Este infatigable jovenzuelo octogenario canadiense ha recibido el premio Grawemeyer de Psicología por su labor de investigación en cerebro y dolor.
Ronald Melzack trabajó en la McGill University nada menos que con el gran fisiólogo Donald Hebb. Empleó sus neuronas en tratar de entender los miedos irracionales en perros (por ejemplo el activado por ver abrirse un paraguas).
En la Universidad de Oregón se interesó por el hecho notable de que el dolor apareciera en el espacio vacío que ocupaba antes un miembro ahora amputado, inexistente (dolor de "miembro fantasma") despertando así la sospecha de que el cerebro andaba por allí.
En la época del MIT coincidió con su pareja científica Patrick Wall y juntos (Melzack y Wall) describieron la teoría de la puerta de entrada medular. Fue allá a mediados del siglo pasado. Unos pocos años más tarde integró la modulación cerebral en el control medular para finalmente proponer su teoría de la Neuromatrix del dolor.
Se ha dicho de Melzack que "hizo por el dolor lo que Einstein por la Física".
Básicamente, Melzack sostuvo y sostiene que no hay una correlación entre daño en los tejidos y dolor, que existen lesiones terribles sin dolor y dolores también terribles sin lesión. Ello implica que hay un cerebro con recursos para quitar y poner dolor según convenga (según su criterio, no el del individuo).
En la época en la que Melzack y Wall hacían sus propuestas primaba (como hoy sigue haciéndolo) la convicción de que el dolor era un producto primario generado en los tejidos lesionados y que el cerebro poco o nada pintaba en su génesis.
El modelo "biomédico" vigente, el que identifica y reduce la Biología a sucesos físico-químicos, sigue anclado en las ideas que Melzack y Wall pretendieron derribar o, al menos, ampliar.
El cerebro sigue siendo para muchos profesionales "biomédicos" una fastidiosa grasilla que no hace mas que entorpecer con sus añadidos psicológicos y emocionales su trabajo en clínica e investigación.
Melzack fué, y sigue siendo, un ejemplo de debida y necesaria síntesis entre la Psicología y la Fisiología.
Las propuestas de Melzack y Wall siguen ahí esperando a que sean atendidas.
El dolor sigue esperando a que alguien se ocupe seriamente de sentar al cerebro en el banquillo de las responsabilidades, con sus expectativas, creencias y crianzas en la diana de las acusaciones.
El modelo "biomédico" sigue donde lo encontró Melzack, empecinado en situar el origen del dolor en tejidos "inflamados", "desgastados" y denostados.
Las referencias al origen cerebral del dolor son tildadas de heterodoxas, filosóficas, especulativas y, por supuesto, improductivas, algo para psicólogos y alternativos...
Melzack y sus ideas están llenas de vida y futuro. Sólo hace falta que, en esta cuestión del dolor, la comunidad "biomédica" se interese por la Biología y (se) aplique la correspondiente Medicina.
7 comentarios:
Una curiosa anécdota sobre las entretelas de cómo se gestó la famosa teoría del "Gate Control" y que no viene en los libros de fisiología.
Al parecer, es indudable que mucho han tenido que ver las reflexiones personales de ambos padres de la criatura; sin embargo, parece ser que en su desarrollo final tuvo mucho que ver el encierro al que se sometieron Melzack, Patrick Wall y el compañero de piso de éste último, un lingüista por entonces poco conocido que respondía al nombre de...Noam Chomsky.
Al parecer, los tres se encerraron en el piso de Wall y Chomsky durante todo un fin de semana, y después de horas tertulia y reflexión sobre lo humano, lo divino y también unas buenas carcajadas, todo ello regado naturalmente de ingentes cantidades de whisky -y otro tipo de sustancias... de moda en aquellos años- surgió la chispa que daría finalmente a luz a la criatura del Gate Control.
Desconozco si la anécdota es real o no. Se la escuchamos decir precisamente a David Butler, buen amigo del difunto Wall, quien se la confesó hace algunos años después de una cena en la que ambos acabaron completamente borrachos...
Gracias por la entrada y recordar la figura de Melzack!
Pues efectivamente, para psicologos y alternativos, es decir, gente que no consume nada, porque tampoco intercambia ningún bien, es decir, no receta ningún producto, puesto que es una cuestión "filosófica". Se intercambia información, nada mas y nada menos. ¿Entonces pasamos de vender X millones en medicación para el dolor, a vender 0 Millones?¿a quien le interesa eso?. A los psicologos, a los alternativos y a los pacientes, ¿no?. Conclusión: dificilmente se extenderá entre los estamentos que toman las decisiones, planteamientos como este......Tengo la esperanza de equivocarme....
Saludos
Oceano mar: gracias por compartir la anécdota. El alcohol desinhibe y ayuda a superar las barreras de la costra oficialista...
Jesús: también nos interesa a los fisios emergentes y a algún neurólogo atípico divergente como un servidor. No tengo envidia a los políticamente correctos. Al final se acaba imponiendo el conocimiento aunque habitualmente sucede unas cuantas generaciones más adelante de lo que debía. Para entonces la casa ya hace agua por otro lado...
Es muy difícil, pero es lo correcto. Antes o después la lógica debe imperar, o al menos, ganarse un cierto respeto. Es cuestión de "estrellarse" contra el muro una y otra vez, hasta conseguir una pequeña grieta... yo, como kamikaze, me apunto!
La idea es seguir creciendo, con cierto orden y coherencia, en conocimientos y en número, para intentar difundir que hay algo más allá de lo que vemos: lo que pensamos, procesamos, modulamos...
Gracias por la entrada.
Un abrazo.
Yo buscaría la puerta... de última... alguna herramienta :D !
Saludos.
Oceano_mar, deduzco que cuando escuchaste a Butler la anécdota... fue después de una cena en la que terminásteis todos borrachos ;-p
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