El objetivo de este blog es llenar un vacío informativo sobre el papel fundamental del cerebro en la percepción corporal, tanto en salud como en enfermedad (real o aparente). Existen muchos padecimientos, p.ej fibromialgia y migraña, para los que no existe una explicación válida ni un tratamiento medianamente convincente.
Para los pacientes se trata de enfermedades reales que producen sufrimiento e incapacidad real y que deberían ser explicados por alguna alteración que la Ciencia Médica debiera identificar y corregir.
Para los profesionales (y a veces también para los allegados de los pacientes) se trata de situaciones inciertas en las que se insinúan como determinantes diversos estados psicológicos negativos (ansiedad, depresión, manipulación, exageración...).
En mi opinión estos padecimientos tienen una explicación simple: responden a la activación por parte del cerebro de una serie de programas seleccionados para alertarnos y defendernos de los estados de amenaza física o de fracaso. Esta activación cerebral es errónea en el sentido de que no se produce ninguna situación que lo justifique y está facilitada por un proceso de aprendizaje que induce al error.
Los pacientes perciben los programas cerebrales, es decir, se sienten como si estuvieran enfermos y tratan de recuperar la percepción de salud con diversos afrontamientos pero realmente no lo están (afortunadamente).
El paciente no puede encenderse los programas defensivos cerebrales. Se limita a percibirlos y a actuar. El objetivo del programa cerebral de "sentirse enfermo" es el de que el individuo se conduzca como tal: se quede en la cama y tome sus medicinas.
¿Por qué se encienden sin necesidad los programas de enfermedad?
Oficialmente se trata de un encendido anómalo, una especie de cortocircuito, una escopeta que se dispara sóla... No es la consecuencia de una decisión sopesada por el cerebro sino algo que se le ha escapado, quizás porque se trate de un cerebro hiperexcitable. Quizás genéticamente hiperexcitable o porque la vida con sus sobresaltos y amarguras lo ha convertido en un órgano con la sensibilidad a flor de piel...
Puede que algo de todo esto sea cierto pero creo que se olvida algo fundamental: la información. El cerebro siempre decide y muchas veces se equivoca.
8 comentarios:
Ya le ha costado doctor, llevamos esperando desde septiembre una nueva entrada. Esperamos que esta vez tenga continuidad.
Un abrazo.
¿A qué "información" se refiere en el último párrafo?
El cerebro es un órgano que construye conocimiento para tomar decisiones. Este conocimiento está basado en experiencias propias, observación de experiencias ajenas e instrucción de expertos a través del lenguaje.
Cada acción cerebral (emociones, actos motores, percepciones)surge de una evaluación derivada de los sistemas de memoria que continuamente están haciendo predicciones sobre peligro.
Cada cerebro dispone de una red de creencias que son las que determinan si se encienden o no los programas defensivos en diversas circunstancias.
El modelo oficial de los neurólogos no contempla mas que moléculas (genes y neurotransmisores) y desconsidera lo que para mí es lo fundamental en la red: la información. Sucede lo mismo con los ordenadores. Lo que define sus respuestas es la información que han ido adquiriendo.
Por favor, corríjame si me equivoco.
Cuando hablamos de percepción de enfermedad, el cerebro funciona como una central de alarmas.
Si suena la alarma, puede ser que acuda a un experto adecuado que, si se trata de enfermedad, será un médico cuya adecuación dependerá de su preparación y honradez.
Puede darse el caso de que el diágnostico sea:"falsa alarma".
No hay ninguna duda de que esto es "conocimiento e información" que deberían ser asumidos por mi cerebro cuando funcione como "central de alarmas".
La repuesta adecuada, debiera ser el fin de la señal de alarma o, cuando menos, la desaparición de mi preocupación.
¿Es correcto?
Gracias.
Si percibimos dolor es porque se ha activado el programa cerebral que lo genera.
Si el dolor se proyecta sobre la cabeza ello indica que se trata de una alarma sobre dicha zona.
El médico debe dilucidar si se trata de una alarma justificada, es decir, se está produciendo una destrucción violenta de tejido (agentes mecánicos, térmicos o químicos incompatibles con la supervivencia)o es una activación en ausencia de daño agudo.
En este último caso se construyen teorías y doctrinas que incluyen una etiqueta diagnóstica y una terapia pero no se valora como origen una activación errónea e innecesaria por un sistema de creencias alimentado culturalmente que defiende la cabeza como un lugar vulnerable ante determinados contextos.
Evidentemente si descatalogamos el peligro,se suspenden los encendidos erróneos.
En la consulta aplico esta metodología pedagógica, o de reprogramación, una vez eliminada la tesis de una lesión y, realmente se produce el cambio desapareciendo las migrañas.
Su interpretación es, por tanto correcta.
Al analizar las posibles causas de "activación en ausencia de daño agudo", la explicación que los expertos ofrecen (tengo la impresión de que usted es la excepción)siempre incluye "alguna etiqueta diagnóstica y una terapia".
Su explicación me parece sencilla, lógica e incluso atractiva (debo reconocer que el hecho de que a mí me resulte atractiva no significa absolutammente nada, pero siempre he sido partidario del "principio de economia").
Las otras teorias las desconozco, las imagino complejas y crípticas, no solo para el destinatario de la información, también para el que las expone, aunque aparente lo contrario.
Los médicos hablan, casi siempre, con un aplomo espectacular que, en ocasiones, se desmorona con estrépito.
En mi opinión a los médicos les cuesta mucho trabajo admitir que desconocen la explicación para determinados hechos. Antes que admitir que ignoran algo, son capaces de decirle al enfermo cualquier inexactitud. Reconózcame doctor que he sido delicado...."inexactitud".
Si me desinforman, mi "central de alarmas" va a funcionar mal y me pueden amargar la existencia.
Le agradezco su información, creo que me será útil, le seguiré leyendo, hablaré de su blog a mis amigos, pero...tengo la sensación que el "enemigo" está en la propia organización encargada de velar por nuestra salud.
No se si me explico, aunque ya lo he dicho voy a insistir: el sistema de alarmas lo pervierten los expertos cada vez que transmiten información falsa.
Muchas gracias.
Miguel: creo, gozosamene para mí, que ha captado perfectamente el significado de mis reflexiones y sugerencias.
Evidentemente la resistencia está en los propios colegas, más específicamente, en los "neuro"-colegas. El estudio de la función neuronal está lamentablemente troceada, de forma expansiva-divergente, como una especie de big-bang sin retorno,en tres especialidades:Neurología, Psicología y Psiquiatría (en riguroso orden alfabético). Cada una construye sus doctrinas con la horma de sus intereses y se fragmenta el universo de la actividad neuronal.
Esta fragmentación es más grave teniendo en cuenta que coincide en el tiempo con la emergencia de la Neurociencia, un ámbito multidisciplinar en el que se agrega el conocimiento aportado por lógicos, ingenieros, físicos, biólogos, químicos, matemáticos, filósofos, psicofisiólogos, informáticos, economistas y empresarios.
La presión apremiante de las etiquetas diagnósticas y ofertas terapéuticas, de la inmediatez sobre el medio y largo plazo, está haciendo daño.
Los neurólogos están "encantados", hechizados, con la pesudociencia de las nuevas ofertas moleculares que ponen en su mesa y recetario los visitadores de la Industria Farmacéutica.
Este blog intenta actuar de intermediario entre la neurociencia emergente y el ciudadano para inmunizarlo ante la peligrosa reducción de la complejidad de la función cerebral a unas pocas moléculas, previamente comercializadas.
Sinceramente, gracias por el comentario.
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