Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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miércoles, 5 de mayo de 2010

El dolor me despierta... yo no estaba pensando




Las peleas dialécticas en el cerebro por el cambio de convicciones se expresan a través de diversos comentarios. Uno habitual es:

- Muchas veces el dolor me despierta. YO estoy durmiendo y no estoy pensando en nada, luego...

Estamos ante la omnipresente identificación del pensamiento con el YO consciente. Si el individuo está apagado parece como si no pudiera existir el pensamiento. Las neuronas estarían esperando a que el gallo de la voluntad cante para  ponerse en marcha al paso que marque el señorito.

YO pienso, YO respiro, YO hago la digestión, YO camino, YO fabrico orina, YO, YO y más YO 

YO diría, más bien, que ello piensa, respira, nos duerme, nos despierta, nos camina, nos hace la digestión...

Ello es el organismo. Enciende y apaga programas. Activa ganas y desganas, sube y baja la temperatura, promueve y desactiva conductas, hace propuestas y reflexiones, nos prepara para luchar o huir, enciende los focos de la escena, sube el volumen de los micrófonos... nos bloquea, nos recuerda, nos olvida...

El cerebro necesita apagar al individuo para ordenar todo el conjunto de sucesos, experiencias, reflexiones, lecturas, visiones, escuchas del día al día. Todo debe pasar por las oficinas evaluativas con el objeto de extraer conocimiento, reforzar o refutar creencias. Si el cerebro decide apagar al individuo, se cerrarán los ojos y se apagará la pantalla consciente, iniciándose una actividad intensa en los circuitos que trasvasan el material de los episodios significativos del día desde el hipocampo a la corteza frontal.

En cualquier momento puede más el miedo cerebral hipocondríaco a la necrosis y se pulsa el ON de la alerta con el circuito de seguridad sensibilizado y el programa de dolor proyectado sobre la cocorota. Todo ello como consecuencia de lo que el organismo ha ido experimentando y reflexionando a lo largo del pasado recreado, del presente sentido y del futuro temido.

Estoy lloviendo, estoy haciendo sol, estoy haciendo frío... No tiene sentido

Estoy pensando, estoy haciendo la digestión, estoy orinando, estoy doliéndome... Tampoco lo tiene. 

Reaccionamos ante los estados que se nos presentan desde el cielo y desde el cerebro. Ahí juega nuestra voluntad. Ese es su terreno. Ahí debemos proyectar nuestras reflexiones y propuestas de decisión. 

El cerebro propone y, a veces, al individuo le queda un margen de respuesta, una posibilidad de modificar esas propuestas a través de un diálogo continuo con su cerebro. Lo hacemos inevitablemente, varias veces por segundo. Cada neurona conoce el resultado de sus reflexiones a través de la liberación de sus neurotransmisores. Todo funciona en círculos. Uno no sabe lo que va a decir hasta que lo ha dicho. Cuando lo oye, de forma sutil, puede influir en las siguientes palabras. 

Las salidas (outputs) se convierten en entradas (inputs) tan pronto salen. La percepción es una acción que es percibida dando lugar a una nueva acción. 

El cerebro puede despertar al individuo con propuestas varias plasmadas en percepciones: dolor, ganas de orinar, hambre, frío...

YO estaba durmiendo y me despertaron las ganas de orinar presionando con insistencia en las paredes de la vejiga...

YO estaba durmiendo y me despertó el dolor presionando mi cabeza...

YO estaba dormido luego...

Luego no es uno el que se pone el dolor para despertar. A uno le encienden las luces de la habitación y le espabilan para que vaya al servicio, al frigorífico o se tome un calmante... Eso sucede con frecuencia a horas intempestivas de la noche... ¿Por qué no?

- ¿El cerebro me despierta?

- Eso está mejor... 

8 comentarios:

Unknown dijo...

Estimado D.Arturo,eso que cuenta es exactamente lo que me ocurrió aproximadamente al mes de leer su libro (en ese periodo viví por primera vez libre de dolor). Durante unas cuantas noches desperté (el cerebro me despertó) con unas migrañas de caballo, sin YO poder entender que estaba sucediendo. ¿Cual era el "desencadenante"? Ahora lo entiendo... No me ha vuelto a suceder. ¿Será que el subconsciente está entrando en razón, que ya van calando los nuevos conceptos "ahí dentro"?
Gracias por volver,
Cruz

Arturo Goicoechea dijo...

legemcruz: nunca podemos estar seguros de lo que sucede ahí dentro de la mollera pero a medida que se va automatizando el conocimiento vamos benefiándonos de un cerebro que ha ganado en racionalidad biológica y ha soltado amarras culturales.

Saludos

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola

Es la primera vez que entro en este blog y me ha encantado lo que he visto y leido. Me ha parecido muy enriquecedor e interesante.

Gracias por ayudarnos a pensar, a reflexionar y a conocernos un poquito más.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Dr Arturo, gracias por su nueva entrada.

La pregunta que me sugiere su texto de hoy es ¿hasta qué punto entonces somos autómatas, siervos de las evaluaciones de nuestra red? ¿hay lugar para la voluntad? para la voluntad consciente ¿dónde, entonces?

Muchos pacientes plantean estas ideas como una lucha de su YO contra su cerebro y eso no lleva nunca a buen puerto...

Arturo Goicoechea dijo...

Mandalas: gracias por su comentario.Me alegra que el blog le resulte instructivo.

Saludos

Arturo Goicoechea dijo...

Oceano mar: planteas una cuestión para la que no hay respuesta pues tampoco sabemos lo que es la conciencia. Sólo sabemos que la sentimos y nos sentimos agentes de nosotros mismos. Evidentemente no tenemos un mando a distancia para gestionar el organismo.

Nuestras emociones, percepciones y acciones surgen del cerebro pero están influidas por nuestra voluntad y autocontrol. Lo que sabemos y hemos experimentado guia el curso de nuestras decisiones conscientes e inconscientes.

En el tema del dolor sin daño existe un error de evaluación de amenaza en los tejidos. El paciente debe saber que eso es así y que sus tejidos están razonablemente aptos para el servicio y, lo que es también importante, que el encendido crónico de la alaerta nociceptiva no sólo mortifica e invalida sino que también acelera el deterioro tisular por lo que estaríamos ante una enfermedad degenerativa inducida por un error obstinado de alimentar más o menos conscientemente esa alerta.

Estoy de acuerdo en que hay que evitar una interpretación de confrontación entre el individuo y el cerebro pero realmente hay un conflicto de intereses entre objetivos de organismo (seguridad tisular) y de individuo (salir a dar una vuelta)

La pedagogía sobre neurobiología del dolor ayuda, tanto al cerebro como a su proyección consciente (individuo) a situar la seguridad en un lugar razonable, es decir, sin dolor (en ausencia de daño).

Saludos

Anónimo dijo...

Muchas gracias por su respuesta, Dr Arturo.

Me surge, no obstante, una reflexión sobre una parte de la misma... y cito: "el encendido crónico de la alerta nociceptiva no sólo mortifica e invalida sino que también acelera el deterioro tisular por lo que estaríamos ante una enfermedad degenerativa inducida por un error obstinado de alimentar más o menos conscientemente esa alerta."

¿Se refiere ud con esto a conceptos tipo-inflamación neurógena? ¿ A cambios neuroplásticos tipo el wind-up de las láminas de Rexed, o fenómenos de apoptosis?

Si usted tiene a bien, ¿podría profundizar un poquito en el sustrato anatómico que facilita esta degeneración tisular REAL inducida no por un daño, sino por una creencia (falsa) de amenaza de necrosis?

Muchas gracias y disculpe la insistencia, pero es que me parece un tema de rabiosa vigencia en el día a día en la clínica!

PD: sobre el conflicto de intereses individuo-sujueto, es real y mi opinión, o cómo lo estamos planteando en consulta, es a invitar al individuo no a que pelee con su cerebro sino a que...negocie con él. Supongo que sabrá usted mejor que yo lo chocante que resulta para muchos sujetos esta propuesta, pero al menos para nosotros en el gabinete es la menos mala que hemos encontrado, porque la confrontación con el propio cerebro sólo hace reforzar las alarmas cerebrales.

La negociación con el propio cerebro, claro, pasa porque el sujeto comprenda las razones de la instauración de la alarma.

Tal y como vamos viendo, y corrígame si me equivoco, los pacientes con dolor crónico siguen, a grosso modo este esquema: por alguna razón, su red decidió en algún momento de su vida, bien por un trauma fuerte, por muchos repetidos o diversas circunstancias, que el mundo era un lugar hostil para el sujeto y entonces lo programó en dolor, rigidez y fatiga para forzar una conducta: no salir de la cama.

Adentrar en estas razones, a veces se escapa y mucho de lo que se puede abarcar en una consulta de fisioterapia, pero al menos lo estamos intentando con pedagogía del dolor, a veces con resultados espectaculares, otras discretos y otras nulo.

Un abrazo!

Arturo Goicoechea dijo...

Oceano mar: el modo al que me refería al decir que la activación crónica de la alerta nociceptiva acaba degradando los tejidos es que un programa defensivo sobre aparato locomotor activa una musculatura inadecuada para el movimiento que genera un exceso de estrés mecánico y empobrece la textura ósea. También se produce inflamación neurógena, reorganización de las láminas de Rexed, atrofia cortical cerebral y probablemente otros procesos.

El programa de alerta nociceptiva es costoso biológicamente y debe encenderse sólo cuando está justificado y en el menor espacio de tiempo posible (reparación tisular). Sucede lo mismo que con la tensión arterial, la taquicardia, el estrés...Son necesarios para afrontar estados y agentes, para proteger la homeostasis pero deben estar justificados. La inversión debe ser rentable. Si no hay daño necrótico consumado o inminente, el dolor, la inflamación neurógena, las contracturas, la hipomovilidad articular... son perjudiciales.

Realmente el diálogo individuo-cerebro existe, queramos o no, y sus contenidos están mediatizados por la información experta. Lo que se pretende es simplemente utilizar el conocimiento que ya tenemos sobre biología del dolor y disolver una amenaza no justificada.

Saludos