Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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jueves, 29 de julio de 2010

Autoaversión





En condiciones normales nadie decide actuar contra sí mismo, autoafligirse.

Nadie se mete el dedo en el ojo. 

Hay un reflejo denominado "reflejo de amenaza palpebral". El párpado se cierra rápidamente ante estímulos sensoriales tactiles, visuales o auditivos potencialmente amenazantes. Si acercamos nuestra mano rápida y sorpresivamente al ojo ajeno se produce el cierre reflejo defensivo del párpado. La misma acción dirigida al ojo propio no induce ninguna respuesta. Puede probarlo.

El cerebro conoce el alcance, las consecuencias de sus órdenes motoras y sabe que la orden de acercar la mano al ojo propio es irrelevante, inofensiva. No puede tener las mismas seguridades respecto a las acciones ajenas.

Desde la fase embrionaria se va tomando la medida a las consecuencias de todos los patrones activados desde el propio circuito motor. Las consecuencias del YO motriz (el agente) están perfectamente controladas. El cerebro sensitivo sabe anticipadamente qué estímulos se van a producir ante cada acción decidida por el agente motriz. Si estas consecuencias sensitivas son irrelevantes se inhiben las respuestas motoras defensivas así como la percepción de posible amenaza, es decir, el dolor. 

El YO motriz, el agente, no debiera evaluarse como amenazante. Levantarse, sentarse, caminar, correr, saltar... es generalmente irrelevante para la integridad física de los tejidos. No genera su destrucción violenta (necrosis). El cerebro evaluativo debiera conceder el sello de in-ofensividad necrotizante a nuestras acciones cotidianas evitando así que la musculatura defensiva raquídea (por ejemplo) se contrajera preventivamente como una especie de párpado que protege la estructura osteoarticular.

Las autocaricias, autocosquillas y autoamenazas palpebrales no funcionan en la misma medida que las aplicadas por manos ajenas.

Con los estímulos agresivos sucede lo mismo. La autoaplicación (por ejemplo el autopinchazo) nociva genera menos percepción de dolor que la aplicación externa. La autoagencia es más confiada.

Cuando el cerebro evaluativo prefrontal valora amenaza atribuye a las acciones propias potencialidad de amenaza volviéndolas dolorosas.

Los pacientes esquizofrénicos no tienen bien construidas las fronteras de la agencia, el YO motriz. Ni siquiera delimitan con nitidez el YO pensante. Lo sienten ex-propiado. 

Los pacientes esquizofrénicos con alucinaciones sienten el mismo dolor con la autoaplicación de estímulos nocivos que con la aplicación de los mismos estímulos por manos ajenas. Sienten la propiedad del dolor, les duele a ellos pero no se activan los filtros de irrelevancia derivados del YO motriz. Las consecuencias de las acciones son interpretadas como producidas por la interferencia de un factor perturbador ajeno no como derivadas de una decisión soberana libre de uno mismo.

Los padecientes de dolor en ausencia de daño tienen un problema similar aunque referido al universo de la integridad física de los tejidos. 

En una crisis de migraña cualquier acción decidida se vuelve penada, reprobada. El cerebro evaluativo ha eliminado el sello de irrelevancia y todo está bajo sospecha. Mover la cabeza, oir, ver, oler... se vuelve intolerable. La cabeza está amenazada y eso hace que nada es fiable. Todo indica peligro. El individuo está expropiado. Está requisada la agencia. Hay algo perturbador que obliga a extremar las alertas. La cabeza es  vulnerable. Puede infectarse, desgarrarse algún delicado tejido interno. Todo ello puede derivarse de algún agente externo peligroso que ha entrado por vía digestiva. Puede que aún ande por el estómago. Nauseas, vómitos (lavado)...

Los padecientes de fibromialgia responden a la autoestimulación nociva como los esquizofrénicos con alucinaciones. No hay diferencia entre el dolor por auto y heteroaplicación (aplicación por mano ajena). 

El YO motriz, agente, está bajo sospecha, no porque vaya a proceder a autodestruirse con acciones suicidas sino porque el cerebro evaluativo considera que los tejidos son vulnerables por enfermedad. El cerebro evaluativo está equivocado pero actúa según su criterio.

- No me extraña que le duela. Tiene tres "hernias de disco", varios nervios pinzados... Tiene que muscularse, cuidar las posturas, dejar de coger pesos... Le conviene la natación, la ingravidez, pruebe con la astronáutica...

El cerebro evaluador impone la ley de la relevancia de cuanto pretende hacer el YO motriz. El organismo no está en condiciones para ser autorizado a moverse libremente. Necesita terapias, gimnasios, meditaciones, fármacos...

- ¿O sea que soy YO la que se produce el dolor?

- En absoluto. Usted no es la agente sino la padeciente. Hay algo interno que no le autoriza vivir (moverse). 

- Los huesos...

- No. El cortex prefrontal dorsolateral...

- ¿Y eso qué es?

3 comentarios:

Elsa dijo...

Yo debo confesar un pecado, y es que ayer ante la crisis de dolor menstrual horrosa...tomé los famosos ibuprofenos y ahora es cuando se presentará mi penitencia, seguir con este estúpido dolor que me produce mareo y naúseas...no es una crisis migrañosa pero es un dolor cerebral que "me toca los ovarios"...un saludito

Elsa dijo...

Despues de pasar la tragedia de ayer "con mis ibuprofenos" he decidido seguir la conversación con el habitante de mi cráneo, mi cerebro. Hoy me ha dejado en paz o al menos se ha convencido de que mi diálogo interior era correcto: "no pasa nada, no hay necrosis en tu tripa, no está justificado que duela"...

YO no sé (y doy gracias), como es eso de padecer migrañas frecuentes porque sólo he tenido una vez...pero entiendo la deseperación del padeciente de agarrarse a algo cuando el dolor intenta ganar la batalla y en mi caso, dejarme en la cama. Confieso que "más de una vez he pensado eso de...hoy no iría a trabajar con este dolor de tripa (y las nauseas, el mareo...)", pero lo mismo que reconozco mis pecados también reconozco el diálogo interior en mi caso, funciona y por ello animo a los padecientes a mantener una dialéctica con su fobocerebro y utilizar la acción para reforzar la convicción del "no pasa nada en mi cabeza, tripa...".

un aspecto que quería comentar respecto a este enfoque es yo Creo como psicóloga que la acción es un medio poderoso con el que dar argumentos al cerebro para reforzar las convicciones y creo por lo tanto que este enfoque es cognitivo en la medida en que está basado en como procesamos la información pero no debemos olvidar que el pensamiento es acción y que la acción es poderosa como instrumento de cambio.

un saludo



un saludo

Rubén Tovar dijo...

Gracias por esta entrada, ha sido francamente reveladora.
Recuerdo una paciente fibromiálgica, que entre sus peculiaridades, estaba la de sus cosquillas en los pies. Tenía una gran sensibilidad en los pies y simplemente intentar tocarlos era como si explotase el Krakatoa. Yo, por suerte, no tenía que hacerlo, pero los podólogos si. Recuerdo que para ellos también era muy llamativo. No era la primera persona que trataban con cosquillas en los pies,ni mucho menos, pero si con tal intensidad.
Lo curioso de la historia, era que ella también era incapaz de tocarse los pies,no veía el momento de introducir uno de sus dedo de la mano entre sus dedos de los pies. Tocarselas plantas de los pies. Iba al podológo para cortarse las uñas, pero no porque ella no se llegase, sino porque le provocaba la misma "grima" que si lo hiciese otra persona. Para los podólogos no era fácil, porque de pronto retiraba el pie de forma brusca y peligrosa.
Recuerdo haber pensado:
-pero si uno no puede hacerse cosquillas a si mismo...