Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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viernes, 5 de noviembre de 2010

Efecto antinocebo






Quién más, quién menos, ha oído hablar del efecto placebo. Decimos a un paciente que le damos un potente analgésico cuando en realidad le hemos dado una píldora de sacarina y, en bastantes ocasiones, el dolor cede. Hemos engañado al cerebro. Le hemos hecho creer que introducíamos un poderoso fármaco y ello ha bastado para que el cerebro haya desactivado el programa. El efecto placebo es un efecto creencia. La red neuronal cree que... Al producirse el efecto el individuo también lo cree...

En realidad al cerebro no le importa lo que suceda con el dolor. Lo que le preocupa es si los tejidos corren peligro. Si duele, es porque el cerebro ha decidido activar el programa dolor porque ha valorado amenaza, sea esta real o sólo imaginada. Si aportamos una terapia y el cerebro retira el dolor podemos deducir que el cerebro ha valorado la acción como algo que ha alejado el peligro o eliminado la necesidad de mantener la alerta con el dolor.

El efecto placebo es positivo para la sensación de bienestar del individuo e indiferente para la situación real de los tejidos. A un paciente con un infarto de miocardio podemos engañarle con suero fisiológico diciéndole que le hemos administrado un potente analgésico. El dolor puede ceder (efecto placebo) pero ello no quiere decir que la zona infartada haya mejorado. En el miocardio todo sigue igual.

El efecto engaño puede tener su contrapartida negativa. La información engañosa puede generar percepción de malestar, dolor, por ejemplo. Podemos aplicar una crema inerte al antebrazo diciendo que va a sensibilizar la piel y hacer, por tanto, que los estímulos nocivos producirán más dolor. En bastantes casos será así. El cerebro ha creído y ha adaptado los circuitos a la expectativa. Duele más.

Al efecto negativo  sobre el malestar, inducido por información engañosa de perjuicio se conoce como efecto nocebo.

El efecto nocebo hace que, aun  no sucediendo nada en una zona, pueda generarse malestar en ella a través de una creencia que atribuye amenaza.

- La humedad afecta a las articulaciones (creencia)

- Me duele la rodilla (efecto nocebo). Ha salido el día húmedo...

Hay dos maneras de contrarrestar el efecto nocebo:

1) Con un engaño de signo contrario: 

         - Me duele. Ha salido el día húmedo...

     - Tómate un antinflamatorio... (placebo impuro) o... tómate este "analgésico" (en realidad una cápsula con almidón..., es decir, un placebo puro)



2) Disolviendo la creencia errónea:

        -  Me duele. Ha salido el día húmedo...

        - Tu cerebro cree que la humedad es una amenaza para la rodilla. Está equivocado. Dile que deje de creer en esa falacia... Si lo consigues, te dejará de doler.

En muchas ocasiones la información políticamente correcta consigue insertar en la red expectativas y creencias nocébicas (por ejemplo, la de la humedad o los más de 150 desencadenantes de la migraña...). Cuando el efecto nocebo alcanza el umbral suficiente de creencia se activa el programa de alerta...

- Me duele. No tenía que haber bebido el zurito de cerveza... 

El padeciente se dispone a aplicarse el remedio.

- Tendré que tomarme el calmante (placebo impuro contra nocebo puro)

Cabría la segunda opción: 

- Me voy a tomar un zurito. Ya me han contado que si aparece la migraña es porque el cerebro...

Al disolver la creencia en la amenaza del zurito, el cerebro no activa el dolor... La padeciente ha conseguido tomarse un zurito sin que al cerebro le importe. El efecto nocebo se ha disuelto sin necesidad de aplicar un engaño placébico.

Les he contado una anécdota real, de la consulta de esta semana. La padeciente, una señora cincuentona, con migraña de muchos años que no podía evitarse echarse una minicaña de cerveza al gaznate, sistemáticamente lo pagaba con una crisis de migraña. Entendió las explicaciones y las aplicó. En un primer intento, fracasó. La migraña apareció, fiel a la provocación. Lo intentó conscientemente unos dias después y esta vez y otras siguientes no sucedió nada...

La información cría creencias nocébicas y la información (de signo contrario) puede disolverlas eliminando así el efecto nocebo.

Frente al nocebo... ¿placebo? No, gracias...

Información... Gracias...

14 comentarios:

Ani dijo...

Antes...cuando no habia adquirido los conocimientos del blog, solia decir: mis rodillas y los huesos de mi cuerpo suelen predecir el clima, amanecio mas o menos humedo, no necesito ver por la ventana.

Cuando aprendi que no tiene nada que ver una cosa con la otra, me fallan las predicciones del tiempo a cada rato.
Hoy amaneci con sensacion de hinchazon en ambas rodillas,hay un sol radiante alla afuera, no le dare gusto a mi cerebro... de quedarme en casa.

Me tendre que dar de baja del servicio de metereologia...de mi misma.

Un saludo

arturo goicoechea dijo...

Ani: cuando el cerebro pierde interés por algo perdemos la habilidad correspondiente. Se ha quedado sin barómetro y espero que, de paso, también sin dolor.

Saludos

Carlos dijo...

Mis dudas persistentes sobre el placebo van a la par que la idea práctica (o empeño vital) de mejorar. Ahora bien, hay aclaraciones que quizás ayuden a mejorar si el conocimiento claro ha de ser tan decisivo. Planteo aquí 3 dudas tras un tiempo de reflexión.

1. Placebo puro vs. impuro. En tu respuesta a mis dudas sobre el sumatriptán del otro día (pero en foro del 25ene10) me aclaraste que "placebo impuro" significaba que había ruido somático, suficiente para engatusar al cerebro. Placebo puro, en cambio significa placebo que no hace nada al cuerpo. Lo mismo en esta entrada. Sin embargo creo que en tu entrada sobre p. impuro vs puro (27jul10) la diferencia se refería a placebo-engaño vs. no-engaño. En este sentido, p. ej., homeopatia seria impuro porque se pretende medicamento (pero engaña al paciente), mientras que en el sentido de tu aclaración reciente, la homeopatia sería placebo puro porque no hace nada de nada al cuerpo. Mira si esto es así y estás manejando dos sentidos sutilmente distintos o estás fusionando los dos en uno o no he acabado de entenderlo. Es una cuestión terminológica sin importancia.
(cont.)

Carlos dijo...

2. Placebo silvestre vs. dirigido. Los éxitos de tus pacientes se deben a efecto placebo puro en cualquiera de los dos sentidos. Esto parece bien asentado y es el efecto buscado. Como buscamos el efecto de mejora etc. del dolor por cambio de la actividad cerebral y no por mor de ninguna actividad esotérica, decimos que no hay engaño y destacamos la relevancia terapéutica del efecto placebo. Un paciente que te sigue y que le sucede que mejora puede llegar a la conclusión que ha activado su efecto placebo. Sin embargo, puede que haya activado su efecto placebo por otros motivos (esto ya se ha discutido en otras entradas del blog): el entusiasmo, la esperanza, el encontrar algo nuevo... y no por la presunta educación neurológica o por hablarle al cerebro o negociar con él. La objección sería: todo es un placebo silvestre, pero no dirigido . Hay que admitir que en el mundo hay efecto placebo, es un hecho. Entre tus lectores lo hay, y debo admitir que también a mi me pasa. Ahora bien, pretender que ese placebo ha sido queriendo, ha sido dirigido, quizás sea demasiado. Ha venido después de tus enseñanzas, escritos, etc. pero hasta aquí "podemos leer". Sería como un caso de la falacia "post hoc, ergo propter hoc". El placebo actúa cuando le da la gana, viene cuando quiere, se agarra a detalles absurdos. Ṕor lo que cuenta el personal del blog de casos conocidos, hay gente que deja de tener migrañas sin entender un pimiento de fisiología del dolor. Si tengo fe que podré, quizás pueda, como el filtro de amor medieval que me da autoconfianza y acabo ligando con la princesa, etc. Pero en el fondo, nadie controla el placebo, no se puede introducir racionalidad en el cerebro a voluntad, y estarías promoviendo una ilusión de control, computarías los éxitos del placebo como éxitos de tu enfoque y los fracasos como fracasos del azar, de la diversidad individual, de las múltiples variables, etc. (Es una objeción teòrica: seguramente la has criticado antes. En la práctica haré santamente en seguir con tu propuesta).

3. Placebo indiscriminado vs. placebo del sistema nervioso. He comentado con un estudiante de medicina qué les cuentan en la facultad del placebo. Dice que dicen que se da placebo en todo, hasta en las enfermedades más increibles. Entonces, ¿por qué no en la alergia? También se podría beneficiar del placebo. Hablarle o tratar de convencer al sistema inmunitario (que comparas en el libro, graciosamente, a hablarle a una lagartija!) puede ser tan absurdo o tan eficaz como hablarle al sistema nervioso. Que el cerebro como tal sea más sensible a los propósitos de la mente que los pulmones o el corazón no me parece tan evidente de entrada... pero nos llevaría a la escabrosa discusión cerebro-mente... que es mejor dejar para otra. Así que, de momento, la objección es ésta: si el placebo es un efecto universal y indiscriminado, la migraña no tendría ningún privilegio.

A pesar de todo, y para tranquilizar a todo el mundo, debo decir que creo que esto funciona...
Saludos cordiales

Carlos dijo...

2. Placebo silvestre vs. dirigido. Los éxitos de tus pacientes se deben a efecto placebo puro en cualquiera de los dos sentidos. Esto parece bien asentado y es el efecto buscado. Como buscamos el efecto de mejora etc. del dolor por cambio de la actividad cerebral y no por mor de ninguna actividad esotérica, decimos que no hay engaño y destacamos la relevancia terapéutica del efecto placebo. Un paciente que te sigue y que le sucede que mejora puede llegar a la conclusión que ha activado su efecto placebo. Sin embargo, puede que haya activado su efecto placebo por otros motivos (esto ya se ha discutido en otras entradas del blog): el entusiasmo, la esperanza, el encontrar algo nuevo... y no por la presunta educación neurológica o por hablarle al cerebro o negociar con él. La objección sería: todo es un placebo silvestre, pero no dirigido . Hay que admitir que en el mundo hay efecto placebo, es un hecho. Entre tus lectores lo hay, y debo admitir que también a mi me pasa. Ahora bien, pretender que ese placebo ha sido queriendo, ha sido dirigido, quizás sea demasiado. Ha venido después de tus enseñanzas, escritos, etc. pero hasta aquí "podemos leer". Sería como un caso de la falacia "post hoc, ergo propter hoc". El placebo actúa cuando le da la gana, viene cuando quiere, se agarra a detalles absurdos. Ṕor lo que cuenta el personal del blog de casos conocidos, hay gente que deja de tener migrañas sin entender un pimiento de fisiología del dolor. Si tengo fe que podré, quizás pueda, como el filtro de amor medieval que me da autoconfianza y acabo ligando con la princesa, etc. Pero en el fondo, nadie controla el placebo, no se puede introducir racionalidad en el cerebro a voluntad, y estarías promoviendo una ilusión de control, computarías los éxitos del placebo como éxitos de tu enfoque y los fracasos como fracasos del azar, de la diversidad individual, de las múltiples variables, etc. (Es una objeción teòrica: seguramente la has criticado antes. En la práctica haré santamente en seguir con tu propuesta).
(cont.)

Carlos dijo...

2. Placebo silvestre vs. dirigido. Los éxitos de tus pacientes se deben a efecto placebo puro en cualquiera de los dos sentidos. Esto parece bien asentado y es el efecto buscado. Como buscamos el efecto de mejora etc. del dolor por cambio de la actividad cerebral y no por mor de ninguna actividad esotérica, decimos que no hay engaño y destacamos la relevancia terapéutica del efecto placebo. Un paciente que te sigue y que le sucede que mejora puede llegar a la conclusión que ha activado su efecto placebo. Sin embargo, puede que haya activado su efecto placebo por otros motivos (esto ya se ha discutido en otras entradas del blog): el entusiasmo, la esperanza, el encontrar algo nuevo... y no por la presunta educación neurológica o por hablarle al cerebro o negociar con él. La objección sería: todo es un placebo silvestre, pero no dirigido . Hay que admitir que en el mundo hay efecto placebo, es un hecho. Entre tus lectores lo hay, y debo admitir que también a mi me pasa. Ahora bien, pretender que ese placebo ha sido queriendo, ha sido dirigido, quizás sea demasiado. Ha venido después de tus enseñanzas, escritos, etc. pero hasta aquí "podemos leer". Sería como un caso de la falacia "post hoc, ergo propter hoc". El placebo actúa cuando le da la gana, viene cuando quiere, se agarra a detalles absurdos. Ṕor lo que cuenta el personal del blog de casos conocidos, hay gente que deja de tener migrañas sin entender un pimiento de fisiología del dolor. Si tengo fe que podré, quizás pueda, como el filtro de amor medieval que me da autoconfianza y acabo ligando con la princesa, etc. Pero en el fondo, nadie controla el placebo, no se puede introducir racionalidad en el cerebro a voluntad, y estarías promoviendo una ilusión de control, computarías los éxitos del placebo como éxitos de tu enfoque y los fracasos como fracasos del azar, de la diversidad individual, de las múltiples variables, etc. (Es una objeción teòrica: seguramente la has criticado antes. En la práctica haré santamente en seguir con tu propuesta).
(cont)

Carlos dijo...
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Carlos dijo...

2. Placebo silvestre vs. dirigido. Los éxitos de tus pacientes se deben a efecto placebo puro en cualquiera de los dos sentidos. Esto parece bien asentado y es el efecto buscado. Como buscamos el efecto de mejora etc. del dolor por cambio de la actividad cerebral y no por mor de ninguna actividad esotérica, decimos que no hay engaño y destacamos la relevancia terapéutica del efecto placebo. Un paciente que te sigue y que le sucede que mejora puede llegar a la conclusión que ha activado su efecto placebo. Sin embargo, puede que haya activado su efecto placebo por otros motivos (esto ya se ha discutido en otras entradas del blog): el entusiasmo, la esperanza, el encontrar algo nuevo... y no por la presunta educación neurológica o por hablarle al cerebro o negociar con él. La objección sería: todo es un placebo silvestre, pero no dirigido . Hay que admitir que en el mundo hay efecto placebo, es un hecho. Entre tus lectores lo hay, y debo admitir que también a mi me pasa. Ahora bien, pretender que ese placebo ha sido queriendo, ha sido dirigido, quizás sea demasiado. Ha venido después de tus enseñanzas, escritos, etc. pero hasta aquí "podemos leer". Sería como un caso de la falacia "post hoc, ergo propter hoc". El placebo actúa cuando le da la gana, viene cuando quiere, se agarra a detalles absurdos. Ṕor lo que cuenta el personal del blog de casos conocidos, hay gente que deja de tener migrañas sin entender un pimiento de fisiología del dolor. Si tengo fe que podré, quizás pueda, como el filtro de amor medieval que me da autoconfianza y acabo ligando con la princesa, etc. Pero en el fondo, nadie controla el placebo, no se puede introducir racionalidad en el cerebro a voluntad, y estarías promoviendo una ilusión de control, computarías los éxitos del placebo como éxitos de tu enfoque y los fracasos como fracasos del azar, de la diversidad individual, de las múltiples variables, etc. (Es una objeción teòrica: seguramente la has criticado antes. En la práctica haré santamente en seguir con tu propuesta).

Carlos dijo...

3. Placebo indiscriminado vs. placebo del sistema nervioso . He comentado con un estudiante de medicina qué les cuentan en la facultad del placebo. Dice que dicen que se da placebo en todo, hasta en las enfermedades más increibles. Entonces, ¿por qué no en la alergia? También se podría beneficiar del placebo. Hablarle o tratar de convencer al sistema inmunitario (que comparas en el libro, graciosamente, a hablarle a una lagartija!) puede ser tan absurdo o tan eficaz como hablarle al sistema nervioso. Que el cerebro como tal sea más sensible a los propósitos de la mente que los pulmones o el corazón no me parece tan evidente de entrada... pero nos llevaría a la escabrosa discusión cerebro-mente... que es mejor dejar para otra. Así que, de momento, la objección es ésta: si el placebo es un efecto universal y indiscriminado, la migraña no tendría ningún privilegio .

A pesar de todo, y para tranquilizar a todo el mundo, debo decir que creo que esto funciona...
Saludos cordiales

Arturo Goicoechea dijo...

Carlos: puede que haya dejado colarse cierta confusión sobre placebo:

Aclaro: placebo puro es aquel que no induce variación somática relevante por su cualidad intrínseca (es decir, no está condicionado y no tiene actividad físicoquímica per se)

Para mí la homeopatía es un placebo puro.

El término engaño se refiere a la intención del terapeuta o ealudosxperimentador de hacer creer que se aplica algo con un poder que evidentemente no tiene y que ello es sabido por el aplicador.

Existen, por tanto, todo tipo de combinaciones entre puro-impuro y con engaño o sin engaño.

S

arturo goicoechea dijo...

Carlos: paso al segundo apartado (silvestre versus dirigido)
2. Placebo silvestre vs. dirigido. Los éxitos de tus pacientes se deben a efecto placebo puro en cualquiera de los dos sentidos. Esto parece bien asentado y es el efecto buscado. Como buscamos el efecto de mejora etc. del dolor por cambio de la actividad cerebral y no por mor de ninguna actividad esotérica, decimos que no hay engaño y destacamos la relevancia terapéutica del efecto placebo. Un paciente que te sigue y que le sucede que mejora puede llegar a la conclusión que ha activado su efecto placebo. Sin embargo, puede que haya activado su efecto placebo por otros motivos (esto ya se ha discutido en otras entradas del blog): el entusiasmo, la esperanza, el encontrar algo nuevo... y no por la presunta educación neurológica o por hablarle al cerebro o negociar con él. La objección sería: todo es un placebo silvestre, pero no dirigido . Hay que admitir que en el mundo hay efecto placebo, es un hecho. Entre tus lectores lo hay, y debo admitir que también a mi me pasa. Ahora bien, pretender que ese placebo ha sido queriendo, ha sido dirigido, quizás sea demasiado. Ha venido después de tus enseñanzas, escritos, etc. pero hasta aquí "podemos leer". Sería como un caso de la falacia "post hoc, ergo propter hoc". El placebo actúa cuando le da la gana, viene cuando quiere, se agarra a detalles absurdos. Ṕor lo que cuenta el personal del blog de casos conocidos, hay gente que deja de tener migrañas sin entender un pimiento de fisiología del dolor. Si tengo fe que podré, quizás pueda, como el filtro de amor medieval que me da autoconfianza y acabo ligando con la princesa, etc. Pero en el fondo, nadie controla el placebo, no se puede introducir racionalidad en el cerebro a voluntad, y estarías promoviendo una ilusión de control, computarías los éxitos del placebo como éxitos de tu enfoque y los fracasos como fracasos del azar, de la diversidad individual, de las múltiples variables, etc. (Es una objeción teòrica: seguramente la has criticado antes. En la práctica haré santamente en seguir con tu propuesta).

3. Placebo indiscriminado vs. placebo del sistema nervioso. He comentado con un estudiante de medicina qué les cuentan en la facultad del placebo. Dice que dicen que se da placebo en todo, hasta en las enfermedades más increibles. Entonces, ¿por qué no en la alergia? También se podría beneficiar del placebo. Hablarle o tratar de convencer al sistema inmunitario (que comparas en el libro, graciosamente, a hablarle a una lagartija!) puede ser tan absurdo o tan eficaz como hablarle al sistema nervioso. Que el cerebro como tal sea más sensible a los propósitos de la mente que los pulmones o el corazón no me parece tan evidente de entrada... pero nos llevaría a la escabrosa discusión cerebro-mente... que es mejor dejar para otra. Así que, de momento, la objección es ésta: si el placebo es un efecto universal y indiscriminado, la migraña no tendría ningún privilegio.

A pesar de todo, y para tranquilizar a todo el mundo, debo decir que creo que esto funciona...
Saludos cordiales

Completamente de acuerdo. Hace tiempo que renuncié a sacar conclusiones.

arturo goicoechea dijo...

Carlos: respecto al segundo apartado (placebo silvestre versus dirigido) estoy completamente de acuerdo. Desde hace tiempo he renunciado a sacar conclusiones.
. Placebo silvestre vs. dirigido. Los éxitos de tus pacientes se deben a efecto placebo puro en cualquiera de los dos sentidos. Esto parece bien asentado y es el efecto buscado. Como buscamos el efecto de mejora etc. del dolor por cambio de la actividad cerebral y no por mor de ninguna actividad esotérica, decimos que no hay engaño y destacamos la relevancia terapéutica del efecto placebo. Un paciente que te sigue y que le sucede que mejora puede llegar a la conclusión que ha activado su efecto placebo. Sin embargo, puede que haya activado su efecto placebo por otros motivos (esto ya se ha discutido en otras entradas del blog): el entusiasmo, la esperanza, el encontrar algo nuevo... y no por la presunta educación neurológica o por hablarle al cerebro o negociar con él. La objección sería: todo es un placebo silvestre, pero no dirigido . Hay que admitir que en el mundo hay efecto placebo, es un hecho. Entre tus lectores lo hay, y debo admitir que también a mi me pasa. Ahora bien, pretender que ese placebo ha sido queriendo, ha sido dirigido, quizás sea demasiado. Ha venido después de tus enseñanzas, escritos, etc. pero hasta aquí "podemos leer". Sería como un caso de la falacia "post hoc, ergo propter hoc". El placebo actúa cuando le da la gana, viene cuando quiere, se agarra a detalles absurdos. Ṕor lo que cuenta el personal del blog de casos conocidos, hay gente que deja de tener migrañas sin entender un pimiento de fisiología del dolor. Si tengo fe que podré, quizás pueda, como el filtro de amor medieval que me da autoconfianza y acabo ligando con la princesa, etc. Pero en el fondo, nadie controla el placebo, no se puede introducir racionalidad en el cerebro a voluntad, y estarías promoviendo una ilusión de control, computarías los éxitos del placebo como éxitos de tu enfoque y los fracasos como fracasos del azar, de la diversidad individual, de las múltiples variables, etc. (Es una objeción teòrica: seguramente la has criticado antes. En la práctica haré santamente en seguir con tu propuesta).

3. Placebo indiscriminado vs. placebo del sistema nervioso. He comentado con un estudiante de medicina qué les cuentan en la facultad del placebo. Dice que dicen que se da placebo en todo, hasta en las enfermedades más increibles. Entonces, ¿por qué no en la alergia? También se podría beneficiar del placebo. Hablarle o tratar de convencer al sistema inmunitario (que comparas en el libro, graciosamente, a hablarle a una lagartija!) puede ser tan absurdo o tan eficaz como hablarle al sistema nervioso. Que el cerebro como tal sea más sensible a los propósitos de la mente que los pulmones o el corazón no me parece tan evidente de entrada... pero nos llevaría a la escabrosa discusión cerebro-mente... que es mejor dejar para otra. Así que, de momento, la objección es ésta: si el placebo es un efecto universal y indiscriminado, la migraña no tendría ningún privilegio.

A pesar de todo, y para tranquilizar a todo el mundo, debo decir que creo que esto funciona...
Saludos cordiales

arturo goicoechea dijo...

Carlos: respecto al apartado del placebo silvestre vfersus dirigido estoy absolutamente de acuerdo en cuanto dices.
Desde hace tiempo no saco conclusiones precipitadas sobre el proceso desarrollado después de la pedfagogía. No incurro en el post hoc ergo... aunque tampoco renuncio a que realmente algo hayamos conseguido

Saludos

arturo goicoechea dijo...

Carlos: finalizo con el placebo indiscriminado versus exclusivo sistema nervioso. Creo que lo placébico-nocébico puede modular todo. Es universal. Sin embargo el tema de la catalogación, la cualificación, es exclusiva de los sistemas celulares competentes. El sistema Inmune evalúa proteínas. Las neuronas no saben nada de eso. No pueden detectar gérmenes. Es lógico que no se pregunte a las neuronas si un aire con unas determinadas proteínas contiene gérmenes o polen... Sin embargo, una vez catalogado el polen como peligroso bastará una información sobre concentración o la visión de un campo de gramíneas para provocar estornudos.

No creo que con pedagogía se pueda descatalogar errores fuera del sistema nervioso pero sí modificar las respuestas (su disparo e intensidad) una vez está establecido el catálogo (erróneo)

La información en consulta es una información neuronal que comprenden y procesan las neuronas no otras estirpes celulares...

Saludos