Se puede tener un cáncer y encontrarse bien o estar sometido a un sufrimiento e invalidez considerables sin que los médicos encuentren pruebas de enfermedad. La Medicina no ofrece respuestas aceptables para esta última situación y recurre arbitrariamente a negar la realidad del sufrimiento, haciendo aún más insufrible el calvario de los pacientes. Este blog intenta aportar desde el conocimiento de la red neuronal un poco de luz a este confuso apartado de la patología.

We may have cancer and feel good, or be submitted to substantial disability and suffering without doctors finding any evidence of disease. Medicine gives no acceptable answers to the last situation and arbitrarily appeals to denying the reality of suffering, making the calvary of patients even more unbearable. This blog tries to contribute with the knowledge of the neuronal network, giving a little light to this confusing section of pathology.

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miércoles, 15 de septiembre de 2010

Cuénteme historias... / Tell me stories...



El dolor surge de una valoración cerebral de amenaza. Expresa la preocupación emocionada de que allí donde duele esté sucediendo o vaya a suceder algo terrible, algo con resultado de muerte celular violenta (necrosis).

El cerebro expresa sus estados emocionales a través de la función perceptiva: por ejemplo, proyecta dolor en un lugar, momento y circunstancia cuando teme que algo suceda allí, ahora y porque.... La historia del dolor es la historia del miedo cerebral, alimentado por sucesos reales y/o imaginados, propios y ajenos.

El padeciente es el único testigo de lo que le cuenta su cerebro. Si queremos entender el porqué del relato doliente cerebral debemos dejar que el padeciente nos hable de su dolor y creerlo a pies juntillas... Si el padeciente dice que tiene mucho dolor en todas partes, siempre, es que tiene mucho dolor, siempre, en todas partes y a partir de esa certeza debemos tratar de averiguar por qué su cerebro tiene miedo a que algo terrible pueda estar afectando o pueda afectar en cualquier momento a todo el aparato musculoesquelético.

- No le creo. No le puede doler todo, tanto y siempre... No puede ser que le siga doliendo con todos los calmantes que le he mandado...

Los profesionales hacen mal en ser unos descreídos. No hay otro testigo del cerebro que el padeciente. Si no le creen nunca conseguirán desentrañar las claves, la historia de por qué el cerebro del padeciente fué construyendo el miedo a la muerte de los tejidos. 

- Cuénteme...

- Erase una vez una columna... Erase una vez una pierna... Erase una vez una cabeza...

- Hábleme también de su cerebro... Erase una vez un cerebro...

- ¿?

No es fácil hacer ver a los padecientes la importancia de la historia cerebral. Cómo y por qué se fué construyendo el miedo neuronal.

- ¿Qué piensa del dolor? ¿A qué lo achaca? ¿Cómo imagina su columna cuando duele?

El dolor contiene siempre, además de la cualidad sufriente, un componente emocional de relevancia y una valoración sobre posibles orígenes.

- No pienso. Me duele.

Es frecuente la reticencia a confesar el ronroneo interpretativo, las reflexiones que envuelven automáticamente a la percepción de dolor. Los padecientes creen haber visto el plumero al profesional: "otro que piensa que duele porque pienso que me va a doler..."

La historia del dolor es a veces una historia de sucesos. Otras veces es una historia de interpretaciones erróneas, relevancias distorsionadas, falacias, miedos, dictámenes insostenibles de expertos...

La historia del dolor crónico es una historia del cerebro

Puede que algún día suceda...

- Cuénteme...

- Erase una vez mi cerebro y su YO...

Quién sabe...


***



Pain arises from a brain evaluation of threat. It expresses the concern that, where pain is, something terrible is happening or will happen, something with the result of violent cell death (necrosis).

The brain expresses its emotional states through perceptive function: for example, it projects pain in a place, time and circumstance when it fears that something will happen there and then. The pain history is the history of cerebral fear, fed by real and/or imagined events.

Sufferers are the only witnesses of what their brain tells them. If we want to understand the reason of cerebral pain, we must let sufferers tell us about their pain and believe it blindly. If the sufferers say they feel a lot of pain everywhere, always, it means they feel a lot of pain, always, everywhere. From that, we should try to figure out why their brain is afraid that something terrible may be affecting or may affect at any time all the muscle-skeletal system.

- I don’t believe you. You can’t feel pain everywhere and always. It can’t keep hurting after all those painkillers I prescribed you.

The professionals are wrong when they don’t believe the pacient. The sufferer is the only witness of the brain. If they don’t believe them, they will never get the keys to why the sufferer's brain built up fear of tissue death.

- Tell me ...

- There was once upon a time a column, once upon a time a leg, once upon a time a head...

- Tell me also about your brain. There was once upon a time a brain...

- ?

It’s not easy to make the patients see the importance of cerebral history. How and why the neuronal fear was built up.

- What about pain? What’s the reason for it? How do you imagine your spine when it hurts?

Pain always contains, besides the attribute of suffering, an emotional component of relevance and an evaluation of possible origins.

- I don’t think. It hurts.

Reluctance to admit the interpretative purr is frequent, the reflections that automatically involve the perception of pain. Sufferers think they have seen the professional’s intentions: "another one that thinks it hurts because I think it will hurt me..."

The history of pain is often a history of events. Other times it’s a history of misunderstandings, distorted relevances, fallacies, fears, unsustainable opinions of experts...

The history of chronic pain is a history of the brain.

Maybe someday it will happen ...

- Tell me ...

- There was once upon a time my brain and itself...

Who knows.

4 comentarios:

iMAM dijo...

Brillante, Arturo.

"Si queremos entender el porqué del relato doliente cerebral debemos dejar que el padeciente nos hable de su dolor y creerlo a pies juntillas..."

DEJAR y CREERLO, algo que muchas veces olvidamos.

Me gustaría, si puede ser, un poco más de detalle acerca del "ronroneo interpretativo" y de como convertir a nuestros padecientes en grandes literatos capaces de narrar esa historia cerebral con todo lujo de hipérboles, paradojas, comparaciones, metáforas y demás recursos...

Saludos.

Arturo Goicoechea dijo...

iMAM: El "ronroneo interpretativo anda por la antesala de la conciencia y hay que invitarle a que entre en lo consciente. Se exige un pequeño esfuerzo de atención. Se les puede ayudar a expresarse pero creo que los profesionales debemos valorar la importancia de las expectativas, miedos, creencias sobre tejidos... y hacerles ver que existe ese mundo interpretativo y que sería bueno que fueran conscientes de su existencia e importancia.

Relatar no es fácil ni para el paciente ni para el profesional pero, al menos, debe haber un intento.



Saludos

Jaime dijo...

Hola Arturo e iMAM:
A mi tambien me ha llamado la atencion el "ronroneo interpretativo", es mas, es algo que creo que esta en mi cabeza de continuo... Yo lo percibo como una especie de "miedo continuo, construido a partir de informaciones e imaginaciones..." Demasiada informacion, que imaginamos dentro de nuestras cabezas, de nuestras visceras, de nuestras cervicales... Otras veces, procede de la "no informacion", y se construyen realidades a traves de premisas absurdas o analogias con cosas que poco o nada tienen que ver con el cerebro. El resultado es una especie de niebla que dificulta bastante ver lo que hay detras. Curiosamente llevo unos dias con dificultad en la vision, no se si sera esa niebla, construida con informacion (deformacion del globo ocular por tumores y el resto de enfermedades terribles...), con "no informacion" (puede ser vista cansada, porque a veces tambien pican y escuecen los ojos, pero la hipotesis catastrofica se apodera del terreno...), o solamente niebla, ansiedad, miedo...
Sea lo que sea, existe, en el sentido de que yo lo percibo; como me parece entender, y en su dia me explicaste, Arturo, mi historia familiar, "patologica" y "miedologica" por diferentes circunstancias, ha llevado a mi cerebro a una "mieditis traumatica" que le hace construir mas miedos, mas interpretaciones, aumenta ese murmullo inquietante, ese "ronroneo interpretativo"... Y cuando el medico te dice "no tienes nada" o "esos son nervios", ayuda poco, la verdad, es mas, creo que fomenta ese ronroneo, por no tener respuestas concretas, pero si sigo asi creo que tendre que volver, a uno o a otro,(ibuprofeno o tranquilizantes...) con poco convencimiento...

Saludos


Jaime

Arturo Goicoechea dijo...

Jaime: parte del ronroneo incluye la propuesta de actuar de una determinada manera: "no seas tonto, tómate un tranquilizante o un calmante..." El cerebro incita a seguir las soluciones al alcance de la mano, tangibles, aunque sean pan para hoy y hambre para mañana.

Saludos