Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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miércoles, 19 de mayo de 2010

Sapiens es un todo terreno...



Lo que ha permitido el desarrollo del cerebro a lo largo de la evolución es su prestación estrella: la adaptación a entornos variables. 

El cerebro surge con la movilidad. Los vegetales no tienen neuronas. Son seres inmóviles.

Los herbívoros tienen más tripas y menos cerebro que los carnívoros. Se mueven menos. Se conforman con la comida de baja calidad, fácil de adquirir y difícil de digerir. 

Homo sapiens (ma non troppo) tiene mucho cerebro. El cerebro es exigente. Consume el 20% de la energía del organismo aun cuando sólo representa en peso el 2%. Ha tenido que moverse mucho desde que puso los pies en el suelo y dejó de andarse por las ramas comiendo hojas, frutos e insectos. 

Las antiguas manadas de sapiens no paraban. Buscaban sin éxito la tierra prometida donde tendrían de todo y podrían descansar y darse la gran vida. El organismo tuvo que adaptarse a la mala vida, a las privaciones, a la incertidumbre. Había que alimentar a la bestia cerebral y todo valía: tubérculos, raíces, hojas, fruta, miel, carroña...

Sólo la movilidad, el ejercicio, garantizaba la subsistencia. El aparato locomotor sapiens (m.n.t.) era el de un todo terreno. 

Sapiens descubrió hace unos pocos miles de años el truco de la agricultura y ganadería, se procuró el papeo sin esfuerzo y por fin pudo dejar de andar de aquí para allá. El todo terreno, preparado para abrir caminos al andar se vió confinado al terreno liso y predecible, con todo a cien metros.

El todo terreno sapiens (m.n.t.) añora los tiempos difíciles. No le van los óxidos ni las telarañas, las artrosis y las osteoporosis...

El grasiento cerebro sapiens (m.n.t.) se ha vuelto comodón, perezoso, pesimista. Se conforma con el mundo garantista cercano y tiene el freno de mano echado en el todo terreno. Abusa de los programas que promueven el inmovilismo a través de la proyección a la conciencia de dolor y cansancio y de un ronroneo continuo de catastrofismo ("no te esfuerces pues no vas a conseguir nada").

El usuario del todo terreno sapiens (m.n.t.) se deja intimidar por las luces del salpicadero catastrofista que indican lo que puede pasar si arranca. Es un salpicadero que enciende las alertas no sólo cuando detecta estados peligrosos (falta aceite, no tienes líquido de freno...) sino que recuerda obsesivamente con sus parpadeos de luces rojas el temor a los sucesos ( aceite, líquido de freno...) olvidándose de indicar la situación real del vehículo, habitualmente óptima pues el todo terreno lleva incorporado un buen servicio de mantenimiento.

El cerebro sapiens ha conseguido la regresión, la vuelta al paraíso de todo a mano sin esfuerzo, sin incertidumbre. El usuario se queja. Anda dolorido, desanimado y agotado. El cerebro no entiende las quejas. Tiene de todo. ¿Para qué necesita andar? Los expertos aconsejan: el aparato locomotor no está para muchos trotes... es lo malo que tienen los todo terrenos... les da por andar por sitios sin buenos caminos lisos y rectos y acortan la vida del vehículo...

El todo terreno sapiens (m.n.t.) anda cabizbajo y confuso, a paso de tortuga y con una corta cuerda atada al garaje. Las luces del salpicadero se encienden sólo con pensar en salir a dar una vuelta...

Al todo terreno sapiens (m.n.t.) todo le iba bien hasta que inventaron las carreteras, el asfalto, los supermercados, las viviendas... los garajes, los mecánicos...

- Tiene que hacer ejercicio...

- Qué mas quisiera YO, pero el coche no lo permite. No sé lo que le pasa. En el garaje dicen que está bien, pero no consigo que coja velocidad. A veces no arranca o se para en unos metros.

- El coche está bien. Será usted que no quiere usarlo, que tiene miedo, o no sabe conducir...

El todo terreno sapiens es un vehículo inteligente, toma decisiones, tiene cerebro y no se fía del conductor ni de sí mismo.

- El coche está bien pero el sistema inteligente, el cerebro, calcula posibilidades catastrofistas y no autoriza alegrías ni aventuras.

- YO no soy de esos... Me encanta moverme...

- No me ha entendido. No es usted, es su coche cerebrado.

- Qué más da. El coche soy YO ¿no ?

- NO 

3 comentarios:

LOURDES dijo...

Que buena metáfora Dr la del todoterreno; "es su coche cerebrado". Sin duda el sufrimiento ante el dolor irracional es el "peaje" que está pagando sapiens.

Paula dijo...

Qué bien explica las cosas! ¿Podría intentar algún día una metáfora similar para la esquizofrenia? Es que las colecciono...
un saludo

Arturo Goicoechea dijo...

etiquetada: ¡jo!. Veré qué se puede hacer...