Era yo, por entonces, residente de Neurología. No había Scanner ni Resonancia. Para descartar patología recurríamos a la arteriografía, una exploración cruenta, con riesgos. Se pinchaba directamente la arteria carótida en el cuello (con o sin anestesia general) y se introducía contraste para visualizar el árbol arterial.
Veíamos con frecuencia a pacientes que presentaban síntomas visuales, sensitivos o de lenguaje, transitorios. Generalmente se seguían de dolor de cabeza intenso y vómitos, es decir, una crisis de migraña.
A este tipo de migraña (síntomas deficitarios con dolor de cabeza) se denominaba migraña clásica o migraña típica. Era un término tranquilizador. Ahora le llaman migraña con aura. Ya no tranquiliza tanto.
En ocasiones aparecían los síntomas deficitarios (el aura) pero no el dolor. Mal asunto. Había que hacer una arteriografía para descartar malformaciones vasculares (aneurismas, malformaciones arteriovenosas...). Eso se decía en mis tiempos.
Un día empecé a ver lucecitas por el campo visual izquierdo. Fueron extendiéndose hasta anular la visión por ese lado. Una hemianopsia homónima izquierda, pensé. Espero que después venga el dolor. Si es así se trata de una migraña típica. Si no duele puedo tener algo terrible. Arteriografía y después Dios sabe qué... Por favor... quiero dolor, mucho dolor, vómitos... Quiero ser un migrañoso...
El cerebro reacciona de forma imprevisible ante nuestras súplicas. Algunas peticiones no tienen sentido. No se puede desear tener dolor, ser migrañoso.
El bendito y deseado dolor no vino. Una leve molestia. Era dudoso que pudiera considerarse como dolor suficiente para certificar una migraña típica y librarme de la arteriografía. No comenté nada a los compañeros. Unas semanas después, otro episodio similar, maldita sea, sin bendito dolor. Definitivamente aquello no era migraña sino carne de arteriografía.
Afortunadamente siempre hay neurólogos que se hacen preguntas y dan con respuestas. Esos benditos neurólogos publicaron una serie de casos de aura, sin dolor. Lo mejor: la conclusión. Si los síntomas visuales o sensitivos eran típicos (como en mi caso) no hacía falta que doliera para certificar que se trataba de una migraña. Por supuesto, tampoco se justificaba el riesgo de la arteriografía. En libertad, sin cargos. Migrañoso indoloro. Un chollo.
Creo que tuve algún episodio visual más pero ya no me preocupaba y "lo migrañoso" me dejó.
Los expertos llaman a esta migraña: migraña disociada.
El miedo al dolor lo invoca y el miedo al no dolor lo revoca. Cosas del cerebro y de su impredecible respuesta a nuestros temores y deseos.
Con el vómito sucede algo similar. Hay padecientes que desean fervientemente tener una buena arcada para conseguir el vómito y poner fin al tormento del dolor. No hay manera. "Quiero vomitar" es una petición absurda. Otros sufridores tienen el vómito fácil. Cada arcada supone un apretón de dolor. Temen vomitar. Eso ya tiene sentido. El vómito está servido con todo tipo de facilidades.
En una crisis de migraña no sucede nada amenazante. No hay arterias ni meninges inflamadas, aumentos de presión, déficits de circulación... Nada va a estallar, aun cuando lo parezca. Tampoco hay moléculas malas, perturbadoras. En todo caso se ha liberado algo de CGRP en las dos terminales (periférica y central) del trigémino, glutamato... Todo es química. El temor también tiene química. La falsa alarma tiene química cierta. La bolsa de deportes no contiene una bomba pero el despliegue policial es real.
En una crisis de migraña se concitan todos los miedos de la virtualidad alimentando la "tormenta neuronal perfecta". Es una "meningitis aséptica" sin gérmenes ni siquiera meningitis. Nada de nada. Falsa alarma. Bolsa de deportes con un bocata y unos apuntes...
En la falsa alarma resulta más tranquilizador hacer una explosión controlada. Acabar con la bolsa con posible bomba. Ante la crisis es más tranquilizador tomarse el triptán o el ibuprofeno que esperar a que el dueño de la bolsa la recoja, la abra tranquilamente y se coma el bocadillo acabando con la angustia del barrio.
- Un agitante. Necesito un agitante. Si no tengo dolor estoy perdido. Qué puedo hacer...
- Cálmese. Hay que ser optimista. Probablemente le duela. Piense en el dolor, deséelo...
Pensar y desear el dolor no hace que duela.
Pensar y desear que no duele ni duela tampoco mejora las cosas. Más bien las empeora.
¿Qué hacer con la triptanita?
Recuerde: en la bolsa sólo hay un bocata y unos apuntes pero el miedo es libre y están acordonando el barrio... Es su bolsa y su bocata. Cómaselo. Nadie ha metido una bomba allí.
2 comentarios:
En su caso migraña disociada, y en el mío era cambiante: extraño fenómeno el mío, pues para los profesionales un año era "cefalea tensional", posteriormente migraña, para pasar a migraña crónica por disfunción tempo-mandibular, y otras cuestiones relacionadas con hormonas (así durante 11 años).
Bueno dr.. como ya sabe le hice un corte de mangas a todo eso, y ya hace un año que dejé de padecer, aún teniendo la misma "mandíbula" (ATM) y todo lo demás en el mismo sitio y estado.
Un abrazo y gracias por escribir a diario.
LOURDES: en esto de la migraña siempre ha llovido a gusto e interés de todos.
Un abrazo
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