Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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jueves, 10 de diciembre de 2009

Cerebro hipocondríaco y cultura de enfermedad






Los seres vivos odian, temen, la muerte. Por eso no le pierden ojo.


Para evitar la muerte hay que verla a distancia pero hay muertes invisibles que sólo se ven cuando ya las tenemos dentro. De ahí que el cerebro desconfíe de lo desconocido. No se fía de nada y hace caso a todo aquél que señala algo como peligroso.


Piensa mal y sobrevivirás...


El cerebro, como todo agente defensivo que se precie, es hipocondríaco. Todo es potencialmente peligroso mientras no se demuestre lo contrario. Un vigilante de un hiper no debe fiarse de las apariencias y debe desconfiar de todos los ciudadanos. Los cacos no suelen ponerse un antifaz ni un pañuelo en la boca para facilitar su identificación. Intentan lo contrario: aparentar bonhomía.


Homo sapiens (ma non troppo) tiene el planeta hecho unos zorros con todos los vertidos del consumo desmesurado. Puede que lo que tocamos, comemos y respiramos esté sembrado de muerte invisible, de tóxicos y malos bichos.


Homo sapiens (m.n.t.) no sólo vierte en la atmósfera tóxicos y malos bichos. También segrega información alarmista, degradable (falsable) y no degradable. La no degradable es como los tóxicos, algunos virus y las bolsas de plástico. Se acumula en la biosfera y el cerebro la aspira ávidamente para engordar su natural hipocondríaco. Una vez fijada en la grasilla neuronal, cuesta deshacerse de ella.


La información alarmista está a veces bien fundada y muchos sapiens (m.n.t.) la desprecian olímpicamente, permitiendo así irresponsablemente que sus entrañas estén tocadas por letalidad anticipada.


Otras veces las alarmas son falsas y pueden encubrir incluso intenciones de mercado, fácil mercado, el del miedo a la muerte.


¿Cómo saber cuándo la información es fiable y debe fijarse a la grasa cerebral para convertirse en no degradable (convicciones) y cuándo debe eliminarse sin contemplaciones?


No lo sé. Solo sé que el cerebro es hipocondríaco y que hay mucha información alarmista que el cerebro aspira ávidamente y la fija para defenderla después a capa y espada.


¿Qué dice la Ciencia? La Ciencia es una cortesana que hace carantoñas al que le invita a una copa. Tiene datos para todos, para sancionar en su nombre una afirmación y su contraria.


El cerebro hipocondríaco tiene un mando a distancia para encender programas de "peligro de muerte". Cuando olfatea peligro, por mor de alguna información alarmista (fundada o no) aprieta los botones que proyectan hacia el individuo la percepción de enfermedad.


A partir del encendido de los programas de "sentirse enfermo", amenazado de muerte incierta más o menos probable, el individuo se incorpora al gabinete de crisis y participa activamente en los esfuerzos por desvelar la enfermedad a la vez que se comporta como un enfermo, obligado por el programa "enfermedad" que tiene la virtud de incitar-obligar al paciente a conducirse como un enfermo.


No sé si temer más a la enfermedad invisible o a mi cerebro hipocondríaco. Probablemente sea temerario reírse de las dos condiciones.


Sólo sé que el cerebro es hipocondríaco y que estamos perdiendo el respeto a criar y difundir información alarmista, con unos cuantos sellos de label científico que puede que el tiempo los valide o invalide cuando ya sea demasiado tarde.


¡Ay si hubiera hecho caso antes!


¡Ay, por qué les haría caso!


Insisto. El cerebro es hipocondríaco y hay mucha información alarmista que campa a sus anchas vendiendo la piel del oso antes de cazarlo. El problema es saber dónde está la verdad. Yo no lo sé aun cuando tengo mis corazonadas-cerebradas...

Lo más alarmante, en cualquier caso, es la falta de información sobre el carácter hipocondríaco de nuestro cerebro y el alarmismo de una información que nadie parece querer contener.

1 comentario:

LOURDES dijo...
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