Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología. | We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology. |
sábado, 16 de enero de 2010
El dolor y la "cultura judeocristiana"
En los últimos meses un reputado y refutable neurocientífico español ha sostenido en los medios (Onda cero, TVE2) que el problema del dolor anida en la cultura judeocristiana. Según él dicha cultura promueve la aceptación del dolor y su sublimación. Un buen cristiano acepta el dolor como sustancia inevitable de esta vida y lo sobrelleva para ganarse la analgesia eterna en la otra.
El neurocientífico sostiene que con la morfina, hoy en día, solucionamos prácticamente todos los dolores y que sólo una absurda obstinación en no prescribirla o utilizarla explica el que haya tanto dolorido por el mundo... judeocristiano, supongo...
La realidad es que los padecientes de dolor crónico llevan sistemáticamente su parche de opiáceo y otros "parches" y, para su desgracia, el dolor sigue ahí, imperturbable.
Lo de la cultura judeocristiana y el dolor me parece una sinsorgada sin fundamento. El opiáceo no es útil en el dolor crónico, no porque no se prescriba (que sí se prescribe) sino porque la red neuronal se encuentra en un estado de "opiáceo, no gracias".
Cuando el cerebro decide activar la alerta nociceptiva (el miedo al suceso necrótico) reduce el chorro de opiáceos propios (endógenos) y suelta la colecistoquinina, la molécula "mala" que facilita la generación de dolor. Si aplicamos opiáceos desde fuera, como recomienda el neurocientífico, su eficacia será baja pues hay escasa disponibilidad de receptores, por la alerta. A medio plazo, el cerebro aumenta la colecistoquinina, como reacción a la llegada de opiáceo foráneo, defendiendo, obstinadamente, el estado de alerta (bajo en opiáceo y alto en colecistoquinina, sustancia P...).
Puede que la "cultura judeocristiana" influya en el buen estado de salud del dolor crónico, no por los remilgos que considera el neurocientífico sino por la idea de "tierra prometida", la solución exterior, la ayuda de algo o alguien investido de un poder especial, la omisciencia y omnipotencia de " la Medicina", la fe en el "con los adelantos de hoy en día", las falsas promesas, la autocomplacencia de la Curia Científica en sus remedios.
El "judeocristiano" se esfuerza en tener fe y esperanza en la caridad de los médicos del sistema cuando algo duele pero acaba entregándose a otros dioses de Medicinas Alternativas y Paganas (de pago).
El "judeocristiano" busca la solución en los sanadores y descuida a su cerebro, el corazón de cuanto le hace padecer.
Al "judeocristiano" dolorido crónicamente no le convence "lo del cerebro". Pide el remedio y que nos dejemos de palabrerías.
El "judeocristiano" está acostumbrado a pedir soluciones rezando. Por eso a veces entiende mal las explicaciones:
- Ya he pensado (pedido, rezado) para que no me duela, pero me sigue doliendo. Necesito una solución...
En realidad, el "judeocristiano" es un occidental acostumbrado a que haya de todo para todo en el Hiper de todas las vidas posibles. Puede que no le viniera mal un master de orientalismo pero me temo que el orientalismo está ya muy occidentalizado y se ha convertido en otro producto más de mercado que ofrece la redención del dolor hurgando en meridianos energéticos y en la profundidad de la nada.
El cerebro nos duele, en contra de lo que afirma el neurocientífico de que el cerebro no duele. Nos duele, en el sentido de que nos activa el dolor aunque las neuronas que nos duelen no lo sientan.
El verbo doler está erróneamente catalogado como intransitivo. El dolor transita desde el cerebro a la conciencia. No aparece allí donde lo sentimos. Es el producto de una acción cerebral dirigida al sujeto consciente, para alertarlo y atenazarlo e incitarle a la búsqueda del remedio... "judeocristiano".
Al "judeocristiano" le gusta la buena vida aquí y ahora y por eso pide soluciones aquí y ahora.
El problema es que el opiáceo no es mas que un parche... que, desgraciadamente no sirve para librarle de estar en el infierno... en esta vida y que, según su cultura, puede llevarle a la condenación en la otra por no aceptar de buen grado el sufrimiento... y buscar y consumir... droga.
14 comentarios:
Hola Arturo:
Si me permites, y si no he equivocado su comprensión, creo que hay muchas inexactitudes en el texto y que éstas provienen fundamentalmente de una visión cientifista y de no comprender y/o no considerar lo que significa la religión. Por ejemplo:
- "Un buen cristiano acepta el dolor como sustancia inevitable de esta vida y lo sobrelleva para ganarse la analgesia eterna en la otra."
Aparte de que esto parece que está dicho con bastante sorna, además es falso. Ni en el cristianismo se persigue una salvación individual, ni se acepta el dolor sin más. por el contrario, se combate aunque quizás termine resultando una actividad infructuosa como de igual manera le sucede al médico de "La peste", la novela de Camus.
- "El "judeocristiano" está acostumbrado a pedir soluciones rezando.[...]"
La oración no es como ir a la tienda a comprar un producto. Ante todo es una expresión emotiva que ha de ser considerada desde ese plano. Sin necesidad de entrar a cuestionarse nada sobre la existencia de Dios la oración se puede contemplar desde la propia persona. Tiene valor en sí y éste, como decía antes, no es el simple canje.
- "El "judeocristiano" se esfuerza en tener fe y esperanza en la caridad de los médicos del sistema cuando algo duele pero acaba entregándose a otros dioses de Medicinas Alternativas y Paganas (de pago)."
Imagino que esto pasa lo mismo con un ateo, un musulmán, etc.... Puedo entenderlo si se refiere a una cuestión cultural pero no si es visto desde la faceta religiosa. Culturalmente la mayoría de nosotros (al menos en este Estado) hemos crecido en un ambiente vinculado al cristianismo. Que demos el salto desde la cultura a la religión ya es optativo y, en ese caso, habría que referirse de otra forma.
- Al "judeocristiano" le gusta la buena vida aquí y ahora y por eso pide soluciones aquí y ahora.
Con esto tres cuartos de lo de antes. Supongo que quieres referirte a una cuestión cultural, desde un punto de vista religioso no me parece ni cierto ni apropiado decir que se "busca la buena vida.".
Imagino que pretendes una comprensión del dolor desde una visión sociológica, pero me parece que la línea que debería dividir la sociología de la religión no queda bien demarcada. Al menos yo no lo he percibido.
Saludos
bLuEs: siento enormemente que hayas interpretado mi entrada como una ironía hacia el cristianismo. Como ves lo pongo entrecomillado. En realidad es una crítica a la idea del neurocientífico que es quien utiliza el concepto.
Estoy de acuerdo en lo que dices y repito: es una crítica a la utilización por parte del entrevistado del concepto de "judeocristiano".
Tengo por costumbre tratar de noherir sentimientos religiosos, independientemente de mis credos.
Saludos
bLuEs: he repasado el texto por si me había equivocado en la expresión de mi intención y creo, honestamente que no dice lo que has creído leer, sino todo lo contrario. Si piensas que contiene una crítica o burla a la actitud de los cristianos (sin comillas) me lo dices y trataré de camibarlo, pues, repito no quiero herir sentimientos ni pretendo entrar en el campo de las creencias que no sean estrictamente referidas a la biología del dolor.
Saludos
Te agradezco mucho tu actitud y, por supuesto, con los comentarios resulta más que suficiente para clarificar el texto.
Si ha sido un error mío de comprensión encantado de que sea así. Quizás el problema es que lo he visto demasiado equívoco y, aunque al principio era claro a quién te referías, luego ya no sabía si se ironizaba o se hablaba en serio.
Gracias de nuevo y saludos.
Al margen de nuestro sustrato, que evidentemente existe, por lo cual cualquiera puede echar mano de él. Lo único que siento es que el cuerpo es un "listillo", se acomoda, y las medicinas de todo tipo (aunque esto quizás no se cumpla cuando se trata de suministrar algún elemento que por sí mismo ya no es capaz de generar) dejan de surgir su efecto. Será por eso que los entendidos dicen que hay que variar cuando se sufre de cronicidad en la enfermedad.
Si la música ( que amansa a los animales) calma el espíritu (o al contrario lo excita, según para que cosas) a lo mejor podría "funcionar" con algunas enfermedades crónicas, mejorándolas, unido quizás a una alimentación sana y prudente.
¡Escribió una experimentada "crónica" durante la infancia! En cuanto pudo tomar las riendas de su vida, las cosas cambiaron para bién.
Por cierto Blues, una servidora que ya sabes de qué pie cojea, utilizaba el rosario las noches que no podía dormirse: Mano de santo, la mente se calmaba y no llegaba ni al tercer misterio. Funciona mejor que las ovejitas. La clave es concentrarse en las palabras y nada más. ¿Lo sabrían de antemano los "padres de la iglesia?
Saludos Arturo, por cierto que mi última entrada te la he dedicado. Ahora me queda buscar lo que apuntas en tu comentario, a ver si lo encuentro.
mjt:
Cuando se usa la religión de forma genuina (cosa que hemos visto que por ahí muchas veces no pasa) también es una disciplina humanista y como tal redunda en benefico de la salud de la persona. En realidad no hay tanta diferencia entre "la verdad os hará libres" y la base del psicoanálisis de que traer a la consciencia el inconsciente ya conlleva una buena parte de la curación.
Los primeros padres de la Iglesia creo que también tenían mucho de humanistas.
mjt: el organismo reacciona de muchos modos a la aplicación de fármacos. En el tema del dolor se produce una dinámica de dependencia como sucede con el consumo de tabaco. Se empieza encendiendo un pitillo muy de vez en cuando y se llega rápidamente al paquete diario.
bLuEs: me alegro de que quede todo aclarado. La parte irónica corresponde a comentarios que se derivan de la afirmación del neurocientífico entrevistado sobre su tesis de la "cultura judeocristiana". Entiendo que queda un poco ambiguo pero en ningún momento pienso en sentimiento religioso ni atribuyo a los cristianos ninguna actitud específica respecto al dolor.
Creo que mi afirmación de entrada de que lo de la "cultura judeocristiana" es una sinsorgada sin fundamento no deja lugar a dudas.
Con anterioridad le dediqué otra entrada crítica, con ocasión de una entrevista en onda cero: "cante horondo en las ondas".
Saludos
Coincido con el último comentario de bLuEs. Entiendo lo que pretendes transmitir, en consonancia con las demás entradas, pero pienso que has partido de una idea equivocada de la cultura judeocristiana para este fin: lo que explicas es propio de la cultura occidental actual, pero pienso que no puede asociarse a la tradición judeocristiana, sino más bien al comportamiento de la sociedad de consumo que busca el bienestar y la salud “por todas las vías posibles”.
Son numerosos los estudios publicados que evidencian que las personas que se consideran religiosas experimentan una mejor salud mental y física y se adaptan mejor al estrés. Este mes se ha añadido otro estudio publicado en la revista 'Journal of the 'American Board of Family Medicine' , que asocia a este motivo una mayor esperanza de vida en estas personas.
Las creencias religiosas facilitan al enfermo una explicación existencial que le permite afrontar mejor sus circunstancias, ya que disminuyen la incertidumbre y el estrés y le permite tener la sensación de cierto control sobre su salud. La fe ayuda a afrontar situaciones difíciles y permite encontrar un sentido a la vida. No está libre del aprendizaje de creencias acerca del dolor, de la hipocondría, de la sugestión, pero creo que no se desarrollan de la misma forma ya que su actitud ante la vida le aleja de la “protección paternalista” del cerebro.
Esto no tiene nada que ver nada con el comportamiento descrito en su artículo.
Le invito a que se acerque a la experiencia cristiana de cerca. Le recomiendo un blog que suelo visitar precisamente porque se aleja de los típicos tópicos:
http://bloghorizontes.blogspot.com/
Aprovecho para felicitarle por el blog, y darle las gracias por compartir su experiencia.
Querido doctor Goicoechea:
El comienzo prometía, pues iba usted a refutar desde una posición científica ciertas opiniones vertidas por un afamado neurocientífico en un medio multitudinario.
La refutación se anuncia en este párrafo:
Lo de la cultura judeocristiana y el dolor me parece una sinsorgada sin fundamento. (Esta primera frase es sin duda un señuelo de activista para que mantengamos la atención sobre lo decisivo, que viene después:) El opiáceo no es útil en el dolor crónico, no porque no se prescriba (que sí se prescribe) sino porque la red neuronal se encuentra en un estado de "opiáceo, no gracias".
En el párrafo siguiente se extiende usted sobre el particular, poniendo a disposición del lector el argumento completo, que me ha parecido coherente e irreprochable.
A partir de aquí yo también me he perdido...
AntonioL: definitivamente, no acerté en el modo de transmitir lo que pretendía, que no era sino descalificar el concepto de "cultura judeocristiana", utilizado por un neurocientífico algo sobrado de autocomplacencia en el poder terrenal de la morfina.
Existe un endiosamiento de nuestra capacidad para controlarlo todo cuando, en realidad, en el tema del dolor, la cosa deja mucho que desear, no porque no se prescriba morfina (que sí se prescribe) sino porque la cultura del dolor crónico es errónea ya que sitúa en los fármacos la solución.
En fin, siento que se haya malinterpretado la entrada, probablemente por mi culpa.
Lo corrijo ahora con otra aclaratoria.
Saludos
Victoria Mena: ya he aclarado mi intención, que no era otra que atacar el concepto de "cultura judeocristiana" utilizado por el neurocientífico.
En la segunda parte quise sustituir ese falso concepto por el de la cultura occidental (laica) de la solución de los problemas desde un poder casi sobrenatural, el de la Curia científica. Los dobles sentidos pueden jugar malas pasadas, dependiendo de cómo se entiendan y desde qué sensibilidades.
En los temas que me muevo, estrictamente biológicos, mi intención desde luego no era descalificar a los creyentes cristianos sino a la creencia en el poder de los fármacos en el terreno del dolor.
Saludos
Curia vaticana o curia científica, qué lo mismo da, que dirían por ahí... ¿Y la capacidad de feligreses y no feligreses de discernir y tomar decisiones? Estará conmigo en que desde el más torpe al más inteligente de los homo sapiens (m.n.t. ©) es capaz, hasta cierto punto, de elegir libremente. Como estamos de acuerdo en que las elecciones no se hacen desde el puro intelecto, me parece que información y posibilidades no faltan...
Me voy a leer su entrada de hoy.
Victoria Mena: la enculturación deja las posibilidades de ejercer el libre albedrío que deja. Cada cultura dispone una cuota distinta. El problema proviene de que la cultura sobre organismo contiene muchas carencias y excesos y el ciudadano (feligrés o no) no puede ponerse al abrigo de lo que le van a contar los expertos sobre su interior. Sólo podrá escoger entre lo que hay. Puede que ni siquiera tenga muchas opciones de dar con "el buen camino"... pues no figura en los mapas.
Saludos
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