El objetivo de la acción profesional es la de preservar la integridad física y funcional del organismo. El individuo residente en ese organismo comparte ese objetivo como deseo, quiere estar bien, sano y válido.
En ocasiones el individuo no se encuentra bien y el profesional detecta, de forma inapelable, contundente, objetiva, la causa del malestar o disfunción. En otras, el profesional no encuentra motivo para explicar las quejas, los síntomas... o los atribuye a hallazgos discutibles, no contundentes.
El padeciente espera que el profesional encuentre una causa y un remedio pero muchas veces el origen no queda desvelado. No importa. Siempre quedará el remedio, la terapia, el calmante, el antídoto del síntoma.
Cada profesional aplica su remedio. El mismo problema será evaluado y afrontado de un modo distinto según sea el color del cristal con el que es mirado. Habrá propuestas óseas, articulares, musculares, tendinosas, psíquicas, farmacológicas, acupuntura, homeopatía...
El padeciente no entiende de organismo. Eso es cosa del profesional.
En ausencia de causa evidente, la acción profesional no es siempre exitosa. Comienza el peregrinaje por el mercadillo de los remedios tratando de dar con aquello que consiga disolver los síntomas. El padeciente no es muy exigente ni crítico con los fundamentos de lo que prueba. Si funciona es creible. "YO sólo sé que..."
En ausencia de daño relevante el efecto aliviador de la terapia puede ser debido al placebo, la sugestión, la coherencia con las expectativas y creencias que el cerebro del padeciente atribuye al remedio.
- He estado con el carnicero de Santa Cruz. Tenía los tendones cruzados y me los ha puesto bien. Ya no me duele...
El efecto del curanderismo no es exclusivo de los curanderos. Fármacos, agujas, manipulaciones, relajaciones, dietas... pueden disolver el síntoma por efecto placebo.
El efecto `placebo puede ser puro o impuro. En la acción placébica impura se aplica algo que genera cambios somáticos. Una manipulación, una punción, un fármaco, una sesión de relajación o meditación, una intervención quirúrgica, una estimulación magnética... producen cambios somáticos. Una cápsula vacía, un producto homeopático, una imposición de manos... son placebos puros.
El padeciente siempre bendice el éxito de lo aplicado. "Lo he visto y lo creo..."
-El antinflamatorio ne calma... luego hay inflamación
- La relajación me alivia... luego era el estrés
- La punción o la manipulación me quita el dolor luego es cosa músculoesquelética.
La inflamación, el estrés, el disturbio músculoesquelético... quedan señalados cerebralmente como responsables de la generación de los síntomas. El sistema de recompensa etiquetará las terapias como acciones deseables y las solicitará periódicamente. Lo hará con la re-presentación del síntoma.
- La terapia me va bien pero la necesito cada vez con más frecuencia...
Para flotar en el agua no es necesario el flotador. Basta con librarse del miedo a hundirse. En ausencia de "inflotabilidad" relevante (traje de baño de plomo, un gracioso que nos empuja hacia abajo...) nos hundimos por efecto nocebo (miedo a hundirnos). El flotador es eficaz. Elimina el miedo a hundirse pero potencia la necesidad de su ayuda. Es un buen placebo pero facilita la nocebidad, el miedo a echarse a la piscina sin él.
Los placebos pueden utilizarse siempre que no se pierda de vista el efecto secundario asociado: la facilitación nocébica. Puede usarse el flotador o las pastillas para flotar pero el objetivo es el de disolver la convicción de "inflotabilidad".
La pedagogía puede ser una acción cognitiva placébica. Creemos haber cambiado las creencias en una determinada dirección pero no siempre es así. Puede que el cerebro haya procesado lo explicado en una dirección errónea y haber preparado así la nocebidad del futuro.
La Pedagogía es necesaria pues el ciudadano tiene derecho a la mejor información posible. Le corresponde el acceso a ella y el profesional debe adquirirla y difundirla, alfabetizar en Biología. Gestionar esa información para optimizar la integridad física y funcional y el bienestar es algo complicado que cada profesional y cada padeciente deben decidir.
Primum non nocebere. Los placebos, puros o impuros, no son inofensivos. Siempre llevan el nocebo bajo el brazo.
Contra el nocebo... antinocebo. Puede que el placebo ayude en un principio pero es bueno ir retirándolo.
Se pueden utilizar flotadores o pastillas para flotar pero hay que inculcar la convicción de flotabilidad propia e ir quitando aire al patito...
5 comentarios:
Me gusta su fondo de blog, ya no se me van los ojos para cada extremo en busca de los libros de aquella estantería imaginaria. No soy camaleón, pero se me iban....
La semana pasada me dio un golpe de tos, que parecio mas bien un golpe con garrote en la espalda.
Tengo fisura costal, en tres de mis frágiles y osteosporosicas costillitas.
Tratamiento: reposo tres semanas y un ibuprofeno cada ocho oras, ahh..y el protector de estomago.
¿Cual es el problema? Pues que para que quiero molestar a mi cuerpo con un analgesico, si ya se que doler tiene que doler.
Si la pastilla no es para que se peguen antes esas costillas, para que las quiero.
Es que esta sociedad ya no permite que dolores normales por causas normales puedan asomar al mundo.
Hay que cargarse ese dolorcillo recalcitrante antes que vea la luz del sol.
En casa, siempre me regañan por lo mismo, ¡es que no te tomas las pastillas!.
Bueno y que, si el dolor es mio y además no me quejo ni molesto, porque me voy a empastillar analgesicamente hablando.
A mi no me gusta que me duelan las cosas, pero tampoco tomar por tomar. Si tengo que hacer reposo, lo hago. Si tengo un tumor operable, me dejo operar. Si tengo una infección suceptible de curarse con un antibiotico, pues lo tomo.
Y si me duele, como en estos días, pues me aguanto que lo que no mata, engorda.
No es por ninguna cuestión mística ni masoca, es solo que el dolor no mata simplemente avisa. Tomo nota, pero no toma pastilla.
Y me gustaría saber porque nos han impuesto esa obligación de tomar pastillas para todo, no solo para lo que ya molesta sin llegar ni a doler. Si no para lo que hipoteticamente viene de camino.
Me refiero a esas preventivas para que no vaya a empezar a dolerte el órgano en cuestión. Esa pastillita que te tomas antes de salir a trabajar no vaya a ser que te de dolor de cabeza en el trabajo y no tengas tiempo de tomarla.
-¿Pero te duele la cabeza?
- Nooo, pero seguro que hoy me va a doler.
Y aqui lo dejo porque si no va a parecer "cinco horas con mario" por lo mucho que me extiendo en los comentarios.
Buen día doctor.
"El padeciente no entiende de organismo. Eso es cosa del profesional." cosa que creo, está cambiando.
Neuriwoman: yo nunca tomo analgésicos. He sufrido intervenciones dentarias de implantes, bastante agresivas. La cara se me inflamó, lógicamente, pero era un dolor entendible y soportable. La inflamación es la primera fase da la reparación de los tejidos. Normalmente el dolor, una vez que se ha controlado el agente agresivo, amaina y deja sólo una sensación piloto que nos indica que aquello debe reposar mientras se proceda a la reparación.
Saludos
Ddmx: en los temas que se tocan en este blog me temo que los padecientes no es que no entiendan sino que están instruidos en un modelo equivocado (el dolor se genera en los tejidos... desconocen la responsabilidad de las neuronas... creen que los calmantes actúan sobre el "centro del dolor... se resisten a aceptar el papel del cerebro...)
Todavía no me he encontrado con nadie en la consulta que esté mínimamente alfabetizado sobre dolor. Sí hay, en cambio, pacientes diabéticos perfectamente instruidos en diabetes.
Si te refieres a que la neuropedagogía empieza a dar sus frutos, estoy de acuerdo.
Saludos
mmmmmmmmmmm.....
Me encanta la analogía del flotador.
Para hacer pedagogía del dolor hay que ser precisamente eso, pedagógico. Arturo, la forma que tienes de explicar los conceptos y generar las ideas mentales, creo que es la clave del éxito en todo esto.
Tu blog no solo sirve para los pacientes, también enseña a hacer pedagogía (que no es fácil).
Creo que es una labor pionera muy valiosa. Hace falta un poco de orden en esto de la pedagogía en biología del dolor. Un modelo, manual, método a seguir sobre como enseñar a. Se pueden abstraer ideas de libros, artículos, blogs... pero no sobre el arte de aprender a enseñar. Y esto es lo suficientemente valioso como para merecerlo.
Ahí queda eso
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