Cuando el joven oyó estas palabras se alejó entristecido porque los triptanes le habían ayudado mucho pero quedó solo porque había repudiado en su corazón a los fariseos y no podía ya volver con ellos. El doctor dijo a sus discípulos: "en verdad os digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que entrar un adicto en el reino de los ex". Al oir esto los discípulos se asombraron sobremanera y decían: "¿Quien pues podrá ser salvo?"
(Saludos a María si lo lee, con mi comprensión.)

Arturo Goicoechea dijo...

Carlos: no es tan infrecuente que los adictos a la triptanita la dejen con un corte de mangas y pasen a engrosar las listas de los ex. No sé cuál es el procedimiento añadido para los casos atascados. Curiosamente el atasco se produce, en ocasiones, en padecientes que han captado perfectamente los conceptos y que los creen. Puede que gane la angustia del dolor, la expectativa de una nueva tortura en forma de crisis... el miedo al sufrimiento.

Espero y deseo que des con la clave en tu caso para tu bien y el de otros naufragos...

Saludos

Carlos dijo...

Estoy en ello. Ayer hubo una desesperación que creo que se explica mejor con la lógica de la drogadicción (el mono) que con la lógica del cerebro fóbico. Ahora bien: esa lógica explica las cosas si el sumatriptan no es un placebo. En una entrada haces una metáfora brillante con un tren parado a causa de una palanca bajada... a causa de una mano... (recuerdas?), sin atinar a señalar el culpable. En el otro extremo, cabe la caricatura que el culpable haga parar el tren mágicamente sin palanca, es decir, sin mediación química!! Yo creo que el triptán bloquea la palanca, y la bloquea de verdad. Eso crea adicción.
En cualquier caso, gracias por tu interés.

Arturo Goicoechea dijo...

Carlos: perdona pero se me había transpapelado tu comentario sobre la mano que activa la palanca. La metáfora utiliza una mano, que, en la realidad de la crisis migrañosa sería la liberación de CGRP y sustancia P en las terminales vascucomeníngeas del trigémino.

Para los neurólogos ese es el hecho primario, crucial, necesario. En esas terminales se liberarían esos sensibilizadores nociceptivos, proinflamatorios, de forma espontánea (la mano que baja la palanca sin ninguna evaluación ni decisión previa).

Los triptanes salieron al mercado en plena vigencia de la teoría vascular, generando una vasoconstricción con menos efectos secundarios que sus antecesores los ergóticos. Actualmente la teoría vascular ya está agonizante. Se sostiene que depleccionan de CGRP y sustancia P las terminales meníngeas y, por ello en inicio empeora el dolor para luego aliviarse.

Mi tesis es que lo que sucede en las terminales meníngeas lo hace a golpe de evaluación central y que es ahí donde debe librarse la batalla sustancial.

Los triptanes son placebos impuros, modifican la química. Eso puede engañar al cerebro y facilitar una adicción, como realmente sucede. La dependencia no surge por un efecto terapéutico brillante, específico, sino por el efecto placebo.

Saludos

Carlos dijo...

Estaba realmente interesado en tu respuesta y estaba dispuesto a repetir la pregunta en un foro más reciente... Bueno, yo no te puedo discutir en términos de neurología pero me parece que introduces un grave interrogante al valor de la experiencia personal... nunca me han dado sumatriptán de escondidas y no sé qué pasaría si no supiera lo que tomo, si tendría efecto... Yo noto, a partir de la media hora o así (pero no antes), la contracción de las carótidas (lo cual, según tu postura, ¿quizás sería una fantasia "placébica"?) y más tarde la progresiva disipación del dolor. Caray, cuando se nota, se nota, y a veces el efecto no alcanza a detener todo el dolor aunque lo mitiga mucho durante horas. La mayor parte de las veces desaparece sin rebote. Para mi fue un cambio de la noche al día. Yo hago esfuerzos por "creer para ver" pero me pides creer demasiado. Debo dejar de creer en lo que siento corporalmente, en cientos de ataques de migraña; dejar de creer que puede haber una auténtica adicción sin que haya una auténtica droga con "efecto brillante" como dices... ¿no te parece demasiado? Entiendo que dices que pasan cosas químicas y eso engatusa al cerebro... Y si se admite que pasan cosas químicas, por qué no aceptar la explicación más económica, que "bloquea la palanca" química... En tu postura reconoces que es "tu tesis de lo que sucede"... es decir, una opinión que (a parte del conocimiento neurológico) se sostiene también por alguien que puede tener opiniones autorizadas (principio de autoridad).
Arturo: estamos discutiendo de conocimiento, no de quién tiene razón. ¿Estamos discutiendo de conocimiento o también de fe? (Mi broma con el texto de St Mateo supongo que quería sugerír algo de eso). Así, ni del todo conocimiento, ni del todo fe, ni del todo "tener razón": es una apuesta. Me estoy jugando mucho, como todos estos pacientes que apuestan por ti. Soy uno de ellos.

(Ah, blogger sí hace saltar una página de publicidad de vez en cuando, sobre todo cuando clicas un link al principio de sesión: se abre antes una ventana emergente. Normalmente la cierras antes de que aparezca el contenido. Quizás a otros usuarios no les suceda, la informática es enigmática).

Arturo Goicoechea dijo...

Carlos: no debo de haberme explicado correctamente. Es lo malo de los debates escritos.

Los triptanes son vasoconstrictores reales con menos acción sobre las arterias coronarias que sus antecesores, los ergóticos. No digo que no tengan acción vasoconstrictora sino que hoy día se piensa, por demostrado, que la vasodilatación no es la causa del dolor.

El efecto del sumatriptan es potente. En algunos pacientes activa un cuadro parecido a un ataque de pánico, inducible también por ácido láctico.

Al desbancarse la teoría vasodilatadora hubo un tiempo en que se publicaban artículos preguntándose dónde actuaba el sumatriptan. Actualmente se piensa que la acción sobre la crisis migrañosa se produce en las terminaciones periféricas y centrales del trigémino, a través de la depleción de CGRP y sustancia P.

No es posible dar sumatriptán a escondidas. Produce demasiado ruido somático como para pasar desapercibido.

Un placebo impuro es detectado por el organismo como distinto de uno puro (inerte). Cuanto más se nota su entrada al organismo más probabilidad hay de que sea eficaz. Por ello la cirugía tiene un efecto placebo notable.

Hoy he leído un artículo sobre efectos secundarios en placebos contrastados con anticomiciales, antinflamatorios y triptanes en la migraña. Los efectos secundarios del placebo eran justo los que se esperan se produzcan en el grupo de pacientes tratados.

Hay un estudio de la Universidad de Barcelona que analiza la eficacia y efectos secundarios de los triptanes en Europa y Estados Unidos. Son diferentes. La conclusión de los autores es que debiera analizarse más a fondo el efecto placebo.

No sé cómo transmitirte mis convicciones. Ya sé que una crisis de migraña no es ninguna bobada y que el dolor y la eficacia del triptan, sea por su química o por su placebo, imponen su ley. En fin, espero que algún día te resulte todo más claro y convincente e indoloro...

Saludos

Carlos dijo...

Muchas gracias: mucho más claro todo. Hay voluntad de entenderse. Hay mucha más tela en el blog de lo que parece... Hace muchos años que creo que el tema del placebo es un gran tema de la medicina nunca bien tocado y que tu planteamiento realmente explica cosas. Volveré en otro momento sobre más dudas. Qué bonito sería hablar de dudas intelectuales si no fuera por las horas de la verdad...

Saludos cordiales