Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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jueves, 28 de octubre de 2010

"Algo terrible va a suceder si no hago algo"



Una crisis de migraña contiene la estructura de las fobias. El cerebro activa la alerta por previsión de un suceso nocivo en la cabeza y fuerza con sus programas perceptivos (dolor, intolerancia sensorial y digestiva) a una conducta defensiva por parte del individuo. 

"Algo terrible va a suceder..."

La previsión, la alarma, no tiene sentido. Es una posibilidad teórica de la red neuronal, "un ejército de idiotas celulares" que procesa ciegamente datos y genera salidas que activan programas emocionales, perceptivos y conductuales. 

Homo sapiens (ma non troppo) es una especie imaginativa. Habita un mundo virtual. Especula sobre los sucesos. Anticipa. Sabe que todo lo terrible es posible. Sabe que existen las enfermedades, la muerte, el sufrimiento. Ha visto, desde niño, sufrir a sus congéneres, quejarse de dolores...

Homo sapiens (m.n.t.) es una especie empática, imitativa. Comparte emociones. Reproduce en sus circuitos percepciones, emociones y acciones ajenas cuando las observa y/o rememora...

Homo sapiens (m.n.t.) es una especie escolarizada, advertida, alertada, informada de los sucesos terribles posibles... (¡bájate de ahí que te puedes caer, partirte la crisma, abrirte la cabeza, matarte..!)...

El cerebro humano toma nota de cuanto sucede, observa y escucha y lo somete a consideración, a la luz de la consciencia y en los sótanos subconscientes. Todo influye en todo (mientras no se demuestre lo contrario) a la hora de buscar asociaciones. Todo puede contener la propiedad oculta del perjuicio.

Homo sapiens (m.n.t.) desconfía de sí mismo, de todas sus rutinas, de todo cuanto le rodea. Sus tutores tampoco se fían y refuerzan con sus advertencias las tesis alarmistas...

No sorprende que el cerebro de los sapiens (m.n.t.) cultive miedos irracionales, fobias, desde su más tierna infancia.

"... si no hago algo"

El miedo exige una acción liberadora. Huir, prepararse para luchar, refugiarse, quedarse bloqueado...  

El miedo a los sucesos internos activa la respuesta purificadora, el recelo a probar comida, potencialmente tóxica, irracionalmente tóxica, o incluso a eliminarla con el vómito. La acción solicitada por el miedo en la migraña es la inacción, la suspensión de los programas del individuo, el ordenador, el viaje, la cena de Navidad... El cerebro convierte el exterior en algo hostil. Convierte en dolor luces, sonidos y olores.

Los expertos han instruido al cerebro a solicitar el plus de la terapia, el apoyo solidario de los cuidadores, el "calmante", el paño frío apretando las sienes, la aspirina, el ibuprofeno, la triptanita, "algo en vena"...

El miedo es desconfiado e insaciable y solicita cada vez más acciones calmantes, más dosis y novedad de fármacos...

El padeciente migrañoso está atrapado en la estructura del miedo irracional con su exigencia de rituales que lo sosieguen. Una y otra vez, con o sin circunstancias desencadenantes, saltan los programas de consideración irracional de la amenaza (nocebo) exigiendo el ritual tranquilizador (placebo). 

Los expertos alimentan el miedo a todo menos a sí mismos. Es más, cultivan el miedo a su ausencia. Adoctrinan a los ciudadanos en la necesidad de su presencia experta, especializada.

- Mándeme al especialista...

El especialista oficia con sus diagnósticos cerrando el círculo de la desesperanza:

- Es usted un migrañoso. La migraña es una enfermedad cerebral crónica. Tiene que cuidarse. De otro modo podría hasta tener infartos cerebrales en el futuro... 

- Me deja usted muy preocupada...

- No se preocupe. Tenemos "calmantes"...

Es una fórmula extraña: avivar el fuego antes de proceder a apagarlo, calentar el agua del vaso antes de echar el hielo...

Al cerebro sólo se le calma desactivando el miedo irracional, educándole en la racionalidad, situando los peligros allá donde realmente están...

- La migraña surge de un cerebro hipocondríaco, alarmista, fóbico, adicto a las terapias y rituales... 

- Ya, pero... ¿qué hago cuando me duele...? ¿Cruzo los dedos?

- Un corte de mangas a sus programas alarmistas... Es lo más contundente.

14 comentarios:

Sol del Val dijo...

Al principio de asistir a estas clases magistrales cuando la migraña hacia acto de presencia trataba de dialogar con mi cerebro de una manera amable. No parecía darse por enterado, sólo a medias. Después de un tiempo (esto es un proceso y no algo mágico que sucede de la noche a la mañana , al menos así lo fue para mí)me di cuenta de que mi emoción más intensa cuando la migraña aparecía era la rabia y que lo que me apetecía, lejos de dialogar amablemente con mi cerebro era regañarle, mandarle a paseo.
Un día me descubrí a mí misma hablándole como si yo fuese el capitán de un barco que está haciendo agua por unos ineptos que no han entendido nada de lo que les has contado, que han hecho caso omiso de las instrucciones y del entrenamiento que han recibido, vamos, que han pasado del capitán. Me ví bajando al cuarto de calderas y en un tono mas que amenazador les repetí lo aprendido y les insté a que hicieran bien su trabajo. Me funcionó.

Creo que no se nos puede olvidar que esto es un proceso, que puede presentar dificultades,dudas, interrogantes, que cada uno ha de encontrar su imagen, su fórmula personal de entrenamiento, de convicción, de enseñanza para con su cerebro y, sobre todo, no pasarle ni una,no hacerle concesiones,no dar pábulo a sus insinuaciones, rechazar su mano tentadora cuando nos ofrece una de sus "soluciones"
- Miiiiira, tengo lo que te hará sentir bieeeeen.....

-¡Oye bonito, no me cuentes milongas!

Ani dijo...

Sol, me reconforta, que con tu comentario, nos recuerdes a algunos, que esto de calmar al cerebro, calmar dolores, es un proceso y no sucede de la noche a la manana, como dices.

Hoy, estoy con dolores por todo el cuerpo, dolores que no tenia hace mucho tiempo y esto quiere hacerme claudicar...ya me encontraba pensando si no seria un cancer o algo parecido y si no seria mejor visitar un medico.
Es algo que le agradaria muucho a mi cerebro...

Me hizo reir imaginandote cual capitan, reprendiendo a tus marineros (supongo que las neuronas) por no acatar tus ordenes.

Como dices, no hay una formula magica y cada uno ha de encontrar la suya, su metodo...espero encontrarlo pronto, nada mas me falta paciencia.

Un abrazo

Carlos dijo...

Hola Sol i dr. Goicoechea
Creo (pero no lo demuestro) que en el blog hay una evolución de la postura basada en el puro conocimiento y en el "consiste sólo en descatalogar" a una postura más basada en un cambio de acciones/emociones capaces de llegar a la máquina. Hay como un malentendido formidable entre cerebro y mente que no parece atribuible a nadie porque aquí, en el blog, la comunidad migrañera parece culta e inteligente... pero el lío de las relaciones del sujeto con su cerebro no cesa y cuando se aborda la discusión esclarecedora aun se lía más: todo el mundo piensa que el cartesiano poco moderno es el otro y acaba saliendo poca agua clara. Y a pesar de todo sucumbimos a nuestras metáforas. Tu metáfora de hoy tiene algo de clásico medieval: es la postura del alma en el cuerpo como el piloto en su nave, sólo que la nave aquí es el cerebro que sería la sede de la conciencia o sea del piloto-capitán... y vuelta a empezar... Tengo como una tarea pendiente de revisar todo esto pero da pereza meterse en análisis de textos y por otra parte lo urgente es mejorar la migraña y no hacer una tesis. Por tanto, de momento lo dejo. Lo que dices me parece cercano: el paso del buen rollo a la rabia, insultar a la cosa-cerebro como un animal difícil de domesticar. La terapia que se propone no es de conocimiento: se propone una auténtica resistencia al dolor tirando las pastillas al wáter. De hablar al cerebro y "descatalogar" (qué metáfora más elegante), nada. De negociar, puede. De increpar a los curritos del cuarto de máquinas, puede. Pero si hay que pasarse dos días con dolor a pelo, eso es una violenta guerra de guerrillas entre el yo y su cerebro. En fin, tomo nota de todo, más que nada para constatar que hay salida. Si te animas en algun momento, estaría muy bien que nos contaras las fases de tu periplo, los tiempos de cada fase... y estaría muy bien que más gente lo hiciera... Al blog le hace falta una casuística así para pasar de ser ideas de tierra prometida a ser experiencia encarnada. Si llego al final un día u otro prometo hacerlo.
(Por cierto, hay otro Carlos en el blog, éste registrado en blogger, quizás yo debería cambiar de denominación)
Saludos a todos

arturo goicoechea dijo...

Sol del Val: la escenificación del diálogo entre uno y su cerebro admite todo tipo de tonos. Hay quien se limita a hacer un gesto... ¿de qué vas? y se centra en su tarea, otros intentan el ordeno y mando, otros suplican, otros rezan "no me va a doler, no me va a doler..." y otros escenifican visualmente el conflicto pasando luego a manipularlo a su favor...

Como comentaste existe la "migraña personal" y el modo de controlar el problema debe explorarse.

Saludos

arturo goicoechea dijo...

Carlos: el término "descatalogar" es un término global que incluye todo tipo de ingredientes no sólo los puramente cognitivos. Para conseguirlo considero necesario, aunque no suficiente, derrocar la estructura cognitiva que mantiene viva la relevancia de lo catalogado y sustituirla por un conocimiento básico sobre nocicepción humana (culturizada).

El dualismo es inevitable y nos quedamos cortos. Hay más de dos planos biológicos, evolutivos, neuronales. Por ejemplo podría contemplarse el misterio de la trinidad de los tres cerebros de McLean. a los cerebros reptiliano, paleomamífero y neomamífero podríamos añadir fundamentadamente el cerebro sapiens. De la actividad integrada de todos ellos surge el despropósito migrañoso. En mi opinión el plano funcional más relevante es el cultural, cognitivo, instructivo y pienso que trabajándolo se puede dar un paso importante que, con toda seguridad, se puede completar con trabajo en otros planos.

A lo largo de la historia del blog se han contado ya muchas historias de padecientes irredentos y otros redimidos (ex-padecientes). Incluso he contado la mía, referida a dolor lumbar.

Tengo ya una experiencia dilatada en tratar migrañas sólo con pedagogía y los resultados son buenos. La tierra prometida existe.

Saludos

LOURDES dijo...

Como bien se ha expuesto ya, no existe una fórmula mágica ni el proceso de intentar reconducir una situación, que a veces ha llegado a su estado más álgido, es el mismo para todos.
Expondré mi afrontación y mi forma de diálogo con mi cerebro.
Venía de un estado de cronificación muy largo, cuando más medicamentos estaba tomando por prescripción médica, y cuando menos efecto me hacía todo. Tan solo fue empezar a leer el libro y caer en la convicción de que esos conceptos si tenían sentido. Por fin,...
Sinceramente, tras terminarlo, me dije a mí y a los de mi alrededor que, aunque me tacharan de iluminada: "nunca más voy a tomar una pastilla para la cabeza, y voy a dejar todos los preventivos y demás....". No obstante, ha habido que aguantar.
En esos días empezaron los Carnavales y salí con la sensación de sentirme libre, a pesar de que apretaban los vértigos, la vista, el habla descoordinada, y el dolor. Pero no tenía miedo, sabía que el rumbo había cambiado. Efectivamente cambió.

Tras esto, me llevé 5 meses enteros sin tan siquiera un amago. Pero con la memoria neuronal nunca se sabe, y fue cuando más me tuve que apretar, pues como dice el Dr. "Más dura será la recaída".
Cuando empezó a volver, no entendía nada, el miedo cerebral se apoderó de mí, me contagió su miedo... y estaba más pendiente de encontrar la causa, qué era lo que había fallado, o qué podía haberlo hecho detonar de nuevo, que de sosegarme y racionalizar.
Mi diálogo en esos momentos se centró más como dice SOL en exigirle al cerebro, de enfadarme con él y conmigo misma... y ahí entró la teoría del proceso irónico. No es que no sea una buena fórmula enfadarse con el cerebro, pero yo le exigía imperativamente, me obsesionaba.
Tuve que volver a tirarlo todo a la basura (ATM, prolactina, estrógenos...), y ¿cómo? con el conocimiento siempre, que te da el convencimiento de que no está pasando nada.
A mí particularmente me funciona hacer todo lo contrario, incluso exagerado, a lo que hacía antes de tener el dolor, enfrentarme a los desencadenantes, ponerme en pie, soportar ruidos...pero sobre todo, ya he imaginado e interiorizado todo el proceso de anticipación de peligro y generación de dolor, y me doy cuenta de que el pobre cerebro no tiene culpa de que se le haya enseñado a protegernos así, a pesar de ser, como se dice en el libro, "una acción bochornosa". Es cierto, en estos casos el cerebro es ridículo, y aunque a veces me cueste no enfadarme con él, he conseguido llegar a un acuerdo con él: “ tú déjame a mí... no te preocupes en exceso, que yo sé donde está el peligro.”
Hablo con él –la mayoría de las personas no entendería como se puede dialogar con un órgano- y mientras sigo con mis tareas le voy recordando: “qué pesado eres, te vuelves cansino protegiéndome…. Y protegiéndome de qué? ¿Del calor? ¿ De la luz? ¿Del descenso de estrógenos… ¿del buen vino….?.
Aunque debo reconocer que al principio no luchaba con desencadenantes tan concretos, sino que mi estado era de cronificación general, y había que lanzarse a las bravas, sin contemplación en contra de todo lo que te habían aconsejado “por imperativo”.
Como decía, no hay fórmulas generales, pero en todo caso, sí hay una norma fundamental: librarnos de toda la información anterior y resetear….

Saludos.

Carlos dijo...

Hola de nuevo
Sobre el dualismo, he encontrado "por ahí" este ingenioso comentario (20 abr.09): "Al espíritu de este blog le vienen bien las dos posiciones. A veces los comentarios tendrán tufo hueval y otras gallináceo (gallina ponedora, por supuesto) pero pienso que Damasio tiene razón, si bien los mortales (me considero uno de ellos) no podemos evitar utilizar a nuestra conveniencia razones teóricas unas veces y prácticas otras." ¡Sí señor! ¡Qué fino!... lo que me lleva al otro tema: ¿cómo encontrar la información relevante que uno necesita entre casi 500 entradas y comentarios? En fin, si se me ocurre algo lo haré saber.

Sol del Val dijo...

Indudablemente no podría estar más de acuerdo con que cada uno encontrará su tono particular para dialogar con su cerebro.
Yo pasé por distintas fases. Antes de "asistir a tus clases" rogaba e imploraba a la migraña para que no apareciera, después comencé hablando con mucha cautela, con el miedo al fracaso metido en el cuerpo, el siguiente paso fue el diálogo desde la enseñanza paciente y por último cuando fuí adquiriendo más conocimiento surgió el "déjame en paz".
No pretendo, ni mucho menos, dejar un testimonio acerca del método válido (en cuanto al diálogo interior o las visualizaciones) porque creo que no existe uno solo sino tantos como padecientes.
Si que creo que existen elementos comunes que es necesario no pasar por alto y son esos de los que hablas en muchas de tus entradas:
No evitar, nutrirse de buena información, desintoxicarse de la que no nos ha servido en estos años de peregrinaje, romper con los rituales que tanta seguridad nos dan pero que tanto daño nos hacen en este caso, en fin, poner en práctica lo aprendido.
Por cierto, fantástica la referencia y la foto de "El exorcista"

LOURDES dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Arturo Goicoechea dijo...

Carlos: hubo un tiempo en el blog que ponía enlaces para saltar de una a otra entrada. Ví que todos los blogueros activaban enlaces para saltar de entrada a entrada hasta que constaté que eso me llevaba a una especie de laberinto del que resultaba imposible salir y decidí dejar de poner enlaces y limitar la guía a la nube de etiquetas.

Quinientas entradas son muchas entradas y ya no controlo lo que he dicho o dejado de decir. De vez en cuando husmeo lo escrito antaño y hay veces en las que no me reconozco.

Gracias por la rememoración de lo que, al parecer, escribí...

Lo sigo suscribiendo...

Saludos

Arturo Goicoechea dijo...

LOURDES: aunque no sean conscientes de ello todo el mundo habla con su cerebro a todas horas (quince mensajes por segundo).

La fórmula para salir del embrollo migrañoso es sencilla: deja de creer en todo lo que crees y haz lo contrario de lo que parece debes hacer.

Saludos

Carlos dijo...

Lourdes: muchas gracias por tu relato. Estoy revisando el blog de cabo a rabo (llevará días) pero creo que de relatos como el tuyo, del proceso que aquí se llama pedagógico y alcanza el estado "ex", no hay tantos como parece. Les pautas son individuales pero las historias concretas dan muchísimas pistas... ¿no os parece?
Saludos cordiales

LOURDES dijo...

Hola Carlos; creo que tienes mucha razón en cuanto a que cada historia particular contiene una pequeña dosis de experiencia coincidente con muchas personas; puede ser la forma de presentarse el dolor, la forma de afrontarlo, etc. Siempre se puede extraer algo de cada testimonio. Yo espero ayudar en lo posible.
Saludos.

Arturo Goicoechea dijo...

Carlos: es cierto que no abundan en el blog los relatos de padecientes a los que les ha funcionado la pedagogía. Quizás incluya casos clínicos de la consulta, según se vayan produciendo, tanto si van bien como si van mal, intentando aportar puntos de reflexión.

Independientemente de que lo expuesto funcione, está la cuestión de si es cierto, si se ajusta al conocimiento neurobiológico validado científicamente. En mi opinión, así es.

Saludos