- Tiene usted alergia al marisco. Debe evitarlo. Su sistema inmune evalúa que es peligroso.
- Pues me encanta.
- Eso lo hace aún más peligroso.
Profesionales y ciudadanos aceptan la explicación del error de evaluación de peligrosidad del sistema inmune como origen de la reacción defensiva innecesaria alérgica provocada por la centolla.
- Tiene usted migraña. Debe evitar comer chocolate, beber alcohol, queso curado... Tiene usted un cerebro anómalo por genética.
Profesionales y ciudadanos no están instruidos a considerar que la migraña y otros padecimientos afines aparecen por un error de evaluación de peligro por parte del sistema nervioso.
La centolla, el queso curado y los cambios de tiempo son todos absolutamente inofensivos pero nuestros dos sistemas defensivos los consideran un peligro y defienden al organismo. El sistema inmune activa la inflamación y el sistema nervioso diversos programas de alerta, el dolor es el más contundente.
El sistema inmune y nervioso velan por la evitación de la necrosis celular, la muerte violenta. El sistema inmune actúa cuando el organismo contacta con el agente o estado valorado como peligroso y el sistema nervioso actúa a distancia, en tiempo y espacio, cuando considera que existe peligro.
Los dos sistemas aprenden a catalogar el peligro a golpe de experiencia en carnes propias, cometiendo errores por exceso y por defecto.
El sistema nervioso aprende además por observación-imitación de sucesos ajenos y por instrucción de expertos a través del lenguaje.
El cerebro es el encargado de procesar todo el material informativo sobre peligros pasados, presentes y futuros, propios y ajenos y cada vez que sus oficinas predictivas temen lo peor (necrosis) activan las alarmas:
- Tiene usted migraña. Es el equivalente a la alergia en el sistema inmune. Su cerebro ve peligro en cosas irrelevantes, inofensivas y protege su cabeza contra la claridad, el queso, las variaciones hormonales, los viajes o el no probar bocado en unas horas.
- ¿O sea que es psicológico?
- En absoluto. Es neuronal, físico. La predicción de peligro es un proceso físico que desarrollan las neuronas, que son objetos físicos que recogen datos, los procesan y memorizan para reflexionar sobre ellos a todas horas mientras usted se dedica a sus cosas. En el momento menos pensado y más inoportuno puede saltar la alarma, obligándole a usted a ocuparse de su cabeza, a protegerla y hacerse las mismas preguntas que previamente se ha hecho su cerebro.
- ¿Me va a mandar algo contra el dolor?
- Podemos hacer algo mejor. Hacer ver al cerebro y a usted que hay un error de valoración de peligro y reprogramar las memorias probabilísticas. Es el mismo proceso que los alergólogos intentan conseguir con las vacunas: desensibilizar lo irrelevante.
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Es poco probable que se encuentre con un neurólogo que le dé una explicación así. Probablemente le diga lo de los genes, los estreses y demás y le recete unas pastillas...
El error evaluativo por defecto hace que a veces se nos cuelen agentes y estados peligrosos que burlan la vigilancia inmune y neuronal. De ahí vienen quemaduras, infecciones, cánceres, desgarros y machacamientos tisulares.
El error evaluativo por exceso hace que a veces se activen las alarmas como si diversos agentes y estados inofensivos fueran peligrosos.
El capítulo de la disfunción evaluativa neuronal es extenso. Es el más voluminoso de la atención sanitaria pero no está catalogado como tal sino bajo etiquetas confusas a veces humillantes.
¿Para cuándo los neurólogos harán lo mismo que sus colegas inmunólogos y se tomen en serio el trabajo evaluativo-defensivo de la red neuronal?
No tiene pinta de que sea pronto sino más bien tarde...
Los neurólogos viven de espaldas a la realidad de los avances en el conocimiento del trabajo neuronal. No les interesa lo que hacen ni para qué las ha seleccionado la evolución...
2 comentarios:
Una pregunta, y a lo mejor así me aclaro sobre este tema: ¿que sería lo psicológico, puesto que estas señalando lo que no sería?, ¿que es psicológico?, ¿consideras que nada lo es, es decir, todo es físico?.
Hace algún tiempo tuve en mis manos un libro de una psiquiatra, creo recordar, que decía que había que hablar con el organismo para sanarlo. Hacía una especie de técnica de la "silla vacía" y establecía un dialogo con su hígado, sus pulmones, y su cerebro también. La Dra. Adriana (Nana) Schnake, tiene una muy particular versión de la terapia de la Gestalt.
Tiene un par de libritos con unas cuantas ediciones vendidas, muy cuidados como producto (muy buena estética, e inmejorable material).
El dialogo que sostiene una enferma de cancer (un Hodgkin9 con su médula:
"¿Te gustaría conversar con tu médula?, preguntó la Nana, "Sé tu médula, con todo tu cuerpo...".
Y entonces yo-medula digo:"soy fraaaagil, soy delicada, muy delicada, soy blandita, soy valiosa porque calladita produzco, pero necesito mucha protección, lloro, soy muy vulnerable, muy creativa, silenciosa, necesito protección de los huesos....."
El libro se titula "enfermedad, síntoma y caracter. Dialogos gestálticos con el cuerpo". Nunca pensé cuando vi el libro que el título fuera tan literal. Pero el caso es que establece dialogos también con su cerebro.....
Yo entiendo que lo que tu planteas está muy alejado de esto, aunque me lo recordó y lo busqué por como lo expresas en ocasiones.
Saludos y una vez mas, muchas gracias por tu paciencia.
Jesús: creo que hablar con la médula ósea o el páncreas es un ejercicio absurdo pues no creo que podamos influir en su funcionamiento a través del lenguaje. Desde luesgo mis planteamientos no van por esos derroteros. Los considero, incluso, como una deformación-generalización peligrosa.
Los sentidos (externos e internos, no los cinco clásicos) son los receptores de lo que puede contener información sobre el entorno. Las neuronas aprnden contactando con la realidad pero también observando y escuchando-leyendo. Ese es su trabajo: recopilar información y procesarla hasta el infinito. De esas reflexiones neuronales se derivan percepciones, emociones y acciones orientadas a incitar y/o obligar al individuo a actuar de una determinada manera, anteponiendo a veces intereses de organismo, desde la óptica de lo que está sucediendo o, simplemente, se teme pueda suceder como probabilidad a veces ridícula (fóbica).
En ese terreno sí cabe el diálogo cerebro-consciencia-cerebro y la introducción de información opositora a la que está operando y generando problemas.
Saludos
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