Se supone que el padeciente acude a la consulta con muchas preguntas para hacer, ávido de respuestas de calidad.
Expone sus síntomas, su padecimiento, su invalidez, el modo en el que el dolor está marcando su sinvivir.
Parece que la exposición ha concluido y ha llegado el momento ansiado de las explicaciones del profesional.
- Dígame doctor...
- Verá usted...
Hay que andar atento en captar la falta de atención. Puede que el padeciente siga enredado en su relato buscando más y más detalles.
- No me está usted escuchando...
- Sí doctor. ¡Cómo no le voy a escuchar..!
- A ver, ¿Qué estaba diciéndole?
El padeciente ha retenido algunos sonidos y los repite pero no ha captado el concepto que uno quiere exponer. No estaba prestando su atención a lo que debiera.
Sin atención el cerebro se queda con unas cuantas palabras inconexas sobre las que luego reconstruye un relato desde sus expectativas y creencias.
- He estado con el neurólogo. Me ha dicho que...
Si no se ha atendido, lo que se dice que se ha dicho se corresponde en realidad con lo que uno se dice a sí mismo sobre lo que supone que está diciendo el otro. Somos esclavos de nuestra narrativa. En ella colocamos los personajes con sus diálogos...
- Le dije, me dijo...
Es recomendable hacer un mínimo de comprobaciones.
- Vamos a ver. ¿Con qué idea básica se ha quedado?
En muchos casos se encontrará con la sorpresa de que no ha quedado grabada ninguna o, peor aún, ha conseguido que se quede justamente con lo contrario de lo que se ha esforzado en explicar...
- El cerebro... duele porque YO quiero que me duela... psicológico... me obsesiono... olvidar que está doliendo...
Es necesario el compromiso de la escucha activa. La atención debe estar enfocada hacia lo que el profesional intenta comunicar, libre de juicios previos, interpretaciones pre-meditadas.
- Atienda bien. Apáguese y escuche. Si no está de acuerdo o no capta el contenido, hágamelo saber. Pregunte.
La consulta es, a veces, un aula. Padeciente y profesional se turnan en los papeles de profe y alumno.
- Escúcheme atento. Le voy a explicar mi dolor.
- Ahora escúcheme usted. Le voy a explicar la biología del dolor...
Recuerdo vagamente un extraordinario libro sobre enfermedades musculares. Con el paso del tiempo sólo me he quedado con la reflexión que iniciaba el prólogo:
"Escuche atentamente al paciente. Está intentando desesperadamente contarle lo que le está sucediendo..."
Absolutamente de acuerdo pero habría que completarlo con otra reflexión similar dirigida al padeciente:
"Escuche atentamente al profesional. Está intentando pacientemente explicarle el por qué de lo que le está sucediendo..."
Bueno, supongamos que eso es así, al menos en algunos casos. No los desaproveche...
No hay comentarios:
Publicar un comentario