Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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miércoles, 9 de febrero de 2011

Cerebros




La red neuronal proyecta a la consciencia la idea de un YO único, estable. Nos despertamos y nos reconocemos como el mismo de siempre. No nos encontramos con la sorpresa de ser otro YO. Nada ha cambiado, aparentemente. El YO se oculta y sale como el sol día a día.

Cuando presentamos a los pacientes a su cerebro como co-responsable de sus dolores tienden a imaginar también un único cerebro, estable, como otro YO interno, con el que no tenemos más remedio que convivir y al que debemos hacer entrar en razón. Surge así el diálogo cerebro-YO como si se tratara de una cuestión entre dos sujetos.

Realmente hay muchos YOs y muchos cerebros, uno para cada lugar, momento y circunstancia. Podemos predecir sus conductas específicas para ese aquí y ahora pero esas conductas serán muy distintas en otros episodios.

Uno de los cerebros puede activar el dolor en un contexto y otro evitarlo en distinto escenario aun cuando objetivamente, físicamente, las acciones sean las mismas. Basta cambiar los propósitos y significados para que sintamos o no dolor. Cuestión de cerebros.

- Dice que le duele todo pero el otro día le ví bailando tan ricamente... Mucho morro...

El cerebro alarmista puede imponer su ley al levantarnos y sentirnos molidos pero si se cuela una chufla el cerebro festivo puede encontrar vía libre para desplegar sus programas. Acabado el baile el cerebro catastrofista vuelve a tomar las riendas: " con que bailando..."

Los pacientes tratan de ver, sin conseguirlo, la coherencia del único cerebro, el hombrecillo interno de personalidad única. Necesitan encarnar al responsable de su sufrimiento, encararse con él de tú a tú, analizar su temperamento, personalidad.

Los cerebros de uno compiten por hacerse con la activación de sus circuitos. Cada neurona proyecta su chismorreo y de ese barullo surge el hilo integrado de todo cuanto se cuchichea. Miles de millones de puntos de conexión se suman y restan para construir cada instantánea de consciencia. Cada punto conectado (sinapsis) actúa como un individuo, trata de facilitar o deprimir su activación a corto, medio y largo plazo.

Cada nueva información modifica los equilibrios de todas esas asambleas neuronales, los chisporroteos que hacen liberar serotoninas, adrenalinas, dopaminas y endorfinas. Nada permanece estable. Las apariencias engañan.

- ¿No me va a dar nada? Así, sólo hablando...

- Le doy información. Es lo que buscan las neuronas. Datos, leyes, doctrinas, marcos para interpretar, predecir, decidir. Una idea puede producir más conmoción neuronal que una pastilla, una aguja o un bisturí.

A veces la información es rechazada en el parlamento neuronal y como consecuencia se refuerzan las tesis previas. Parece que todo sigue igual pero no es así. Se han estrechado los vínculos, los millones de puntos conectados (sinapsis) han gritado al unísono, expresando el rechazo.

- Estoy igual. No me funciona.

Nada sigue igual. Sólo la apariencia. El dolor puede ser el mismo pero las convicciones de la red pueden haberse consolidado en la dirección que pretendemos corregir.

- No me da ninguna solución.

Se ha consolidado la convicción de que existe una perturbación interna que, necesariamente, precisa de una intervención correctora experta.

- Me han dicho que operan la fibromialgia en Zurich y que va bien...

Los circuitos de las terapias han impuesto su ley sobre los que defendían las nuevas tesis de la responsabilidad cerebral del dolor y han salido reforzados. Puede que Zurich esté más cerca...

La información hay que degustarla, masticarla sin excesos y tragarla. Los cerebros harán su competida digestión y la transformarán en nuevos equilibrios de conectividad. Nos enteraremos del resultado final por el comportamiento del dolor.

El individuo tiene que defender lo suyo, su hoja de ruta, sus propósitos para cada día y saberse sano con derecho a sentirse indoloro si no sucede nada extraordinario. Debe coger el coche y conducir con la confianza de no ser multado si no genera accidentes, se salta semáforos en rojo o señales de stop. Debe rebelarse frente al policía probabilístico (bayesiano) que le multa porque aprecia posibilidad de infracción.

- Cincuenta euros. Está el día nublado.

- Doscientos euros. Hace quince días que no le multaba...

Si paga, está perdido. Ir a Zurich es pagar una buena multa a la policía del cuerpo virtual. El cerebro de los caros, exóticos y quirúrgicos remedios habrá impuesto la necesidad de que las acciones del individuo sean esas.

La toma de decisión es la función más disputada en la red. Cada acción conseguida refuerza la conectividad de los circuitos responsables. Muchas victorias aparentes son pan para hoy y hambre para mañana. Eso le importa poco a los circuitos del corto plazo.

- Le doy esta información. Es lo último que sabemos sobre red neuronal y dolor.

- Me ha convencido. Tiene lógica.

- Esperemos a ver la digestión de los cerebros y en qué queda.

No hay mejor revulsivo para la red que un cambio radical de paradigmas. Eso crea un revuelo de citoplasmas, membranas, núcleos, neurotrasmisores, dendritas, sinapsis... todo muy físico y muy químico, tangible en la imaginación.

Los cerebros están ahí librando sus debates con lo que tienen a mano, expectativas y creencias que generan conductas.

Ponga nueva información y todo cambiará aunque, a veces, parezca que todo sigue igual.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Un poco psicoanalítico ¿no?

Ani dijo...

Nada mas cierto de lo que dice en esta entrada, Dr Arturo.

Este parece haber sido el dialogo entre mi cerebro y yo, anoche:

Cerebro- Como se te ocurre hacer hora y media de ejercicio? ahora no vas a tu cena de aniversario.

YO- Me duele todo, hasta el pelo, pero igual seguire haciendo ejercicios todos los dias. Ya llevo 2 meses haciendolo y no entiendo porque a veces, me duele.
Y si.... voy a ir a mi cena.

Demas esta decir que la pase muy bien. Ya de regreso, en el auto, nuevamente se activaron los dolores.... desgraciado cerebro pareciera que no le gusta verme feliz.

Hoy amaneci bastante bien.
Algun dia dejara de molestarme con sus alarmas injustificadas.

Saludos, Dr Arturo.

Manderley dijo...

Este artículo de opinión que aparece en el día de hoy, me ha recordado una de sus frases en las que recuerda nuestro derecho a estar sanos mientras no se demuestre lo contrario.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Soma/todos/elpepicul/20110209elpepicul_3/Tes

arturo goicoechea dijo...

Anonimo: supongo que en el tejido doctrinal del psicoanalisis hay propuestas que coinciden con lo que vamos sabiendo sobre procesos neuronales pero lo que relato en el blog no bebe de esas fuentes freudianas aunque tampoco me incomodan las coincidencias.
Saludos

arturo goicoechea dijo...

Ani: me alegra volver a tener noticias tuyas aunque sea para saber que tu cerebro no tira la toalla. La constancia y el sosiego y el tener razón acaban dando sus frutos.

Saludos

arturo goicoechea dijo...

Manderley: gracias por la referencia del artículo. recomiendo su lectura.Comparto el contenido de las reflexiones.

Saludos

cari dijo...

Hola Arturo, qué linda entrada, como siempre, lo explicas todo tan bien!
Me pregunto cuál es el mecanismo para pasar de la teoría a la práctica.
Hace más de un año que la información del blog y tu manera única de expresarlo me cambiaron la visión del diagnóstico de fibromialgia. Y con ello no más pérdidas de tiempo y dinero buscando remedios para el engaño.
Y si bien le di crédito de inmediato a la nueva información y he actuado en consecuencia, mi cerebro -el que hace de loquito aterrado y sobreprotector- sigue poniendo y sacando dolores, mareos y decaimientos a voluntad.
Hay cada vez más días en que prima la cordura desde que te leo, y siempre agradeceré a quién corresponda haberte encontrado.
La pregunta del millón de dólares para mí es cuándo terminará mi cerebro -el molesto, que no los otros, según tu entrada de hoy que comparto ciento por ciento- de digerir lo que tiene de sobra masticado y tragado?
Existirá alguna forma SISTEMATIZADA de bajarle información para que aprenda de una vez?
Gracias como siempre por lo que haces por nosotros.
Saludos desde Argentina.

neuriwoman dijo...

La verdad es que cuando comento que llevo mas de un mes sin crisis migrañosas y me preguntan que pastillas tomo.

Al contestarle "nada" que lo he discutido con mi cerebro y funciona, me miran de reojo como si se me hubiese ido la cabeza.

Y eso es lo que debe pensar anonimo que vamos por los pasillos con los ojos en blanco hablando con las paredes.

Pues no es eso ni tampoco psicoanalisis, es simplemente tomar en consideración que hay otras posibilidades que sentir dolor.

No el ocasionado por una causa justificada, si no el que yo suelo llamar "dolor gratuito", el que no tiene oficio ni beneficio.

El dolor que sentimos un día y ya se queda como un eco en nuestra mente para convertirse en acompañante de por vida.

He de confesar que al principio de leer al doctor Goicoechea sus ideas me resultaron familiares. Supongo que cuando mi abuela me contaba lo de las camelladas se referia a eso, y de alguna forma lo enlace con el musculo pensante.

Para mi el cerebro es como un ente a parte, y aunque vivimos en simbiosis no siempre lo hacemos en completa armonía.

Algo parecido a lo que creo que hacen los hemisferios cerebrales, que van por libre en algunas funciones pero siempre conectados al final( salvo los que no tienen cuerpo calloso y asi y todo se comunican).

Pues ese es mi cerebro, una especie de mascota a la que me dirijo como mascota inteligente (a veces) que es.

Cuando pienso o hablo pidiendo algo, se que el cerebro también escucha. Y a veces hasta hace caso como en mis migrañas.

Incluso le diría que llega más lejos a la hora de estropear o arreglar algún desarreglo llamado enfermedad.

Y eso me recuerda lo que venía hoy a contarle doctor, que hace ocho años me diagnosticaron un sindrome de wolf-parkinson-white y que desde entonces siempre ha estado activo y con los controles pertinentes.

Que desde hace dos años, según el holter y otras pruebas, las taquicardias eran mas frecuentes y mas fuertes, lo que aconsejaba mi intervención mas o menos inmediata.

Y lo cierto es que aunque el cardiologo me diga que no es gran cosa lo de meter un cateter dentro de mi corazoncito para chafar el sindrome, pues yo me resistia a pasar el mal rato.

Y pensaba continuamente que no tenía razones para alterarme y tener taquicardias dias y noches. Ya se que es algo congenito y no depende de mi, que mejore o empeore.

Pero por probar y pedirle un enchufe a mi cerebro nada se perdia y digase que me han escuchado, que habra sido la casualidad, o lo que quiera opinar la gente.

Pero tengo el placer de comunicarle que en los controles de Febrero mi W-P-W ha desaparecido. Ya no hay onda delta repolarizada por ningun lado, ni sintomas.

Ya se que no es algo imposible, ni improbable pero tampoco creo que sea habitual que desaparezca en el estadio que se encontraba ya.

En fin, que unas enfermedades se van y otras se vienen. Que las casualidades existen, las causalidades sobre ellas también, incluso Teruel existe aunque piensen que no nos acordamos de ellos. Y que nuestro cerebro como herramienta ligeramente influenciable por nuestros pensamientos también es una posibilidad a tener en cuenta.

Un placer leer su blog, y también los comentarios de Ani, Manderley e Anónimo. Saludos cordiales a todos.

Arturo Goicoechea dijo...

Cari: compruebo, con satisfacción, que sigues por ahí entre los lectores. Entiendo tu pregunta y tu necesidad de disponer de un modo o pauta SISTEMATIZADA para disolver las memorias irracionales responsables de la percepción de enfermedad estando razonablemente sana. No conozco ningún método de cuya aplicación sistematizada podamos conseguir imponer nuestros deseos, por muy racionales que puedan ser. Siempre estará ahí nuestro cerebro con su narración, sus temores, su impronta cultural. El individuo dispone de esa cuota variable de la voluntad para tratar de aportar conocimiento, imaginación, resolución... y centrar la atención en sus proyectos. Supongo que en estas condiciones el tiempo juega a favor del padeciente.

En mi caso ha sido así. Cada vez el dolor lumbar ha sido más infrecuente, más leve y más fugaz.

Un abrazo

Arturo Goicoechea dijo...

NEURIWOMAN: un placer, como siempre, leerte. Me encanta la frescura de tus comentarios, la sencillez con la que expones tus reflexiones. Los que interpretan que hablar con el cerebro es un signo de locura rematada no son conscientes de que es un hecho inevitable. Siempre está esa posibilidad abierta. Existe la respiración automatizada, inconsciente, pero podemos influir, en condiciones normales, en el patrón respiratorio, entrenarlo, bloquearlo para sumergirnos en el agua, hiperventilar para tocar el clarinete. El pensamiento generalmente está automatizado pero podemos influir en su curso y contenido, dentro de ciertos límites de cordura. En el tema de la migraña el pensamiento automático es irracional, dominado por el terror. Si el individuo se deja llevar contribuye a cerrar el círculo. Lo que debe hacer es utilizar la voz y el voto para inclinar la balanza a favor del "no está pasando nada, todo esto es un despropósito".

Sobre el Wolf poco te puedo y debo decir pues no tengo experiencia. Me alegra saber que te ha abandonado y me alegraría que pudiera haber influido tu capacidad de proyectarte hacia las áreas profundas del cerebro que controlan la activación de los latidos cardíacos. ¡Quién sabe!

Un abrazo