El cerebro es un gestor de recursos. Cada acción tiene unos costos. Cada propósito una incertidumbre sobre su resultado. Decidir es invertir con riesgos variables.
Hay acciones de bajo riesgo, ejecutadas en entornos favorables conocidos, garantistas. Otras son aventuradas, a desarrollar en contextos novedosos, imprevisibles.
La necesidad y el temor empujan al individuo a moverse y explorar o quedarse en casa.
El capítulo de posibles costos y beneficios es amplio y complejo. El cerebro es, en realidad, un conjunto de cerebros, una asamblea de agrupaciones neuronales o estados de conectividad que pugnan entre sí para inclinar la balanza de cada decisión a su particular modo de ver las cosas.
La resultante final de cada debate neuronal se proyecta hacia la conciencia bajo la engañosa apariencia de un YO estable omnipresente y omnipotente...
- YO pienso que... YO he decidido...
Hay también muchos YOs, en debate continuo.
El ganador de los debates neuronales se queda con todo, como si no hubiera rivales, oposición. A la consciencia sólo pasa la decisión ganadora, salvo cuando hay empate, en cuyo caso la propuesta cerebral es ambigua, oscila entre opciones equivalentes, generalmente de signo contrario.
La decisión cerebral de doler en un momento, lugar y circunstancia tiene como objetivo promover una decisión del individuo coherente con la evaluación de amenaza y/o fracaso.
- Me levanto cansada y dolorida.
El cerebro ganador invita a la padeciente a quedarse en la cama por evaluación catastrofista de las consecuencias de ponerse en marcha.
- No te esfuerces. Tus huesos, músculos y articulaciones no están para muchos trotes. Estás enferma.
El cerebro catastrofista proyecta su ronroneo pesimista a la consciencia consiguiendo que el individuo se concentre en verlo todo de tintes oscuros.
- No me concentro. Se me olvida todo...
La atención está centrada en la evaluación catastrofista cerebral. El cerebro alarmista monopoliza los recursos reflexivos e impone el modo rumiativo sobre la condición de enfermedad, el fracaso personal, el costo somático... Nada de explorar el mundo, interactuar con los otros, gastar inútilmente energías... Toca conducta de enfermedad, evaluación de riesgo-fracaso... El individuo no cuenta...
El cerebro alarmista ganador consigue la complicidad y asentimiento del individuo fácilmente. Su capacidad de proyectar en la pantalla perceptiva una realidad imaginada, temida, como si ya estuviera produciéndose consigue engañar al indefenso (por candidez) YO...
- YO algo tengo que tener...
- Tiene un cerebro temeroso, que no quiere arriesgar y prefiere tenerle de baja, bajo techo.
- Se equivoca. YO no soy de esas que...
- Tanto peor. Si hay algo que tema un cerebro catastrofista es un individuo animoso, explorador, vitalista, marchoso...
El cerebro catastrofista quiere un individuo catastrofista que comparta su pesimismo. La alianza para el desánimo condena al individuo a residir en un organismo razonablemente sano como si estuviera enfermo.
La vida es sueño, pesadilla, miedo, pesimismo, indefensión...
No es verdad. Podría ser lo contrario. Bastaría con que el cerebro fuera más realista en sus previsiones. y dejara de apostar a la carta del catastrofismo, decidiera gastar lo ahorrado, invertir en vida...
- ¿Qué haces ahí en la cama? ¡Venga, a comerse el mundo... que son cuatro días..!
9 comentarios:
Buenos días Arturo; me gusta mucho la exposición del deslinde del yo y el cerebro, y a su vez, su interacción. "La resultante final de cada debate neuronal se proyecta hacia la conciencia bajo la engañosa apariencia de un YO estable omnipresente y omnipotente...", ¿es también aplicable al campo de las enfermedades llamadas "mentales", a la depresión, y otras...?Podría intentarse corregir de forma similar?
Saludos.
Egunon Arturo:
Creo que voy a tener que sacar todo un arsenal de ingenio y una buena dosis de entendimiento para ponerme al dia en este campo, que me resulta cuando menos atractivo.
Tendré que leer tu último libro.
Un beso
Marijo
LOURDES: Los procesos neuronales son los mismos estén aplicados a cuestiones mentales o "físicas". Lo que cambian son los contenidos a los que se refieren. En mi opinión el enfoque de la depresión y otros estados disfuncionales podría beneficiarse si se piensa en neuronas en vez de serotoninas y genes...
Saludos
Marijo: Estoy seguro que tienes ingenio y entendimiento de sobra para asimilar los conceptos que andan por el blog y el libro. No puedo menos que recomendarte la aventura de conocer...
Me alegra y me honra tu presencia en el blog...
Un abrazo
Doctor, acabo de entrar a uno de los foros de fibromialgia en que estoy, que dicho sea de paso, ya no me hace sentir bien, bueno...habla de la existencia de ninhos con fm, madre e hija con fm, familias enteras con fm, casi una epidemia...
Como puede un ninho tener fm, si su cerebro no tiene tantas elucubraciones como los de un adulto?
Por que dicen "yo desde chica, creo, ya tenia los sintomas, siempre estaba cansada, era quejica"?
Como desarrolla esta "enfermedad" una criatura?
Disculpe tantas preguntas, pero, sospecho que de un plumazo, me las absuelve.
Gracias
Un saludo
Ani: en mi opinión la existencia de "epidemias" en una familia es un argumento a favor de la importancia de la cultura, del aprendizaje, guiado por la imitación y la influencia de los padres en unos años muy sensibles en los que el cerebro está aprendiendo a catalogar los peligros (por ejemplo, las enfermedades, reales o imaginadas).
Los niños tienen dolor de cabeza, de tripas, de extremidades... Están construyendo sus catálogos de amenazas...
La explicación genética no se sostiene ni tampoco la infecciosa.
Mis hijos han tenido migrañas en la adolescencia pero ahora no las tienen.
En las Asociaciones se defienden las teorías de enfermedad y no se considera la importancia del aprendizaje, la cultura. En mi opinión es un grave error, de trágicas consecuencias, para adultos y sus hijos...
Saludos
Hola Doctor;
Gracias a su libro vuelvo a tener esperanza.
Sufro algo que durante meses solo han podido diagnosticar como "dolores de cabeza atipicos" por lo incapacitantes, continuos e intensos. Su libro abre una ventana de aire fresco a todos los que tratamiento tras tratamiento, lo unico que conseguimos es dolor de estomago y un poquito más desesperanza.
Mil gracias.
Anonimo: los contenidos del libro y del blog corresponden a lo que vamos sabiendo desde las neurociencias sobre Biología del dolor. Permiten disponer de una herramienta eficaz: el conocimiento, la racionalidad, la capacidad de afrontamiento...
No hay que temer a desprenderse de la información políticamente correcta. Es biológicamente falsa. Nada de lo que se nos dice, en el terreno del dolor sin daño, es correcto. No es coherente con lo que se sabe...
Animo y saludos
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