El objetivo biológico de los seres vivos es la supervivencia, individual y de especie. Ello no sería posible sin una capacidad defensiva pues el entorno está rebosante de estados y agentes peligrosos, letales.
Las estrategias defensivas definen a cada especie. Homo sapiens (ma non troppo) no es gran cosa físicamente. Lento, torpe, sin garras, corazas ni venenos...
Los sapiens (m.n.t.) se defienden a golpe de conocimiento. Aprenden equivocándose, como todo hijo de vecino, pero han desarrollado la capacidad de transmitir lo aprendido de generación en generación a través de la imitación y el lenguaje. De este modo han llegado a la luna y a saber más que nadie sobre peligros ocultos. Los sapiens (m.n.t.) son los únicos que saben que tienen alto el colesterol...
La estrategia de querer conocerlo todo para estar seguro de que no corremos riesgos tiene su inconveniente. No todo lo que nos decimos, lo que damos por cierto, lo es, y ello nos puede llevar a situaciones complicadas, sin retorno.
Las defensas pueden estar altas o bajas pero hay algo mucho más común entre los sapiens (m.n.t.). Pueden estar equivocadas. Pueden ver peligro en lo irrelevante y activarse innecesariamente obligando al individuo a vivir en un régimen de alerta continua, en un sinvivir por la incertidumbre de enfermedad o por la certeza de haber sucumbido a ella.
Los dos sistemas defensivos de sapiens (m.n.t.), el Inmune y el Nervioso, son falibles. A veces se les cuela el enemigo (gérmenes, cáncer...) sin darse por enterados y otras ven peligro o enfermedad inexistente.
El sistema inmune activa innecesariamente inflamaciones y muertes programadas en superficie (piel y mucosas) e interior por error, poniendo en riesgo la integridad y función de los tejidos y el cerebro enciende programas de percepción de daño y enfermedad estando el individuo razonablemente sano haciendo su vida insoportable.
El organismo somatiza sus miedos somáticos, expresa físicamente su angustia y trata de que el individuo se contagie y colabore. Enciende dolores, cansancios, desánimos, rumiaciones y catastrofismos para forzar al individuo a comportarse como lo que no es: un enfermo...
Equivocarse es inevitable, incluso conveniente, instructivo. Hay que explorar, arriesgar (lo justo) y pasarse de alguna raya, descuidarse... oscilar entre direcciones contrarias sin caer al precipicio... pero es necesario estar preparado para detectar el error y dar giros de 180º.
Migraña, fibromialgia, fatiga crónica, colon irritable... ¿Genes equivocados, infecciones ocultas, dietas inadecuadas, estreses mal gestionados, emociones silenciadas, misterio no desvelado...?
En mi opinión, algo mucho más sencillo y difícil de aceptar. Las defensas están equivocadas. La mayor equivocación es que cerebro e individuo ignoran y/o niegan la equivocación...
3 comentarios:
No se puede decir mas en menos espacio. Felicidades
Brillante Dr. Espero que otros lectores sientan también que Ud escribe para ellos, como siento yo. Gracias.
Las mías en primavera están como una regadera. Gracias a ello me he convertido en desplazada climática y ya no tengo que aguantar los atascos de la capital. Un abrazo.
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