En toda percepción hay una interpretación, una atribución de relevancia, una propuesta de acción.
La percepción de dolor no es una excepción. En cada estado doloroso el cerebro proyecta al individuo una evaluación de amenaza de daño, consumado, inminente o, simplemente, probabilístico.
El cerebro decide activar el dolor en función de la información acumulada con episodios de daño propios y ajenos y con la instrucción experta.
La pedagogía de lo amenazante es inevitable. No existe la no pedagogía.
Aprendemos a movernos y emocionarnos y, también a percibir, a seleccionar relevancias, segregar figuras de fondos, señales de ruidos.
En el dolor sin daño hay pedagogía, socialización, cultura. El problema no radica en si existe o no pedagogía sino cuál es su contenido.
La pedagogía del dolor está repleta de tópicos repetidos hasta la saciedad. Los tópicos están automatizados y pasan desapercibidos pero están ahí. No existe el individuo salvaje, sin cultura de tópicos de dolor.
La pedagogía con contenidos actuales, neuronales, sobre dolor es necesaria para liberar al individuo de los tópicos de las interpretaciones y conductas automatizadas, del paradigma cartesiano de que el dolor se genera donde se siente y se conduce por los nervios del dolor hasta el cerebro, donde se le pone sordina o amplifica y se le da un significado y un clima emocional.
Es necesario instruir a los padecientes en la pedagogía moderna que propone que el dolor es una percepción que surge desde el cerebro cuando evalúa, con y sin fundamento, en base a la información acumulada, amenaza de daño.
El dolor sin daño es el resultado de una pedagogía, de una mala pedagogía, una pedagogía alarmista, irracional. Es necesaria una nueva pedagogía que desactive expectativas y creencias y reponga conductas inofensivas y deseadas por el individuo pero penalizadas por el cerebro enculturizado en el miedo a todo.
¿Es suficiente la neuropedagogía para eliminar el dolor en ausencia de daño?
En mi opinión, sí pero no siempre se consigue. No es fácil desactivar automatismos, memorias, miedos, adicciones, hábitos, rituales, placebos y nocebos.
Los padecientes pueden ver la necesidad de la pedagogía, el cambio de chip pero, en muchas ocasiones, reclaman algo más. No ven suficiente la exposición del marco conceptual. Necesitan un método, unas pautas, en definitiva, una terapia, una ayuda externa añadida a la pura pedagogía.
La solicitud de esa acción terapéutica necesaria añadida proviene precisamente de la pedagogía de las terapias, del paradigma de que los sanadores siempre pueden ofrecer algo, siempre alivian aunque no siempre curen...
Es uno más de los tópicos aprendidos: la necesidad de aplicar un remedio
Para algunos padecientes la pedagogía puede resultar interesante, ilustrativa... pero no necesaria y resulta, a todas luces, insuficiente.
- ¿Así, sin más, sólo hablando?
- Bueno, hay algo más: entendiendo, creyendo y aplicando lo aprendido... después de descreer en lo creído... Mucha tela...
4 comentarios:
Exacto! muy buen comentario para terminar el blog de hoy!!! la pedadogia es necesaria, util pero sobre todo el paciente tiene que involucrase, creer y querer aplicar lo aprendido, en definitiva integrar el mensaje...
He llegado a casa después de disfrutar un viaje de "puente" maravilloso.Como ya escribí hace un mes aproximadamente,y siguiendo sus enseñanzas dejé de tomar medicación para mis migrañas hace unos 5 meses.Anteriormente, viaje era sinónimo de migraña segura,pues bien,el viaje ha sido estupendo y sin ningún dolor.!Cuantas veces tendré que darle las gracias Doctor Goicoechea¡Sigo divulgando sus enseñanzas allí donde veo un padeciente.Gracias y un saludo.
Anonimo: así es, se necesita el esfuerzo del padeciente y eso no siempre está disponible...
SM: los testigos vivientes de la eficacia de la pedagogía son fundamentales para que todo esto vaya progresando, aunque sea a cuenta gotas. El saber que en sucaso ha servido justifica todos los esfuerzos.
Saludos
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