Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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miércoles, 7 de julio de 2010

La ley del todo o nada



Tenemos cierta tendencia a digitalizar la realidad, clasificarla en o no, blanco o negro, cero o uno. Esta tendencia se expresa también en la ley del todo o nada aplicada a las respuestas de las neuronas. 

Nos han contado que las neuronas reciben en sus terminales estímulos que generan pequeñas corrientes locales, que estas pequeñas señales eléctricas son sumadas en tiempo y espacio y que sólo si la suma supera una cifra, un límite o umbral, se dispara el llamado potencial de acción, la señal integrada que se transmite inmodificada a lo largo del cable (axon) hasta otra conexión. 

La neurona pone precio a su excitación como lo hace una máquina de refrescos. Si las monedas no llegan al precio exigido no hay respuesta. 

En el modelo se da a entender que la máquina se queda con las monedas y que en cada intento debe partirse de cero. Si los céntimos de cada solicitud son insuficientes, se convierten en nada: 0,95=0,00. No hay refresco.

Realmente no es así. Los céntimos son algo. Según las circunstancias, el precio (umbral) de la activación neuronal cambia y aunque un primer intento con monedas (0,95) inferior a 1 no consiga el refresco, puede que ese intento insuficiente influya en el precio marcado para el siguiente. No sabemos cuánto nos pedirá esta vez la neurona y, probablemente no será 0,05, lo que faltaba para el 1. Puede, incluso, que el precio esta vez sea mayor y no baste el 1. Sólo sabemos que el precio de disparo varía en función de los intentos previos, es un precio plástico (plasticidad dependiente de actividad).

Los padecientes de dolor no se libran de la tendencia digital del todo o nada. 

- A mi esto no me funciona. Sigo igual. Voy a probar otra cosa. 

Esperan que las crisis de migraña no aparezcan o se disuelvan al aplicar la terapia o remedio propuesto. 

- Pensé en lo que me dijo. No tomé el calmante y me dije: "no está pasando nada, no tiene por qué doler..." pero me dolió igual que siempre...

La información para cambiar no ha llegado a la convicción exigida en los circuitos evaluativos y el cerebro ha seguido a su bola generando migrañas como siempre sin que nada de lo aprendido haya dejado, aparentemente, ninguna huella.

El mundo de la calderilla neuronal, de los estímulos que no llegan al umbral, es más importante de lo que pensamos. Existe el mundo del todo y la nada pero también opera el del casi todo y casi nada. Las neuronas no tiran nada, lo consideran todo. Nunca se sabe. No hay esfuerzos baldíos...

Un buen día las cosas han cambiado sin que sepamos por qué.

A Homo sapiens (ma non troppo) no le gusta quedarse sin saber el por qué de lo que le sucede. Necesita disponer de causas que expliquen nítidamente los efectos. Aborrece los céntimos de lo posible. Quiere certezas, conocer qués, cuándos y dóndes...

Para las neuronas los intentos casi son significativos. Su reiteración puede acabar siendo exitosa:

- No tengo mas que 0,90...

- Bueno... vale. No importa.

El aprendizaje, la plasticidad neuronal, el cambio de nivel de los umbrales, se alimenta de intentonas parciales, insuficientes, pero la reiteración va introduciendo cambios inapreciados del precio de disparo neuronal. Debemos seguir introduciendo las monedas disponibles con la confianza de que en cualquier momento el precio haya bajado y obtengamos la recompensa.

Puede incluso, que la neurona se dispare sóla, sin nuestro esfuerzo... Puede que regale el refresco... no exija monedas. Puede pasar del todo a la nada. Los desencadenantes migrañosos pueden convertirse en nada y las nuevas convicciones en todo...

Cada individuo es un universo distinto. Sus neuronas tienen unas leyes de disparo diferentes y oscilan de forma singular, según esté escrito el relato del pasado, presente y futuro de sus circuitos.

El saber ocupa siempre algún lugar, dispone de alguna ocasión aunque no podamos predecir y no debamos exigir el resultado... Depende de lo que suceda en el ámbito de la competición contra saberes de signo contrario... 

El cerebro es un hervidero de conflictos entre convicciones y relevancias de diverso signo. Nada de lo aprendido cae en saco roto.

La nada aparente es a veces el todo. 

  

5 comentarios:

Sol del Val dijo...

Fantástica entrada, como siempre. Reveladora, sencilla, comprensible para todos y tremendamente pedagógica.

Efectivamente los conocimientos nuevos se van acumulando paulatinamente hasta formar una creencia nueva en la que apoyarse. No es una creencia en el sentido de "creo en esto" como si el tema fuera cuestión de fe sino apoyada en una discilplina tan fascinante como la neurociencia.

Los aprendizajes pueden ser muy rápidos o algo más lentos, el camino no es fácil pero cada nueva migraña que se presenta es una oportunidad para aprender. Cada uno ha de encontrar su método, sus propias palabras, sus propias visualizaciones. Aunque no se consiga apagar las alarmas y el dolor continúe no hay que darse por vencidos el conocimiento se abrirá paso por algún camino nuevo y la migraña comenzará a verse de otro modo, con menos miedo, con más sensación de control.

Yo dejé de fumar hace diez años. Me sirvió enormemente nutrirme de conocimiento acerca de como funcionaba mi cerebro frente a la adicción, de qué modo me engañaba y cuáles eran los argumentos que me hacían volver a fumar de nuevo. Cambié la creencia, cambié los argumentos y no di de comer al monstruo que había convertido cada vez en más poderoso. Gané la guerra.

Con la migraña hay muchas batallas que pierdes al principio,se hacen menos numerosas y menos intensas con el tiempo, el cerebro va a aprendiendo. No es magia, ni sugestión, ni palabrería (aunque el parlamento neuronal se hace más intenso). Hay que seguir adelante, tener paciencia, continuar aprendiendo.

Todavía después de tres meses sigo perdiendo alguna batalla pero lo importante es que el enemigo es cada vez más pequeño, más débil, más insignificante. Le he ido dejando si armas, sin argumentos. Ya no tiene ni el chocolate, ni el plátano, ni la cerveza, ni el viento, ni el calor, ni la tensión, ni el ordenador, ni otros muchos métodos para asustarme, para atacarme.

Hay ocasiones en las que es necesario luchar contra una parte de nosotros mismos que nos desanima y nos trata de convencer de que en realidad esto no funcionará para nosotros, que no aprenderemos, que no somos tan hábiles como los demás para ver las cosas, para visualizar, para entender.

Hay que darse un voto de confianza y continuar hacia adelante, acumulando centimillos.
Saludos

LOURDES dijo...

Efectivamente las batallas pueden ganarse de una atacada- hay que estar muy certero- pero lo normal es que cada poso de conocimiento vaya calando aunque no nos demos cuenta.
Esta entrada del Dr. sirve para animar a muchos padecientes que duden sobre el aprendizaje como arma frente al dolor.
Yo hace ya cinco meses dejé de tener migrañas. Al principio me resultó muy facil; parecía que me sobraba calderilla para la máquina. Hace muy poco- a pesar de que no tengo migrañas: superados y olvidados los desencadenates múltiples- en un período de tensión nerviosa han aparecido dolores de cabeza "presuntamente vinculados" al cuello y ATM. Parece que los centimillos de conocimiento que yo había ido metiendo en la máquina dieron sus resultados pues tras un par de días hemos puesto orden racional.
Yo le gané rápido la batalla a la migraña, tras once años de cronificación, sin embargo en mi caso, puede que la memoria emocional apriete en determinados momentos –ya registrados por la red neuronal- , no obstante, hay que plantarse, defenderse ante un órgano equivocado, aunque parezca difícil con los conocimientos asentados ya sabes por donde te la juega.
Con todo ello, quiero decir que creo que una vez que lees, entiendes, crees y aplicas estos conocimientos ya dispones de una buena caja de herramientas para las averías o "desvaríos" cerebrales. Es pura convicción, como dice Sol, no es un acto de fe. Simplemente al leer y entender ya se está aportando algo nuevo a la red informática, y si se pone en práctica, se modifican ciertos programas y los virus tienden a desaparecer. Como se ha demostrado, la percepción del dolor, al igual que cualquier otra percepción que el cerebro proyecte a nuestra conciencia, está totalmente condicionada por el contexto social, las creencias y conocimientos que se han ido adquiriendo. Adquiramos un conocimiento válido y cierto sobre nuestro organismo –sano- y proyectémoslo sobre nuestra conciencia. Vayamos echando centimillos a la máquina poco a poco.
Saludos y muy ilustrativa la entrada. Me encanta.

Arturo Goicoechea dijo...

Sol y Lourdes. agradezco y aprecio profundamente vuestros comentarios. Creo que, desde la perspectiva de padecientes que luchan a golpe de racionalidad para recuperar el sosiego corporal ayudáis con vuestro testimonio a muchos visitantes en problemas.

Espero que cunda el ejemplo.

Gracias y saludos

Jaime dijo...

Hola Arturo:
Muy interesante esta entrada, especialmente hoy, (es de ayer pero la he leido hoy) dia del "desanimo"... Yo no padezco migrañas, al menos de las "normales", pero por lo que me has contado mis males tambien tienen que ver con esas neuronas confundidas, asi que puedo extrapolar todo esto a lo que a mi me pasa. Mi problema es que a veces me tiran mas otras cosas "aprendidas" o mal aprendidas... Mi abuela (nacida en el siglo XIX), tuvo en cierta ocasion una herida en un dedo, que no cicatrizaba demasiado bien, se abultaba, supongo que estaba infectada... Un dia me preguntó ¿esto será un cancer??? Creo que es un ejemplo de creerse una enfermedad simplemente por haber oido hablar de ella, sin fundamento ninguno mas que tener algo que no se sabe que es. Aunque sea un ejemplo muy tosco (realmente cierto), creo que algunas personas tambien enfermamos de oidas, y nos hacen creer tambien de oidas ciertas cosas: mi padre tiene migrañas de libro, y por eso los medicos me llaman migrañoso, creo que mas que un factor hereditario, es un aprendizaje inconsciente: Soy migrañoso, mi padre lo ha sido siempre. Asi que algun dia tendre migrañas... mi cerebro se lo cree, creo que esto es mas logico, en funcion de sus explicaciones que el tema "herencia". Aparte de esos "sintomas-alertas" de siempre (mareo, parestesia facial en al lado derecho, vista borrosa...) llevo unos dias que me duelen las manos... Y con el calor de hoy, el calor me va fatal (creencia aprendida...) hoy estoy peor, las "alertas-sintomas" estan disparadas. Sinceramente, espero, confio, ir acumulando moneditas, y desplazar esos miedos, el fantasma de una enfermedad conocida (esclerosis multiple...) se cierne sobre el cerebro asustado, sin saber incluso muy bien en que consiste, como el "cancer" de mi abuela...
Espero ganar la guerra, como Sol y Lourdes, gracias por vuestros testimonios, realmente es esperanzador ver que es asi, y que esto no tiene porque ser cronico-eterno.
Supongo que tambien influye en sentirme peor, estar empezando a mandar a paseo la farmacologia "antidepresiva-tranquilizante-muscular-riego-analgesica"... Puede que quitar los patines de la bicicleta del cerebro cause miedo, e incluso sea un riesgo (con resultado probable de caida), pero es la unica manera de que aprenda a andar en bicicleta libremente y sin dependencia... Por cierto, era mi deporte favorito, y tambien tardé mucho en aprenderlo, y he tenido mas satisfacciones que caidas.
Muchas gracias a los tres, por vuestras moneditas

inaki dijo...

Agradezco especialmente esta entrada por el mensaje esperanzador que transmite a todos aquellos (entre los que me cuento) que no hemos tenido el acierto de activar el efecto "ajá". Hoy mismo apenas he dormido por el intenso dolor de cabeza.

Cuando el programa se dispara una y otra vez a pesar de tener una absoluta certidumbre de lo insensato de la alarma acecha oportunista el desánimo que como un diablillo perverso pretende hacernos persistir en el engaño.

Ante esas situaciones es de vital importancia mantener la serenidad y la confianza y entender, como muy bien explicas en esta entrada, que hay guerras que sólo se ganan tras perder muchas batallas.

De fácil no tiene nada pero sencillamente no hay otra vía. Así pues gracias doctor una vez más por la luz que aportas.