Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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jueves, 14 de abril de 2011

La hiperexcitabilidad migrañosa



Un cerebro migrañoso es un cerebro hiperexcitable, vigilante, sensible, reactivo.

Un cerebro migrañoso desencadena tormentas neuronales en diversos vasos de agua (desencadenantes).

¿Qué hace que ese cerebro se comporte así?

Los neurólogos dicen que son los supuestos genes de la migraña. Están convencidos de que, más pronto que tarde, van a dar con ellos y acabar con la pesadilla. Otros dicen que son los alimentos, la histamina, el déficit de diaminooxidasa; otros las omnipresentes cervicales y los músculos que las torturan con sus contracturas; otros la articulación témporomandibular, los cambios (meteorológicos, hormonales...) el estrés...

Cualquiera que sea el origen propuesto, el caso es que (según se dice) las terminaciones neuronales del trigémino desplegadas por meninges y vasos o el núcleo trigémino-cervical (lugar en el que entregan sus informes) entran en un estado hiperexcitado que genera un bombardeo de "señales de dolor" a todo el "circuito del dolor" haciéndolo entrar en un proceso incontrolable (si no se aplican terapias inmediatas) de autoalimentación en espiral, responsable de la brutalidad de la crisis.

El trigémino debe ser un nervio muy especial, muy dado a los paroxismos. Bastan, al parecer, unos apretones musculares cervicales, un poco de champán, un contratiempo con la pareja o que haya salido viento Sur, para que se organice la explosiva agitación de todo el circuito cérvicocefálico trigeminal.

Lo cierto es que en el tiempoespacio en el que se ha montado toda esa gresca trigeminal no ha sucedido nada relevante, amenazante para la integridad física inmediata de los tejidos residentes en el área que el trigémino vigila y protege.

La supuesta genética migrañosa no queda claro si opera sobre el propio trigémino.

- Tiene usted un trigémino hipersensible. Parece que sólo el del lado izquierdo... Es genético...

No suena creíble.

Tampoco parece sensato proyectar el impacto genético sobre meninges y sus vasos...

- Las arterias y meninges de su cabeza son hipersensibles. Se contraen, se dilatan, se inflaman... El trigémino se limita a ser testigo de esas hipersensibilidades. Es un simple mensajero... Son los genes de las arterias y meninges...

Bien sea porque en el barrio trigeminal los vecinos (arterias y meninges) organizan trifulcas innecesarias o porque la policía (el trigémino) ve delincuencia potencial en cualquier acción vecinal irrelevante lo cierto es que la Neurología ha situado en los residentes de ese barrio (vecinos y policía) el origen de sus propios males. Son así. Les va la bronca, la alarma...

Desde finales del siglo pasado se va sabiendo que el trigémino no deja de ser un mandado y que pudiera ser que el problema estuviera en los centros que deciden lo que tiene que hacer. Los generadores de la migraña no serían los vecinos ni la policía del barrio trigeminal sino sus dirigentes, aquellos que dictaminan cuándo y dónde pudiera haber problemas y deciden desplegar los operativos defensivos cuando así se concluye en sus órganos de evaluación.

La supuesta genética de hiperexcitabilidad migrañosa se ha desplazado, a la chita callando, de meninges, vasos y trigémino a unos, también supuestos, generadores centrales de migrañas. Hay documentos gráficos que les han sorprendido activados en el fragor de las crisis. Los generadores están ubicados en troncoencéfalo en el caso de la migraña común (con y sin aura) y en el hipotálamo en la "cefalea en racimos". Los genes han guiado el desarrollo de una conectividad proclive al disparo fácil del programa migrañoso en los centros en los que se decide su activación. El problema está en el disco duro. Es físico. Enfermedad pura y dura. Sólo fármacos y estilo de vida saludable como alivio. Puede que en cualquier momento se pueda anunciar el fin de la pesadilla si se identifica y neutraliza el escurridizo gen de la migraña.

Por encima de esas oficinas profundas cerebrales, la evolución ha ido añadiendo capas de procesamiento que permiten representar la realidad como un futurible. Son capas especulativas, predictivas, probabilísticas. No esperan a constatar hechos consumados, Especulan con la probabilidad desde unos árboles de creencias y expectativas y si toca temer algo se actúa desde ese temor sin esperar a las comprobaciones.

Bien pudiera ser que los males migrañosos surgieran de esas capas cerebrales especulativas. Son capas altamente socializadas, imitativas, escolarizadas, instruídas, proclives a la obediencia. La genética migrañosa pudiera ser la genética de la hipersensibilidad biológica a la vigilancia al daño, la obediencia al marco cultural propio y la confianza en las propuestas oficiales de orígenes y remedios de los males. 


Si la cultura migrañosa fuera correcta, racionalizadora, mesurada, sosegante... contribuiría a templar esa tendencia biológica a la vigilancia sensible. Si lo fuera... pero no lo es. Más bien todo lo contrario. Tenemos problema de disco duro y blando.

Hoy en día se considera que la genética segrega una "sensibilidad biológica al contexto" una probabilidad de expresión en función del entorno.

La genética migrañosa genera una sensibilidad biológica al contexto de la cultura migrañosa.

El cerebro migrañoso está hiperexcitable por obra de genes y cultura. Los genes seguirán estando ahí pero la cultura puede y debe ser modificada.

La migraña se cuece en la corteza cerebral, en las oficinas de la probabilidad, de las creencias, del sometimiento cultural. Desde allí se pueden activar alertas que encienden terminales de trigémino, dilatan arterias y agotan las baterías de las terminales de las neuronas de la corteza visual (onda de depresión cortical propagada).

Debajo de la migraña hay algo más que trigémino y arterias. Hay significados, cognición socializada, cultura. Es lo que nos define como especie.

10 comentarios:

Maria dijo...

Qué opina ud de la cronificación de la "hiperexcitabilidad" ? Qué ocurre en estos casos en el cerebro? Siente una amenaza constante y a todo? Me interesaría saber su opinión.
saludos !

Unknown dijo...

Sorprendente su forma de explicar tecnicismos. Gracias.

arturo goicoechea dijo...

Maria: cada caso es distinto. Hay veces que la hiperexcitabilidad se extiende en tiempo y espacio, otras queda limitada a una zona o a una época. Aparece y desaparece sin desencadenantes aparentes, otras lo hace sólo en determinados contextos...

Saludos

arturo goicoechea dijo...

DDmx: gracias por su presencia y aliento

Paula dijo...

Hola, como siempre sus metáforas me parecen muy acertadas, y se me ocurre que la psicosis también bebe de una especulación parecida. Allí donde unos desarrollan un dolor, otros desarrollan una realidad paralela, una ficción cuya función (canalizar un contratiempo o problema existencial originando un tratamiento similar al de una supuesta amenaza que, en términos estrictamente biológicos, no es letal). Son dos respuestas similares cuya explicación y terapia tiene más de pedagógica que de genética. En ambos casos parecen pruebas de la capacidad de los seres humanos de engañar a nuestro organismo, y de hacerlo tan bien que el propio entendimiento acaba por caer en el engaño que él mismo ideó.
Un saludo

arturo goicoechea dijo...

etiquetada: absolutamente de acuerdo con la reflexión. No hay una biología para las cosas del cuerpo y otra para las del "alma" o "mente" sino un único organismo que debe afrontar universos varios, internos y externos, individuales y sociales.

Ani dijo...

Excelente entrada Dr, es de antología.

Felizmente yo no tengo dolores de cabeza (mejor lo digo bajito no vaya a ser que mi cerebro me quiera dar la contra) pero, esta entrada me sirve para los otros dolores.

Saludos.

Roi dijo...

He perdido la buena costumbre de recopilar sus aforismos, pero me encantan las sentencias como "Tenemos problema de disco duro y blando"

Un saludo!

loretta dijo...

Dr. que me dice de la genética migrañosa pero aquella que no produce dolor de cabeza sino mareos. conexion descubierta en alemania en el 2002. se aplicaría por igual su explicacion de la hiperexcitabilidad?

Arturo Goicoechea dijo...

Loretta: desconozco a qué genética concreta se refiere. Los padecientes de migraña padecen también vértigo con cierta frecuencia. En mi opinión, no existe una genética de la migraña. El cerebro humano contiene programas al nacer pero gran parte de la conectividad está pendiente del retoque final, de los detalles... y esos retoques, en nuestra especie, están muy condicionados por la cultura. El resultado final depende tanto de los genes como del entorno.

Hay varios síndromes (migraña, colon irritable, fibromialgia, dolor generalizado...) que tienden a aparecer agrupados. No hay una condición genética para cada uno de ellos sino una condición general que facilita el impacto de la cultura alarmista de enfermedad.

Saludos