- YO no quiero que me duela
Es una precisión que oigo con frecuencia en la consulta. Mis intentos de explicar la biología del dolor, el proceso imaginativo cerebral, fracasan en muchos casos. El YO de turno se ha sentido aludido y ha malinterpretado el discurso. La víctima se ha sentido señalada como culpable.
- No es usted. Es su cerebro.
- Mi cerebro soy YO.
- Ya.
Si duele es que el cerebro evalúa amenaza. Es un sistema de neuronas de las que surgen estados de conectividad, conjuntos de sinapsis (puntos de contacto entre neuronas) que chisporrotean a la vez, generando percepciones diversas. El dolor es una de ellas. El cerebro "decide" que duela. Quiere que duela. Lo quiere porque "considera" que el individuo debe dejar de lado sus asuntos y centrar su atención en el peligro que en ese momento, según predicen las memorias, corre una zona corporal.
- No entiendo por qué va a querer MI cerebro que YO sufra.
- SU cerebro está seleccionado a lo largo de la evolución para, entre otras cosas, velar por la seguridad del organismo. Lo hace construyendo hipótesis de peligrosidad, incertidumbre, riesgo, probabilidad. Es como si fuera su guardaespaldas. No le pida racionalidad. El miedo no siempre contiene sensatez. Los cerebros son miedosos, tanto más miedosos cuanto más osados, "temerarios", sean los individuos que residen en ese organismo a proteger.
- YO necesito una solución, algo que me quite el dolor. La semana pasada tuve que ir a urgencias a que me pusieran un algo en vena.
- Tenemos que hacer algo con su cerebro. Calmar sus miedos absurdos. La intensidad del dolor le está indicando hasta qué punto el cerebro está asustado. Si tiene que ir a urgencias es porque su cerebro así lo exige para quedarse tranquilo.
En cuestiones de seguridad podemos acceder fácilmente al inconsciente, sin hipnosis, divanes ni meditaciones profundas. La percepción somática transparenta los significados del procesamiento neuronal. ¿Hambre? el cerebro quiere que coma... ¿Picor? el cerebro quiere que se rasque... ¿Dolor? el cerebro quiere que se quede quieto y tome SU calmante...
La función del dolor no es la de hurgar una vez más en las heridas del individuo, como interpretan los defensores de la somatización o lo psicosomático. Si duele la cabeza es porque hay miedo cerebral, somático, a que algo físico, terrible, suceda en ese momento en la cabeza. Si duele tras un desamor es que el cerebro considera que los desamores amenazan la integridad física de la cabeza. Ni los alimentos, ni los cambios hormonales, ni los agobios laborales, ni los fracasos sentimentales contienen el riesgo inmediato de provocar una hemorragia cerebral o una infección meníngea.
- Ya. YO no pienso eso.
- Ya... pero su cerebro actúa "como si" todos esos desencadenantes contuvieran esa amenaza.
La situación es similar a la del Sistema Inmune, el otro Sistema alarmista que ve peligro por todas partes... mientras no se demuestre lo contrario. Las células vigilantes inmunes llevan en su membrana receptores-detectores de proteínas. Cada clon celular se dedica a detectar una de ellas. La fija en la membrana, la digiere y presenta zonas sospechosas que deben ser evaluadas en la red. A veces esa proteína es del gato, del polen o de los ácaros del polvo doméstico. Si el "cerebro" inmune considera que esa proteína pertenece a un agente peligroso, decidirá liberar la producción de ese clon para defender el organismo de un peligro imaginario, absurdo. Ni el gato, ni el polen ni los ácaros liberan gérmenes pero para el organismo, para el sistema inmune, hay peligro infeccioso.
YO no tiene problemas para aceptar la responsabilidad de SU sistema inmune en una reacción alérgica pero no sucede lo mismo con SU cerebro. Lo vive como si se tratara de sí mismo. No consiente que hablen mal de él. Se siente aludido.
- No puede ser MI cerebro. YO no soy así...
Ayer vi a una paciente a la que atendí hace tres años por migraña. Tras la primera visita decidió no volver. Anduvo dando tumbos por calmantes, agujas, homeopatía, hierbas, dietas, yogas y demás hasta que acabó en urgencias y de allí le derivaron otra vez a Neurología.
- YO no quiero que me duela. Lo que YO necesito es una solución.
Creo que finalmente comprendió que no había comprendido en la anterior ocasión. Ya les contaré...
El YO es duro de pelar. Es un constructo cerebral engañoso. Si no fuera así el cerebro no podría conseguir la navegación del individuo por donde considera:
Por ejemplo, por urgencias, a por algo en vena...
3 comentarios:
Hola Dr.:
Cada vez que menciono la palabra "cerebro" viendo las caras de alrededor, siempre tengo que hacer la matización : me refiero al órgano, no a la persona (aunque no sea muy ortodoxa).
Es increible la tendencia a mezclar ambos conceptos e identificar cerebro con psicológico. ¿de dónde procederá el origen de esta confusión? Tal ver demasiado Freud...?
Espero que la paciente haya captado el mensaje y con su ayuda pronto deje de serlo.
Para mí sigue siendo un placer leer el blog a diario. Siempre me aporta.
Un abrazo.
LOURDES: Freud no fué responsable de la confusión. Más bien contribuyó a cuestionarla. Quizás sí cultivó la idea de la somatización.
La función del YO es la de crear esa ficción de voluntad y libre albedrío, como si controláramos todo con nuestras decisiones. De este modo ponemos empeño en lo que creemos hemos decidio. Es una prestación evolutiva interesante pero la cultura la convierte, a veces, en una trampa.
Un abrazo
Gracias Dr por la aclaración pues no soy muy conocedora de la materia.
Muy interesante Dr.la función del YO, y su carácter de prestación evolutiva. Algún día podrías regalarnos una entrada sencillita del tema.
Un abrazo.
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